Es bueno, en principio, hablar de las limitaciones y los alcances del paseo. No todos los perros son iguales: algunos aguantan los paseos mejor que otros y nunca es conveniente forzarlos.
Si se los saca a hacer ejercicio, es importante empezar poco a poco, como si hubiese un calentamiento previo, y no dejar que se lancen a la carrera en cuanto puedan, porque esto puede derivar en lesiones, al igual que en los humanos.
Si observamos rengueras o manqueras u otro signo como el lamido excesivo de extremidades, apatía a la hora del paseo, dificultad para levantarse o echarse, se debe acudir de inmediato al veterinario porque pueden existir problemas como artritis o artrosis, por ejemplo, que muchas veces pasan desapercibidos o muestran pocos síntomas en sus fases incipientes, en el descanso y que se agudizan con el ejercicio.
Tratándolas a tiempo pueden mejorar mucho la calidad de vida del animal y seguir disfrutando de su paseo sin problemas.
Es muy importante incentivar a nuestro perro a la hora del paseo si muestra desgano.
La mayoría se pondrá muy feliz y activo, tomando al paseo como una oportunidad de renovar olores y enterarse las noticias más frescas del barrio a través de las fragancias de paredes y árboles.
Algo así como leer las noticias para nosotros
En cualquier caso, tenemos que tener presente que es importante que los perros se muevan, al igual que sucede con las personas.
¿Cómo los animamos a hacerlo si nuestro perro es especialmente perezoso?
Es importante que mantengan una actividad física constante, dado que el sedentarismo a ellos les afecta igual de negativamente que a nosotros.
Pero tampoco debemos de forzarlos excesivamente
A un perro que no le guste pasear difícilmente vamos a poder convencerle, pero podemos intentarlo saliendo a pasear como otro perro “amigo”, con juguetes, o premiándolo de vez en cuando.
Aunque depende de la raza, de la contextura, la edad y el estado físico en general, como mínimo deberían salir unas tres veces al día, siendo al menos una de esas tres veces un paseo largo, mínimo de 30-40 minutos.
Si al perro no le gusta correr no hace falta forzarlo, puede pasear con la correa y disfrutar de nuestra compañía, oliendo cada rincón del paseo, que para él suele ser bastante estimulante.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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