El príncipe William, heredero al trono británico, ha protagonizado numerosos titulares a lo largo de su vida, y no solo por su posición dentro de la realeza. Durante una reciente visita a Irlanda del Norte, volvió a conectar, aunque brevemente, con una afición que había dejado atrás hace años: las motos. Este evento no solo destacó su interés personal, sino también las decisiones que tomó a lo largo de los años debido a su familia y su rol público.
La pasión por las motos y el cambio por la familia
En su juventud, el príncipe William mostró gran entusiasmo por las motos, describiéndolas como una manera de conectarse con amigos y disfrutar de aventuras en grupo. Sin embargo, este pasatiempo se convirtió en motivo de preocupación para su esposa, Kate Middleton, quien lo expresó abiertamente en 2015. “Siempre me llena de horror cuando sale en ella. Me aterra”, comentó la princesa de Gales durante una visita a Dundee, Escocia, donde también expresó su esperanza de que sus hijos no sigan los pasos de su padre en esta afición, según Hellomagazine.
El impacto de la paternidad jugó un papel importante en la decisión del príncipe. En 2018, tras el nacimiento de su tercer hijo, declaró públicamente: “Soy padre de tres. Tengo que calmarme un poco”. Este cambio ilustra cómo las prioridades familiares y las responsabilidades reales han influido en su estilo de vida.
La historia de William y las motos encapsula un balance entre sus intereses personales y sus responsabilidades como miembro de la familia real. Al mismo tiempo, su visita a Irlanda del Norte subraya su compromiso con causas sociales y económicas que impactan significativamente en la región.
Una experiencia virtual en Irlanda del Norte
El 14 de noviembre, durante su visita al Ulster University’s Belfast City Campus, William participó en una experiencia virtual en la que condujo una moto estacionaria a través de un paisaje digital que simulaba el desierto de Arizona. Entre risas, comentó: “Cualquier excusa para subirme a una motocicleta”. Asimismo, destacó la experiencia como “increíblemente realista”.
Aunque fue un momento breve, su interacción con el simulador capturó la atención del público y recordó sus días como motociclista activo. El gesto también permitió al príncipe conectar con los avances tecnológicos en la educación y las industrias creativas, una de las prioridades de su visita.
Apoyo a las iniciativas sociales y la creatividad
La visita de William a Irlanda del Norte no se limitó a la nostalgia. En su primer destino, que fue The Foyer (un centro que brinda alojamiento temporal a jóvenes sin hogar), el príncipe promovió la iniciativa Homewards, que busca erradicar la falta de vivienda en el Reino Unido.
Posteriormente, en la universidad, resaltó el papel clave de las industrias creativas en la región, que generan más de 1.700 millones de dólares anuales y emplean a más de 24 mil personas. Uno de los puntos destacados fue el futuro Studio Ulster, un complejo de 91 millones de dólares que abrirá sus puertas en 2025.
Este estudio representa un paso importante para consolidar a Irlanda del Norte como un centro global de producción audiovisual.
El recorrido incluyó un momento informal que resonó en las redes sociales. Mientras exploraba el campus, William grabó un mensaje en el teléfono de una estudiante para su amiga, quien no pudo asistir al evento. Con humor, dijo: “Leslie, siento mucho que lleguemos tarde”. Este gesto, aunque sencillo, mostró una faceta accesible del príncipe que conecta con el público más joven.