Los secretos más oscuros del espía británico Kim Philby vuelven a salir a la luz tras la reciente desclasificación de documentos del Archivo Nacional del Reino Unido.
Los nuevos documentos -detalla The Independent-detallan la asombrosa carrera del agente doble más famoso de la historia, cuya traición moldeó el curso de la Guerra Fría y dejó un legado de deslealtades personales y políticas.
Philby, miembro del grupo conocido como los Cinco de Cambridge, trabajó durante casi tres décadas como agente soviético infiltrado en MI6, el servicio de inteligencia exterior británico.
Para sus colegas, era un profesional intachable; para Moscú, un activo inestimable. Pero su traición no se limitó a su país: uno de sus actos más dolorosos fue el engaño hacia su amigo cercano y compañero en el espionaje, Nicholas Elliott, a quien usó como herramienta en su plan de escape definitivo.
El origen de la traición: un joven comunista en Cambridge
Los nuevos documentos revelan que la relación de Philby con la Unión Soviética comenzó en 1934, cuando, como joven comunista, fue reclutado por un agente llamado “Otto”.
Este encuentro, promovido por su esposa de entonces, Lizzy, marcó el inicio de una doble vida. En el seno de los servicios secretos británicos, Philby ascendió rápidamente hasta ocupar posiciones clave, lo que le permitió pasar información crítica a sus manejadores soviéticos.
Dentro del Círculo de Cambridge, Philby era una figura central. Este grupo, formado por Anthony Blunt, Guy Burgess, Donald Maclean y John Cairncross, operó entre las décadas de 1930 y 1950, proporcionando información crucial a la KGB.
Philby fue uno de los primeros reclutas, facilitando la entrada de Burgess y Maclean al círculo.
En 1951, cuando Maclean estaba a punto de ser descubierto, Philby ayudó a coordinar su deserción junto con Burgess, un episodio que sacudió los cimientos del espionaje británico.
El caso Volkov
En 1945, Philby cometió uno de sus actos más devastadores al delatar al oficial del KGB Constantin Volkov, quien había intentado desertar y ofrecer a Gran Bretaña los nombres de nueve agentes soviéticos infiltrados, incluidos dos dentro del MI6.
Philby, al darse cuenta de que su identidad estaba en peligro, se hizo cargo personalmente del caso y avisó a sus contactos soviéticos. Volkov y su esposa fueron secuestrados por la KGB y nunca más se supo de ellos.
El informe de Philby sobre Volkov desvió la atención hacia la supuesta imprudencia del desertor, protegiendo su propia posición dentro del MI6. Esta traición aseguró la supervivencia de su cobertura y permitió que continuara operando sin levantar sospechas durante años.
La confesión que selló la fuga
La caída de Philby comenzó en 1963, tras décadas de sospechas que nunca lograron materializarse en pruebas contundentes.
Fue entonces cuando Nicholas Elliott, amigo cercano y agente de MI6, confrontó a Philby en Beirut con pruebas aportadas por Flora Solomon, quien aseguró que Philby había intentado reclutarla para la KGB en 1934.
En una conversación que Elliott grabó en secreto, Philby admitió haber alertado a la KGB sobre Maclean en 1951 y confirmó su rol como agente soviético.
Sin embargo, el hábil manipulador entretejió su confesión con mentiras, negando haber mantenido contacto con Moscú después de 1946. Este encuentro le dio el tiempo necesario para planear su fuga.
Pocos días después, Philby desapareció. Dejó una breve nota a su esposa asegurándole que volvería pronto, pero ya había abordado un barco rumbo a Moscú.
Un exilio solitario y un legado envenenado
La vida de Philby en la Unión Soviética fue un contraste amargo con su tiempo en el MI6. Murió en 1988 como un alcohólico solitario, aunque en 2010 se le honró póstumamente con una placa en la sede de los servicios de inteligencia rusos.
La pregunta sobre si Elliott permitió deliberadamente su fuga o fue engañado por su amigo permanece sin respuesta, ya que Elliott llevó ese secreto a la tumba en 1994.
La Reina y el espía en su corte
Otra novedad que revelan los nuevos archivos destaca cómo Anthony Blunt, otro miembro del Círculo de Cambridge, fue asesor de arte de la Reina Isabel II hasta que su traición fue revelada en 1979.
Un informe del archivo señala que la Reina recibió la noticia de forma serena, sin mostrar sorpresa.
Kim Philby encarna la traición en su forma más compleja: comprometió la seguridad de su país, destruyendo amistades y desmanteló la confianza en el espionaje británico.
Su historia, ahora ampliada con los documentos desclasificados, sigue siendo un recordatorio de las intrincadas lealtades y traiciones que definieron la Guerra Fría.