La monarquía, con sus tradiciones arraigadas y promesas de poder vitalicio, ha sido históricamente símbolo de estabilidad y prestigio. Sin embargo, existen figuras reales que desafiaron este legado renunciando a sus títulos, poder e influencia. A continuación, repasamos las historias de ocho miembros de la realeza que decidieron abdicar o abandonar sus privilegios reales.
1. Princesa Mako Komuro: desafíos modernos en la monarquía japonesa
La princesa Mako de Akishino, hija del príncipe heredero de Japón Fumihito, renunció a su título real tras casarse con Kei Komuro, un abogado y plebeyo, en octubre de 2021. Según la estricta Ley de la Casa Imperial japonesa, las mujeres pierden su estatus real al contraer matrimonio con hombres fuera de la realeza, mientras que los hombres no enfrentan la misma restricción.
La pareja, que se conoció durante sus estudios universitarios, enfrentó críticas públicas y mediáticas debido a una disputa financiera que involucraba a la familia de Komuro. En un gesto sin precedentes, Mako rechazó la suma única de 140 millones de yenes que habitualmente se otorga a quienes abandonan la familia imperial. Tras su boda, ambos se mudaron a Nueva York, donde Kei continuó sus estudios y Mako tomó un puesto no remunerado en el Museo Metropolitano de Arte. Este episodio reavivó debates sobre las leyes de sucesión y la posición de las mujeres en la monarquía japonesa, cuya continuidad enfrenta desafíos significativos debido a la falta de herederos viables.
2. Amadeo I de España: un breve y turbulento reinado
Amadeo I, nacido en la casa italiana de Saboya, ocupó el trono español en 1870 tras la Revolución Gloriosa que depuso a Isabel II. Aunque su reinado prometía estabilidad, pronto se enfrentó a constantes levantamientos republicanos y conflictos internos que dificultaron el gobierno.
En febrero de 1873, tras menos de tres años de reinado, abdicó describiendo al pueblo español como “ingobernable”. Regresó a Italia y retomó su título de duque de Aosta. Más tarde, contrajo matrimonio con su sobrina, María Letizia Bonaparte, y vivió el resto de su vida lejos de los conflictos políticos que marcaron su breve paso por el trono español.
3. Princesa Cristina de los Países Bajos: amor y controversia
La princesa Cristina, hija menor de la reina Juliana, abandonó su derecho al trono neerlandés al casarse con Jorge Guillermo, un exiliado cubano y católico, en 1975. En ese momento, la religión de su esposo generó rechazo en algunos sectores de la sociedad, debido a la tradición protestante de la familia real holandesa.
Tras años de matrimonio, la pareja se divorció en 1996. Cristina, apasionada por la música, había vivido en Nueva York, enseñando bajo un alias, y regresó allí tras su separación. Su vida estuvo marcada por su independencia y el interés en las artes, alejándose progresivamente de las responsabilidades tradicionales de la realeza.
4. Diocleciano: el emperador romano que renunció al poder
Diocleciano, nacido de orígenes humildes, ascendió al poder como emperador de Roma en el año 284 d. C., estableciendo reformas que marcaron la historia del Imperio. Su gobierno fue clave para estabilizar la economía y la administración, aunque también estuvo manchado por la persecución de cristianos.
En el año 305 d. C., se convirtió en el primer emperador romano en abdicar voluntariamente, retirándose a Dalmacia, donde vivió cuidando su jardín. Pese a las súplicas de antiguos aliados que le pidieron regresar, Diocleciano permaneció fiel a su decisión, dedicándose a una vida pacífica hasta su muerte en 311 d. DO.
5. Cristina, reina de Suecia: arte y exilio
Cristina ascendió al trono sueco a los 18 años, tras la muerte de su padre en batalla. Conocida por su intelecto y su rechazo a las convenciones sociales, se negó a casarse, generando tensiones dentro de su corte. La pasión por las artes y la cultura definió su reinado, pero sus costumbres extravagantes y su conversión al catolicismo en un país predominantemente luterano culminaron en su abdicación en 1654.
Dejó Suecia para vivir en Roma, donde pasó el resto de su vida como mecenas cultural. Fue una personalidad compleja, independiente, influenciada solo por su amor por el conocimiento.
6. Princesa Ubol Ratana de Tailandia: un desafío a las tradiciones
Ubol Ratana, hija mayor del rey Bhumibol Adulyadej, renunció a su título real en 1972 al casarse con el estadounidense Peter Jensen. La unión, considerada inapropiada según las normas reales tailandesas, la aleja de sus deberes oficiales por casi tres décadas.
Tras su divorcio en 1998, regresó a Tailandia, donde retomó actividades públicas, incluyendo campañas sociales y representaciones en eventos oficiales. En 2019, provocó controversia al anunciar su candidatura a primera ministra, una decisión inédita que generó críticas de la familia real y el rechazo público del rey Rama X, su hermano menor.
7. Carlos V: un retiro monástico tras años de lucha
Carlos V, una figura central del Sacro Imperio Romano Germánico, se enfrentó a un reinado lleno de desafíos: desde enfrentamientos con Francia y el Imperio Otomano hasta las tensiones derivadas de la Reforma Protestante. Después de tres décadas de gobierno, abdicó en 1556, cediendo su vasto imperio a su hermano y su hijo.
Retirado al monasterio de Yuste en España, pasó sus últimos años en reclusión, afectado por la gota y otras dolencias. Su legado como gobernante perdura, marcado por los constantes esfuerzos por mantener la unidad de su imperio en tiempos de cambio y conflicto.
8. Rey Eduardo VIII: amor y controversia en el Reino Unido
Eduardo VIII abdicó en 1936, menos de un año después de asumir el trono, para casarse con Wallis Simpson, una socialité estadounidense divorciada dos veces. La decisión generó una crisis constitucional en el Reino Unido, ya que el matrimonio no era aceptable para la Iglesia Anglicana.
Eduardo y Wallis vivieron en el exilio, con el título de duques de Windsor. Su controvertido apoyo inicial al régimen nazi y sus frecuentes viajes internacionales alimentaron el escrutinio público. Eduardo murió en 1972. Su imagen quedó asociada a aquel sacrificio personal por amor, aunque también envuelta en polémica.
Las historias de estas figuras reales revelan cómo el poder y el privilegio pueden enfrentarse a los valores personales, el amor y las circunstancias históricas. Desde abdicar por amor hasta elegir una vida tranquila lejos de los deberes monárquicos, cada uno de ellos dejó su marca al desafiar el curso predeterminado de sus vidas reales.