La Patrulla Antiestrés está integrada por Aretha y Pompei, de 9 y 5 años, como protagonistas excluyentes (también por un entrenador y por una persona del área de la salud). Ambas, de raza labrador, la primera chocolate, y negra su compañera, están entrenadas para trabajar en espacios terapéuticos. Son algo así como dos profesionales de los mimos.
Ya la ciencia a probado que los animales de compañía, sean perros o gatos, son terapéuticos. Por ejemplo, según los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH por sus siglas en inglés), el vínculo con las mascotas puede tener un impacto positivo en la salud y bienestar porque reducen el estrés, estimulan el estado de ánimo, alivian la soledad y aumentan la oportunidad de socialización.
En el caso de los aeropuertos las situaciones de estrés son habituales. Entre las miles de personas que pasa por esos espacios cada día hay quienes tienen miedo a volar, es decir que sufren aerofobia, una condición que padece 1 de cada 3 personas. Se trata de un miedo originado, generalmente, por la posibilidad de sufrir un accidente. También hay personas que han perdido un vuelo, a quienes se los han cancelado, las que deben esperar horas por demoras de cualquier tipo o por escalas que se hacen interminables y las posibilidades siguen.
En ese contexto, en las últimas vacaciones de invierno se llevó a cabo una prueba piloto en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza, entre Aeropuertos Argentina 2000 y la asociación Bocalán Argentina, dedicada al entrenamiento y entrega de perros de asistencia y para terapias.
La Patrulla Antiestrés es el primer programa en aeropuertos de Argentina orientado a acompañar a los pasajeros en los momentos previos al viaje, para ayudarlos a reducir los sentimientos negativos que pueden surgir, a través del acompañamiento de perros entrenador para asistir en este tipo de situaciones.
Aretha y Pompei fueron conducidas por Margarita Ziade, directora de Bocalán y profesional de la salud, y un técnico en Intervenciones Asistidas con Animales, durante 4 intervenciones de 2 horas. “El objetivo del programa era brindarles un plus a los pasajeros que están a la espera de subirse a un avión”, explicó la responsable de la de la asociación a Infobae.
Así fue la experiencia en el aeropuerto
Durante las 4 jornadas el grupo encontró “personas que estaban tranquilas, personas que estaban ansiosas, estresadas, angustiadas, había muchas familias con niños. Ya es una situación estresante el viajar y, a su vez también, se les habían cancelado vuelos de un día para el otro”, detalló Ziade. Y recordó: “había mucha gente que estaba viajando por alguna enfermedad, o una causa que no era placentera. Uno se imagina que viajar es irse de vacaciones y la verdad es que no siempre es así”.
La experiencia fue “muy linda”, agregó, porque el grupo se encontró con “gente que amaba a las animales y estaba angustiada o estresada y vio a los perros y se acercó porque era una oportunidad para relajarse, para descontextualizar un poco de esa situación”.
Algunas personas “estaban solas y se produjo un momento de comunicación e interacción. Familias con niños que también estaban super estresados porque habían perdido vuelos. Niños que vieron los perros y se pusieron muy contentos y jugaron con ellos. Personas mayores que nos decían ‘yo me estoy yendo de viaje y estoy dejando a mi perro o estoy volviendo a mi casa y me voy a encontrar con mi mascota y eso les generaba una sensación de bienestar”.
“Lo que yo puedo rescatar de todas las interacciones es que siempre, sea la motivación que sea, la causa que fuese que estuviese sintiendo esa personas logramos una sensación de bienestar, que era el objetivo. Que la persona durante ese lapso mientras interaccionaba con el perro se descontextualizara y se olvidara un poco de la angustia, del estrés, la ansiedad que le podía generar el vuelo y la situación”, resumió.
Con los perros como vehículo, “la gente se abre, te cuenta sus experiencias. Notamos que quienes interactuaron con la patrulla lograron relajarse y emocionarse al conocer a nuestros perros. Desde la experiencia del pasajero, todo lo que nos compartieron fue positivo. Los pasajeros pasaron un momento agradable y principalmente, por un rato, se olvidaron del momento por el que estaban pasando. No tuvimos ni uno solo comentario negativo, ni una reacción negativa, todo lo contrario, fue super positivo”.
Durante las 4 jornadas más de un centenar de personas conocieron y acariciaron a Aretha y Pompei, cuando recorrían las salas de embarque de cada terminal, por lo que se encontraron, no sólo con pasajeros, sino también con empleados del aeropuerto que también se acercaron a acariciarlas.
Los perros y su entrenamiento
Las labradoras de esta Patrulla Antiestrés “no son perros de asistencia, sino que son perros que trabajan en distintos espacios terapéuticos. Son perros que son seleccionados y entrenados para poder trabajar en diversas situaciones con diversas poblaciones y están acostumbrados a espacios públicos, sea en hospitales, centros de rehabilitación, a trabajar con personas con diferentes desafíos y características”, contó Ziade.
Además, aclaró que las perras disfrutaron de su experiencia en el aeropuerto porque no fue una situación novedosa para ninguna de las dos, “al contrario fue una situación muy relajante porque recibieron caricias y mimos de las personas que estaban a la espera de poder viajar”.
“Especialmente para este programa buscamos perros que fueran muy tranquilos y que disfrutaran muchísimo de las caricias porque hay otros perros que no están tan interesados en los mimos sino en actividades más activas”, señaló.
Bocalán se dedica a distintos tipos de entrenamientos que incluye “perros de asistencia, perros para terapia, perros que trabajan en situación mixtas” que son útiles en “intervenciones o apoyos terapéuticos, pero en espacios públicos”. Este último tipo de adiestramiento fue el que recibieron Aretha y Pompei, “es un intermedio entre un perro de asistencia y un perro de terapia. Estos perros tienen un entrenamiento específico para trabajar en diversas situaciones y con diversas poblaciones”, explicó.
Por esos son ejemplares seleccionados, educados y entrenados “para brindar apoyo a las personas en situaciones de estrés, ansiedad y angustia”, como es el caso de las perras que formaron parte del operativo del aeropuerto, donde intervinieron con una interacción lúdica con las personas para que pudieran relajarse y “recudir los sentimientos negativos que suelen suelen surgir en los momentos previos a subirse a un avión”, manifestó.
Aerofobia
Ziade explicó que muchas personas que circulan por los aeropuertos se ven obligadas a viajar, pero le temen. La aerofobia, dijo, “es un miedo que enfrentan muchas personas al subirse a un avión y que causa un intenso sufrimiento a quien lo padece, siendo la ansiedad la forma más frecuente de manifestarlo. En los casos más graves, la persona puede llegar a tener ataques de pánico antes de subirse al avión, o incluso, al sólo pensar en tener que hacerlo. La aerofobia deriva en que muchas personas se nieguen a viajar en avión, es por eso que desde Bocalán entrenan perros que puedan acompañar y ayudar a estas personas a enfrentar su temor a volar”, remarcó.
La directora de Bocalán puntualizó que, si bien la prueba se realizó sólo en las vacaciones del invierno, “el aeropuerto tiene el interés de seguir con el proyecto”, pero aún queda pendiente generar interés en un “patrocinador”, dijo, que pueda solventar los gastos que implica por lo que, señaló, esperan seguir adelante en un tiempo más.
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