Las ballenas y los elefantes disfrutan del abuelazgo y lo ejercen a pleno

A las hembras de esas especies, el fenómeno de la menopausia les permite ejercer el cuidado de los nietos ayudando a las madres

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La creencia más popular y asentada en la ciencia, durante mucho tiempo, fue que los seres humanos constituían la única especie en la que las hembras vivían muchos años después de dejar de ovular (REUTERS)
La creencia más popular y asentada en la ciencia, durante mucho tiempo, fue que los seres humanos constituían la única especie en la que las hembras vivían muchos años después de dejar de ovular (REUTERS)

Hasta el momento de este descubrimiento, el mundo científico pensaba que los animales silvestres, aquellos que no dependen del ser humano para su supervivencia, no vivían mucho más allá de su etapa reproductiva. Estaban para reproducirse y, cumplido esto, sobrevenía la decadencia y la muerte.

Sin embargo, al examinar múltiples animales exhaustivamente encontraron que algunas especies de ballena, dejaban de ovular alrededor de los 36 años, pero vivían unos 14 años más. Algo así como la menopausia de las ballenas, hallada en aquel entonces, por primera vez en un animal no humano.

La primera reacción fue escepticismo que se desmoronó cuando se fue ampliando a otros cetáceos demostrando que existía un sentido claro para la presencia de esa condición.

En otros grandes mamíferos, sobre todo en elefantes, la menopausia o mejor dicho la distancia reproductiva entre ciclos y su inhibición con la lactancia les permitió desarrollar, sobre todo a las hembras, la condición de abuelas que ejerciendo de matronas ayudaban en el parto y colaboraban en la crianza del pequeño gigante recién nacido.

En otros grandes mamíferos, sobre todo en elefantes, la menopausia o mejor dicho la distancia reproductiva entre ciclos y su inhibición con la lactancia les permitió desarrollar, sobre todo a las hembras, la condición de abuelas (REUTERS)
En otros grandes mamíferos, sobre todo en elefantes, la menopausia o mejor dicho la distancia reproductiva entre ciclos y su inhibición con la lactancia les permitió desarrollar, sobre todo a las hembras, la condición de abuelas (REUTERS)

La creencia más popular y asentada en la ciencia, durante mucho tiempo, fue que los seres humanos constituían la única especie en la que las hembras vivían muchos años después de dejar de ovular, y esto era considerado como un avance evolutivo de la especie a partir de la concepción de la institución del abuelazgo, con su implicancia cuidadora y colaboradora en aras de la conservación de la especie.

Por otra parte, en muchos de los casos de los cetáceos tomados como modelo, su estudio sustentable ha debido llevarse a cabo equilibrando las presiones entre las tradiciones de los pueblos originarios sobre ellas y su conservación, una polémica que sigue siendo apasionante y extremadamente política.

A pesar de ello, en la actualidad, se han llevado a cabo muchas investigaciones sobre la menopausia en muchos cetáceos dentados, incluidas las orcas.

Sabemos por investigaciones recientes que la existencia de abuelas, es decir, de individuos que viven varios años después de su periodo fértil, mejora sin duda la supervivencia de los nietos y nietas. Podría ser esta la explicación más lógica y sencilla de la existencia de una estrategia natural como la menopausia y su ventaja evolutiva.

Sin lugar a dudas, es una reflexión hermosa que jerarquiza un vínculo que más allá de lo cultural y afectivo en el ser humano, y que tendría un profundo sentido biológico de supervivencia de la especie que da pie a futuras investigaciones dejando algunos interrogantes
Sin lugar a dudas, es una reflexión hermosa que jerarquiza un vínculo que más allá de lo cultural y afectivo en el ser humano, y que tendría un profundo sentido biológico de supervivencia de la especie que da pie a futuras investigaciones dejando algunos interrogantes

En un estudio reciente, se ha comprobado en las orcas que cuando existen las abuelas, sobreviven más nietos que cuando las hembras mueren al pie de abandonar su etapa reproductiva.

Sin lugar a dudas, es una reflexión hermosa que jerarquiza un vínculo que más allá de lo cultural y afectivo en el ser humano, y que tendría un profundo sentido biológico de supervivencia de la especie que da pie a futuras investigaciones dejando algunos interrogantes.

Además, investigadores de la Escuela de Ciencias Biológicas de Bristol recopilaron datos que demuestran que las jirafas pasan el 30% de su vida en un estado post reproductivo, un elevado porcentaje que es equiparable a otras especies con estructuras sociales muy complejas y cuidados cooperativos, como se mencionó, los elefantes y las orcas, que pasan el 23% y el 35% de sus vidas, respectivamente, en un estado post-reproductivo.

Investigadores de la Escuela de Ciencias Biológicas de Bristol recopilaron datos que demuestran que las jirafas pasan el 30% de su vida en un estado post reproductivo
Investigadores de la Escuela de Ciencias Biológicas de Bristol recopilaron datos que demuestran que las jirafas pasan el 30% de su vida en un estado post reproductivo

Los científicos observaron que la presencia de hembras posmenopáusicas ofrece beneficios de supervivencia a la descendencia. En los mamíferos, incluidos los humanos, esto se conoce como la “hipótesis de la abuela”, que sugiere que las hembras viven mucho más allá de la menopausia para poder ayudar a criar generaciones sucesivas y asegurar así la preservación de sus genes.

Entre ellos: ¿hasta qué punto las abuelas son realmente el resultado evolutivo para mejorar el bienestar de la especie humana? ¿Tendrán el mismo papel benefactor, con la misma intensidad y efectividad las abuelas de las ballenas, de los elefantes y las jirafas?

*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.

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