En un inusual acto conjunto en la Universidad de Londres, la reina Camila, de 77 años, y la princesa Ana, de 74, protagonizaron un momento que refleja el estricto cumplimiento del protocolo dentro de la familia real británica. Durante la ceremonia en la que la princesa Ana, como canciller de la universidad, entregó a su cuñada un doctorado honorario en literatura, Camila intentó cambiar las reglas de precedencia jerárquica, pero Ana no lo permitió.
La reina Camila, conocida por su inclinación hacia la informalidad, invitó a la princesa Ana a ingresar primero en la sala donde se reunirían con los otros recipientes del doctorado. Sin embargo, según informó The Daily Express, Ana, una estudiosa del protocolo real, sonrió cortésmente y declinó la invitación, permitiendo que Camila entrara antes, tal como dicta el orden de precedencia.
Este sistema jerárquico establece que la reina ocupa un rango superior en eventos oficiales, incluso frente a miembros de la familia real que nacieron en ella, como Ana.
Un doctorado honorario que celebra la pasión por la alfabetización
La ceremonia del 20 de noviembre destacó el trabajo de la reina Camila en la promoción de la alfabetización y la literatura, un compromiso que ha mantenido durante años como patrona de diversas organizaciones. Sir Mark Lowcock, presente en el evento, elogió su labor al describirla como una “servidora pública comprometida con gracia, compasión y energía incansable” y resaltó que este reconocimiento reflejaba su “pasión personal por el poder transformador de los libros”.
El doctorado honorario otorgado a Camila no es un caso aislado en la historia de la familia real británica. Según The Daily Mail, es la séptima integrante de la realeza que recibe tal distinción desde 1903. Figuras como el rey Jorge V y la reina María también fueron honrados por sus contribuciones culturales, uniéndose a una lista que incluye nombres ilustres como Sir Winston Churchill y Dame Judi Dench.
Protocolo real: una regla que Ana sigue al pie de la letra
El estricto protocolo real no solo marca la precedencia en eventos formales, sino que también es un símbolo de respeto hacia la jerarquía. La interacción entre Camila y Ana es un ejemplo de cómo estas reglas, a menudo percibidas como rígidas, tienen un papel importante en mantener la estructura dentro de la monarquía.
Aunque Ana nació dentro de la familia real, su posición cede ante la de Camila desde que esta asumió el título de reina consorte tras el ascenso de Carlos III al trono. La princesa Ana, sin embargo, mostró su lealtad a las normas con una actitud que equilibra el protocolo con la cercanía personal.
En el pasado, Ana ya había elogiado la adaptación de Camila a su rol en la familia real. En el documental Charles III: The Coronation de 2023, destacó la “extraordinaria comprensión de su papel” y su capacidad para manejar la responsabilidad como reina.
La salud de Camila: Una recuperación reciente
Antes de esta aparición pública, la reina Camila se ausentó de importantes actos oficiales debido a una infección respiratoria estacional. En el Día del Recuerdo, su lugar fue ocupado por la princesa de Gales, mientras que el Palacio de Buckingham informó que Camila seguía las recomendaciones médicas para garantizar su recuperación.
En su reaparición durante la ceremonia del Premio Booker, Camila expresó estar “en camino a la recuperación” tras la neumonía que enfrentó, y dejó en claro su entusiasmo por retomar la agenda.
El intento de Camila de romper el protocolo, aunque fallido, es un recordatorio de las tensiones entre modernidad y tradición en la familia real. Este balance es clave para mantener la relevancia de la monarquía en un mundo en constante cambio. Al mismo tiempo, actos como el otorgamiento del doctorado honorario resaltan la conexión de la realeza con temas culturales y sociales, mostrando cómo roles como el de Camila pueden adaptarse para reflejar una visión contemporánea del servicio público.