Durante una reciente visita a Gales, el príncipe William compartió un tierno vistazo a la vida cotidiana de sus hijos: reveló los intereses de la princesa Charlotte y compartió una anécdota de la relación entre hermanos que tiene con los príncipes George y Louis. En su paso por la escuela primaria Swiss Valley, el Príncipe de Gales conversó con estudiantes locales sobre su familia, heredera de la corona británica.
Uno de los momentos más conmovedores de la visita fue cuando Ruby Davies, una niña de 10 años que había ganado un concurso de recitación en el festival cultural galés Urdd Eisteddfod, le entregó al príncipe William un regalo especial: pulseras de la amistad en un sobre rosa, pensadas para sus hijos, probablemente para George y Charlotte.
William agradeció el gesto y anticipó que a sus hijos les encantaría. Este detalle cobra aún más relevancia debido a la tendencia actual, popularizada por la cantante Taylor Swift, de intercambiar “pulseras de la amistad” entre sus fanáticos en sus conciertos, una tradición a la que Charlotte ya parece haberse sumado durante The Eras Tour, cuando la artista estadounidense se presentó en Londres y la fue a escuchar.
Fue precisamente durante la conversación con Ruby que el príncipe William habló de los pasatiempos de su hija de nueve años, la princesa Charlotte, y destacó su pasión por el baile y la actuación.
Tras recibir las pulseras de la amistad, el hijo mayor del rey Carlos III bromeó diciendo que iba a mantenerlas alejadas de Louis, el menor de sus tres niños, ya que probablemente intentaría apropiarse de ellas, como suele hacer con otros objetos de su hermana mayor.
El amor por la danza: un legado familiar
El amor por el baile de la princesa Charlotte no solo es un pasatiempo moderno, sino que parece estar conectado con una herencia familiar especial. Se cree que Charlotte ha heredado esta pasión de su difunta abuela, la princesa Diana, quien también tenía una profunda afición por la danza. Diana, que tomó clases de ballet entre 1981 y 1989, encontraba en el baile un refugio emocional, según relató su profesora de danza, Anne Allan.
Allan contó que, en ocasiones, Diana aprovechaba sus clases para hablar sobre sus problemas personales, encontrando en la danza un espacio para ser auténtica y vulnerable. Esta conexión entre generaciones subraya cómo la danza sigue siendo una forma significativa de expresión para las mujeres de la familia real británica.
La visita del príncipe William a la escuela, en Llanelli, sirvió para fortalecer la relación especial de Williams con el lugar, en tanto príncipe de Gales. Durante su recorrido, aprovechó la oportunidad para interactuar con la comunidad local y celebrar la cultura galesa.
Kate y William: una educación sin privilegios
Kate Middleton y el príncipe William, conocidos por su cercanía y compromiso con la educación de sus tres hijos, han sido claros en su enfoque estricto y equilibrado. Los príncipes de Gales no desean que sus hijos reciban un trato especial en la escuela, prefiriendo que se les considere como a cualquier otro niño. Esta postura busca asegurar que George, Charlotte y Louis crezcan con una base de respeto y humildad, a pesar de sus títulos reales.
De acuerdo con informes revelados por The Sun, Kate Middleton ha implementado estrategias efectivas para mantener el orden y la armonía en casa. Una de las frases clave para conseguir que sus hijos obedezcan es: “Vamos a tomarnos un descanso”. Esta técnica es parte de una disciplina sin gritos, donde cualquier insinuación de gritar entre los hermanos se resuelve retirando al niño involucrado en la pelea o altercado para hablar con calma. Los príncipes de Gales consideran fundamental que sus hijos crezcan siguiendo un protocolo que respete tanto el reinado británico como la sofisticación que se espera de ellos.