En 2025, el Palacio de Buckingham, símbolo de la realeza británica, abrirá sus puertas como nunca antes, permitiendo a los visitantes acceder a través de sus icónicas puertas frontales y cruzar el mismo patio donde se celebran recepciones y eventos oficiales de la monarquía. Esta nueva apertura representa un paso sin precedentes en la política de acceso público impulsada por el rey Carlos III, quien busca acercar la institución a la gente, transformando espacios históricamente privados en puntos de encuentro con el patrimonio y la cultura británicos.
Para quienes se aventuren a explorar el palacio el próximo año, la experiencia promete ser una inmersión en la historia y en el esplendor arquitectónico y decorativo de la monarquía. La iniciativa está a cargo de la Royal Collection Trust (RCT), que planea abrir el acceso durante el invierno y la primavera, meses en los que el Palacio generalmente permanece cerrado a turistas. Con un costo de 90 libras, los visitantes podrán recorrer el ala este del Palacio, un área que ha sido restaurada recientemente y que, por primera vez, será accesible al público.
La experiencia en el Ala Este
Construida entre 1847 y 1849 durante el reinado de la reina Victoria, el ala este del Palacio de Buckingham se diseñó originalmente para acomodar a su creciente familia. Este sector destaca no solo por su arquitectura victoriana, sino también por el intrincado y exótico estilo de decoración chino que caracteriza a varios de sus salones. El mobiliario y decoraciones en el ala este provienen en gran parte del Pabellón Real de Brighton, que fue vendido para financiar las ampliaciones en el Palacio de Buckingham. En aquel entonces, se trasladaron desde Brighton 143 envíos de mobiliario, porcelanas y adornos orientales en carretas de artillería, piezas que hoy forman parte esencial del decorado en el ala este.
Algunos de los espacios más destacados en el recorrido son el Salón Amarillo y el Centro de la Galería Principal, adornados con piezas de porcelana china, budas de incienso, y un impresionante candelabro de cristal en forma de flor de loto, que ha sido cuidadosamente restaurado. En el Salón Amarillo, los visitantes encontrarán una chimenea inspirada en el estilo oriental del pabellón de Brighton, junto con una gran estructura dorada que sostiene una cornisa de cortinas y que, junto a algunas piezas de papel tapiz encontradas en los archivos, refuerza la estética china del lugar. La Reina Victoria y su consorte, el príncipe Alberto, fueron quienes originalmente amueblaron estos salones, adquiriendo una valiosa colección de porcelana, sillas y mesas que siguen presentes en la decoración actual.
Durante el recorrido, los visitantes también podrán transitar por el pasillo principal del ala este, una impresionante galería de 240 pies de largo que conecta varios de los salones de estilo chino, y donde se encuentran algunas de las obras de arte más significativas de la colección real. Este corredor, adornado con piezas de porcelana y obras pictóricas de gran valor histórico, culmina en el centro de la galería, donde se exponen dos colgaduras de seda imperial china del siglo XVIII, regaladas a la Reina Victoria por el emperador Guangxu en 1897, para conmemorar su Jubileo de Diamante.
Una de las experiencias más esperadas es la oportunidad de caminar por el mismo patio delantero por el que ingresan los dignatarios y altos funcionarios en eventos reales. Según informa la RCT, los turistas podrán entrar por la puerta principal y acceder al patio, tal como lo hacen los invitados en las ceremonias oficiales de la familia real, una oportunidad única de experimentar el recorrido ceremonial de la realeza.
Además de los espacios abiertos en el ala este, los visitantes tendrán vistas inigualables hacia The Mall, la histórica avenida que conecta el Palacio con el monumento del Almirantazgo y Trafalgar Square. Si bien no se permitirá el acceso al balcón principal, donde la familia real se reúne para saludar a la multitud en ocasiones especiales, la oportunidad de observar de cerca este icónico espacio real será uno de los grandes atractivos de la visita.
Obras y nuevas políticas de accesibilidad
El palacio ha sido objeto de una ambiciosa renovación valorada en 369 millones de libras desde 2017. Las obras han implicado la actualización de sistemas de cableado, fontanería y calefacción, algunos de los cuales databan de los años 40 y 50. Además, durante las reparaciones, se descubrió la presencia de asbesto y daños estructurales que han requerido un gasto adicional. La restauración del ala este, que debía estar lista mucho antes, se completó con dos años de retraso y un 78% de sobrecoste, una situación que la Oficina Nacional de Auditoría (NAO) ha descrito como “previsible” debido a la antigüedad y las características de los materiales.
A pesar de los contratiempos y desafíos, la NAO ha destacado la gestión efectiva del proyecto, el cual ha conseguido mantenerse en su presupuesto total. “Si estos riesgos se manejan eficazmente, el resultado representará un buen valor para el dinero”, indicó Gareth Davies, jefe de la NAO, en un reciente informe.
Con una visión de hacer la experiencia accesible a un público más amplio, la RCT también ha anunciado tarifas de entrada reducidas a solo una libra para ciertos visitantes, como aquellos que reciben ayudas estatales. Estas entradas permitirán el acceso a Windsor y al Palacio de Holyroodhouse en Edimburgo entre enero y abril, promoviendo así un acercamiento más inclusivo a las residencias reales.
Este nuevo programa de visitas y accesibilidad demuestra el esfuerzo de la monarquía por acercarse al pueblo en un momento en que el rol de la institución es cada vez más debatido. Al abrir las puertas del Palacio de Buckingham, Carlos III parece decidido a modernizar la institución y a mostrar que la historia y el patrimonio real pueden y deben ser compartidos con el público.