Los gatos son individuos y como tales, experimentan, viven y, a veces, sufren la edad de maneras diferentes. Afortunadamente, los avances en el cuidado médico felino han ayudado a extender la vida normal esperada del gato doméstico.
Hoy en día, si bien no es común que los gatos vivan 20 años o más, es aceptable que la vida felina promedio se considere entre 13 y 15 años. Esto es particularmente cierto en el gato de adentro, como se dice hoy en día, el “indoor cat”.
Proporcionar un buen cuidado médico a tu gato a través de todas las etapas de la vida es el mejor medio para asegurar una vida plena y duradera.
El envejecimiento es un proceso natural, que produce cambios en el metabolismo del cuerpo, el balance hormonal y la percepción sensorial. Todos nos volvemos viejos, lo importante es no hacernos viejos, forzando para mal un resultado.
La vida pasa factura en cuanto a los cuidados que tengamos sobre ella y, en el caso de nuestro gato, somos nosotros responsables del tipo y la calidad de vida que le demos. En función de ello será el resultado de la esperanza de vida en cuanto a calidad y cantidad.
La edad trae consigo la declinación gradual de la actividad metabólica del cuerpo. Una menor tolerancia a la medicación, la inhabilidad de regular la temperatura del cuerpo, la disminución de las necesidades calóricas, y disminución de la inmunidad a las enfermedades acompañan a esta declinación.
La degeneración progresiva de los órganos encargados de las funciones hormonales (Ej.: tiroides, glándulas suprarrenales, páncreas, y riñones) puede dar lugar a enfermedades asociadas (ej.: hipo- o hipertiroidismo, hipo- o hiperadrenocorticismo, diabetes mellitus ). La capacidad de gusto, olfato, oído y vista también disminuye con la edad.
Las manifestaciones físicas y de comportamiento pueden reflejar algunos de estos cambios corporales. Las manifestaciones físicas pueden incluir una progresiva pérdida de brillo de los ojos; afinamiento del pelaje; mayor sensibilidad al frío; piel flácida; espina dorsal y caderas prominentes; endurecimiento de las articulaciones; encanecimiento del hocico; atrofia muscular; y sordera.
En su comportamiento, el gato viejo es menos tolerante a los cambios ambientales, duerme más y es menos activo, y hasta puede parecer más irritable. Una vez que alcanzan los ocho o nueve años de edad, los gatos son más susceptibles a las enfermedades asociadas al envejecimiento.
Por lo tanto, es recomendable hacer que gatos más viejos sean controlados anualmente o más a menudo por un veterinario.
Es en esa edad en la que se produce el desbalance oxidativo: los radicales libres (compuestos oxidantes producto natural, del metabolismo) le ganan a los antioxidantes que el cuerpo produce para neutralizarlos y evitar el daño celular y de los tejidos que producen. Por ello, desde esa edad es bueno darle a nuestro gato antioxidantes prescritos por nuestro veterinario de confianza.
Es recomendable que a cada visita al veterinario se hagan exámenes de sangre, orina y heces del gato. También el mantener actualizadas las vacunaciones ayudará a proteger a su gato contra la panleucopenia, enfermedades respiratorias, leucemia felina y rabia.
* El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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