El príncipe Harry y Meghan Markle, duques de Sussex, han sorprendido con su decisión de adquirir una residencia en Portugal. Tras su salida de la familia real británica en 2020 y su posterior mudanza a Estados Unidos, parecía que la pareja había encontrado en California un lugar donde establecerse.
Sin embargo, según declaraciones recientes de Grant Harrold, quien fuera mayordomo del rey Carlos III, la vida en Estados Unidos no ha sido como ellos la habían imaginado. “Quizás la vida en Estados Unidos no era lo que pensaban que sería, y eso podría estar empujándolos a establecerse más cerca del Reino Unido”, afirmó Harrold en entrevista con el New York Post.
Esta decisión de mudarse a Europa podría significar un intento de acercarse a su país natal, aunque no necesariamente de regresar a la vida en la familia real británica.
Según Harrold, el cambio de residencia no sería tan inusual. Muchos que buscan nuevos horizontes en el extranjero regresan a sus raíces, y esta podría ser una forma de que Harry y Meghan busquen el equilibrio entre su independencia y un acercamiento geográfico y familiar con los Windsor. Además, Harrold cree que este movimiento a Europa podría interpretarse como una señal de que los Sussex están “acercándose en dirección del Reino Unido”.
Desde la perspectiva del ex mayordomo, la adquisición de una propiedad en Portugal podría ser un paso estratégico para que los duques reevalúen su posición y su relación con la familia real, aunque manteniendo la distancia necesaria para preservar su independencia.
El nuevo hogar que Harry y Meghan están adquiriendo se encuentra en CostaTerra Golf and Ocean Club, un exclusivo complejo residencial en la región de Alentejo, a unos 130 kilómetros al sur de Lisboa. La propiedad, que habría costado más de 4,7 millones de dólares, está ubicada en un entorno que combina lujo y privacidad, dos elementos fundamentales para la pareja.
Este desarrollo, que cuenta con 300 viviendas de alta gama, incluye instalaciones deportivas y de ocio que garantizan privacidad y seguridad, aspectos que Harry y Meghan valoran especialmente dado el alto nivel de atención mediática que reciben.
Además, la región de Alentejo posee un clima similar al de Montecito, en California, lo que les permitiría disfrutar de un ambiente parecido al de su actual residencia en Estados Unidos.
Otra ventaja de esta mudanza a Portugal es la proximidad a la familia real. En el mismo complejo también reside Princess Eugenie junto a su esposo Jack Brooksbank y sus hijos, quienes comparten una estrecha relación con los Sussex. Brooksbank trabaja para el empresario inmobiliario Mike Meldman, desarrollador de este proyecto, lo que habría facilitado la adquisición de la propiedad por parte de Harry y Meghan.
Las motivaciones detrás de este cambio de continente podrían incluir aspectos logísticos. Según la información de Daily Mail, Meghan habría mostrado preocupación de que la familia real busque influir en Harry para una reintegración sin ella. Tener una base en Europa, especialmente en un país tan cercano al Reino Unido, permitiría a Meghan acompañar a Harry y a sus hijos, Archie y Lilibet, en sus visitas al entorno familiar británico sin perder la sensación de independencia que ha sido central en su vida tras dejar la familia real. Una fuente cercana a los Sussex comentó a The Sun que Meghan considera “prudente” este cambio y que planea “dar su visto bueno” a futuras visitas al rey Carlos III siempre que el entorno de seguridad sea el adecuado.
A pesar de los rumores de mudanza, el plan de Harry y Meghan de consolidar su vida profesional parece mantenerse. Harrold explicó al New York Post que las actividades de la pareja pueden continuar sin problemas desde cualquier parte del mundo. Meghan ha estado trabajando en su marca de estilo de vida, American Riviera Orchard, cuyo lanzamiento está en pausa debido a problemas legales con el registro de la marca. La residencia en Portugal no afectaría estos proyectos, ya que los Sussex pueden operar sus negocios en un ámbito global.