En los meses transcurridos de 2018 el capital de riesgo parece haber elegido un sector que enfrenta a la vez críticas de los consumidores y gran potencial de transformación: USD 2.000 millones han llegado a las startups de tecnología alimentaria en los Estados Unidos, mientras que en 2017 y 2016 las cifras se mantuvieron en USD 1.500.
La industria de la alimentación parece estar poniéndose al día luego de un atraso histórico en avances tecnológicos, según The Wall Street Journal (WSJ), pues los sectores como la agricultura se han contado entre los menos digitalizados del país. El periódico reseñó seis de las tecnologías más novedosas que podrían "tener un gran impacto en lo que comemos, y en cómo se hacen nuestros alimentos".
1. Comida impresa
Foodini (un juego de palabras entre la palabra alimento en inglés, food, y el ilusionista Harry Houdini) es una nueva tecnología que reemplaza los cartuchos de tinta para crear comida con una impresora 3-D. "Los restaurantes y las panaderías ya usan la máquina Foodini para realizar postres y guarniciones intrincados, y en un par de años estará disponible una versión para el hogar", según WSJ.
Lynette Kucsma, cofundadora de la empresa Natural Machines, que fabrica la Foodini, agregó que los nuevos modelos tendrán registros de contenidos de grasa y calorías para ajustar las creaciones. "La gente quiere saber qué hay en su plato y controlar su comida", dijo Kucsma sobre la impresora de alimentos que cuesta USD 4.000, pero que tendrá un precio menor en su versión no comercial.
También BeeHex creó una máquina similar, Chef 3D, que crea pizzas en la forma que desee el consumidor, al imprimir la masa, la salsa y el queso, y sólo requiere que se la hornee. El proyecto original se desarrolló con un subsidio de la NASA.
2. Proteína hecha de algas
Cuando, en pleno desierto de Nuevo México, se ve un oasis de agua verdeazul, no se trata de un espejismo: es la planta donde Iwi Life cultiva algas, plantas ricas en proteína y aceite omega 3. Cada vez más algas se emplean como ingrediente de camarones veganos, barras de proteínas y colorantes alimenticios.
"Es también una solución potencial para un dilema global sobre los alimentos", detalló WSJ. "El mundo se está quedando sin tierras donde criar animales para alimentación, dicen los expertos. Las algas crecen en agua salobre y en el desierto por la abundancia de sol y porque no necesitan agua fresca, lo cual podría dar un papel productivo a mucha tierra que no se usa".
En 2016 Iwi Life cultivaba algas para combustible; entonces el nuevo CEO, Miguel Calatayud, comenzó a utilizarlas para hacer suplementos de Omega 3. Ahora la empresa prepara barras de proteínas y batidos que espera comercializar en 2019.
Otras compañías son parte de la tendencia: Algama Foods trabaja en la mejora del sabor de su agua Springwave; Thrive produce aceite para cocinar; Good Catch, ofrece atún sin pescado y New Wave Foods tiene dos líneas exitosas de camarones de algas.
3. Códigos masticables
Cuando las personas caen enfermas con una infección por la comida, los restaurantes, los supermercados y las autoridades sanitarias pasan muchas dificultades para identificar el ingrediente contaminado lo más pronto posible. Una solución sería incluir en los productos "códigos de barra comestibles, una huella digital basada en el ADN, hecha para que se puedan rastrear los alimentos en minutos", según el periódico.
La tecnología, creada originalmente para simular un ataque biológico y rastrear los contaminantes en el sistema de subterráneos de la ciudad de Nueva York, pasó al campo comercial luego de un brote de listeria en melones en 2011, que inspiró a Anthony Zografos su uso en la seguridad alimentaria. Su compañía, SafeTraces, ahora la vende a granjeros, compañías de envasado y procesadores de comida.
"Los códigos de barra son invisibles, imperceptibles al gusto y seguros para su consumo", resumió WSJ. "Creados al combinar segmentos del ADN de algas en una firma única, se pueden aplicar a un alimento singular, como una manzana, o a un silo lleno de trigo para hacer harina".
4. Más frescos por más tiempo
El desperdicio de alimentos no sólo representa miles de millones de dólares anuales sino que también agota recursos como agua y energía, al mismo tiempo que en el mundo millones de personas pasan hambre. Una solución al problema apareció en el sedimento que queda en el fondo de las prensas de vino.
"Con subproductos orgánicos de la agricultura como la piel de las uvas, Apeel Sciences desarrolló una capa ultrafina que se puede aplicar a la superficie de las frutas. Demora la evaporación y la oxidación, fuerzas que finalmente hacen que la fruta se pudra", describió WSJ.
Según James Rogers, fundador y CEO de Apeel Sciences, la cobertura (que no tiene sabor ni afecta la salud) permite que los productos se mantengan frescos por un periodo hasta tres veces más largo. Los aguacates tratados con esta capa protectora ya se venden en importantes cadenas de supermercados, como Kroger y Costco. Pero la tecnología es efectiva en más de 25 frutas y vegetales, desde fresas hasta habichuelas.
5. Reconocimiento facial de vacas
"El mismo software utilizado para capturar peatones imprudentes en China y verificar la identidad de los pasajeros de aviones puede identificar vacas, utilizando sus caras y sus pieles", explicó el periódico. "A partir de ahí puede monitorear cuánto come y bebe cada animal y cómo actúa".
La tecnología de reconocimiento facial aplicada al ganado permite que los criadores reciban una alerta en sus teléfonos si una vaca deja de comer o beber como lo hace normalmente, para que puedan evaluar su salud.
La firma Cainthus, con sede en Dublín, ofrece el programa y los datos que recoge para que los ganaderos puedan tener un control más cercano de los animales, lo cual potencialmente mejora la producción y las ganancias. Sus cámaras se han instalado ya en distintos puntos de Canadá, Estados Unidos y Europa, en establos para hasta 14.000 reses.
El gigante Cargill acaba de invertir en Cainthus, con la idea de utilizar esta tecnología también en cerdos, aves de corral y peces.
6. La computadora de los alimentos
La iniciativa Open Agriculture, del Laboratorio de Medios del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT Media Lab) puede recrear en un espacio cerrado, como un contenedor, las características ambientales de cualquier cultivo, de manera tal que, por ejemplo, se puedan cultivar en Boston tomates con el sabor de los italianos.
En un ambiente controlado se ajustan cada una de las necesidades de las plantas: agua, temperatura del suelo, luz solar, minerales y hasta los químicos que les dejarían los insectos de su terreno ideal.
Ferrero, la empresa que produce Nutella, utiliza la tecnología. "El objetivo: encontrar nuevas regiones donde los cultivos puedan crecer imitando los climas", explicó WSJ. "Nutella busca nuevos lugares para cultivar avellanas porque la gran mayoría crece en Turquía, y cuando el clima daña las cosechas, como sucedió en 2014, los precios se disparan".
MÁS SOBRE ESTE TEMA: