En junio de 1960, tres princesas escandinavas, la Princesa Margarita de Dinamarca (quien sería la futura reina), la Princesa Astrid de Noruega y la Princesa Margaretha de Suecia, viajaron a los Estados Unidos en un vuelo pionero desde Copenhague a Los Ángeles. La visita de este trío real se transformó en un evento cultural único, especialmente cuando se encontraron con una de las mayores estrellas de la época: Elvis Presley.
Este encuentro, que ocurrió en los estudios Paramount donde Presley estaba filmando GI Blues, quedó marcado como una de las pocas ocasiones en que el “Rey del Rock” se reunió con miembros de la realeza europea.
El viaje de las princesas escandinavas
Durante su estancia en Los Ángeles, las princesas aprovecharon para sumergirse en la cultura hollywoodense y disfrutar de las atracciones más emblemáticas de California. En su itinerario, visitaron sitios turísticos como Sea World y Disneyland, además de asistir a varios eventos sociales.
Asimismo, se les presentó a importantes figuras del cine estadounidense, incluyendo a Dean Martin, Jerry Lewis y Shirley MacLaine. Fue en medio de esta agenda cargada de glamour y estrellas que ocurrió el esperado encuentro con Presley, quien en ese momento hacía una pausa en el rodaje de su película.
El Encanto y la Influencia Cultural de Elvis Presley
El fenómeno de Elvis Presley en la década de 1960 traspasaba fronteras y clases sociales. Con su atractivo característico y su habilidad para dominar las listas de éxitos, Presley se había ganado el título de “el Rey”. Su fama y carisma cautivaron tanto a sus fans en América como a la realeza europea, lo que demuestra la fuerza de su presencia en la cultura pop internacional.
Este encuentro fue emblemático de cómo Presley, sin haber salido de Estados Unidos o Canadá, pudo influir en personalidades de todos los rincones del mundo.
Cincuenta años después de aquel encuentro, la relación de Presley con la realeza escandinava volvió a surgir en la familia real danesa. En 2011, el Rey Federico de Dinamarca y su esposa, la Reina María, celebraron el nacimiento de sus gemelos, la Princesa Josefina y el Príncipe Vicente.
En una broma familiar que hizo referencia al cumpleaños compartido entre el cantante y su hijo, el Rey Federico sugirió en tono jocoso que uno de los gemelos podría llevar el nombre de Elvis. Este gesto reforzó, a través de la descendencia real, el recuerdo del insólito encuentro de la década de 1960 entre el Rey del Rock y la realeza europea.
La rechazada oportunidad de conocer a la Reina Isabel II
A pesar de su fama mundial, Elvis Presley no llegó a conocer a otras figuras de la realeza europea. En 1962, rechazó una invitación para actuar en el Royal Variety Show en el Reino Unido, un evento en el que posiblemente podría haber conocido a la Reina Isabel II.
Esta decisión, que llamó la atención de sus seguidores, se ha atribuido a varias razones, entre ellas su reluctancia a actuar fuera de los Estados Unidos.
Una de las teorías que explican por qué Presley nunca realizó presentaciones fuera de Estados Unidos o Canadá está relacionada con su representante, el Coronel Thomas Andrew Parker. Algunas fuentes sugieren que Parker era un inmigrante ilegal, lo que habría motivado su temor a salir del país por el riesgo de enfrentar problemas migratorios al intentar regresar.
Uno de los estudios más detallados sobre este tema se encuentra en el libro “Elvis and the Colonel: The Untold Story” de Alanna Nash. Esta situación fue un obstáculo para que Presley participara en eventos internacionales, limitando así su contacto directo con una audiencia global y oportunidades de encuentros con la realeza en Europa.