En las calles de Amsterdam son muy pocos los animales ñatos que se ven paseando pues en los Países Bajos no se permite la cría de ciertas razas, como el Pequinés, el Lasha Apso o el Boston Terrier, una medida a la que sumó hace unos meses Noruega con los Cavalier King Charles Spaniel y los Bulldogs ingleses y franceses.
La razón es evitar la proliferación de animales que, por sus características, buscadas genéticamente de forma deliberada por los propios criadores, ven muy deteriorada su calidad y esperanza de vida.
Los perros ñatos o braquicéfalos tiene características muy marcadas, que en algunos casos constituyen una patología de desviación genética, que el favor popular ha impulsado a destacarlas a pesar de sus inconvenientes conexos.
Entre estas características negativas están la cabeza grande y achatada, el hocico muy corto y con pliegues, el paladar blando y alargado, las patologías respiratorias correlativas a su estructura, el hecho de no poder aparearse naturalmente debiendo recurrir a la inseminación artificial para concebir, el nacer casi exclusivamente por cesárea, entre otras muchas peculiaridades negativas.
En este amplio “club” de razas que han llegado a un extremo indeseable estructural están los Cavalier King Charles Spaniel, los Bulldogs ingleses y franceses, los Bóxer o los Pug, entre otros muchos.
Si son así es porque somos nosotros, los seres humanos, quienes hemos fomentado a lo largo de décadas de forma deliberada esos rasgos extremos jugando con la consanguinidad y criterios de selección, motivados por la demanda, ignorando de las consecuencias.
El problema radica en que esas características seleccionadas son altamente negativas para el bienestar de los animales. El Bulldog inglés y el francés ofrecen un ejemplo claro: suelen presentar problemas respiratorios y digestivos, de deambulación por la presencia de vértebras no desarrolladas en su totalidad, les cuesta regular su temperatura corporal, tienden a padecer sobrepeso y la forma de sus cuerpos los condiciona en la reproducción debiendo recurrir a la inseminación para hacerlos concebir y luego paren por cesárea.
El riesgo de sufrir algunas de las dolencias apuntadas es más del doble que en cualquier otra raza. Un dato alarmante es que la esperanza de vida de los perros braquicéfalos es hasta 4,5 años inferior que la de otras razas más longevas. En los Bulldogs solo el 10% supera los ocho años de edad.
Muchas de las características problemáticas de estas razas, como una cara muy plana, los pliegues faciales profundos y la respiración dificultosa y ruidosa, son percibidas por muchas personas como características deseables, lamentablemente.
Se debería priorizar el bienestar de los animales y redefinir lo deseable en estas razas, de lo contrario se estaría colaborando en claras acciones de maltrato animal .
En algunos países de Europa, como Países Bajos y Noruega cortaron por lo sano y prohibieron la cría de ciertas razas, porque llegaron a la conclusión que alentar el nacimiento de Bull Dog Inglés, Bull Dog Francés y Cavalier King Charles viola los principios y las leyes vigentes de Bienestar Animal.
La otra posibilidad podría ser regular dejando de fomentar las características más extremas para lograr que los nuevos ejemplares que nazcan lo hagan con mayor calidad y esperanza de vida.
En ese proceso, es un factor clave del cambio, el crear conciencia en los criadores y en el público. Se espera que los resultados de estas investigaciones desalienten la cría y compra de animales con conformaciones extremas y que inciten a promover un cambio hacia una crianza de estas razas más racional con una salud natural mejorada.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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