Más allá de las pirámides, la verdadera historia de la resistencia maya sale a la luz

Arqueólogos señalan que las comunidades rurales jugaron un papel crucial en la preservación de la cultura durante tiempos de crisis

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Comunidades rurales mayas, un pilar
Comunidades rurales mayas, un pilar olvidado de su historia - (REUTERS)

Durante mucho tiempo, los relatos históricos presentaron a la civilización Maya como una cultura que floreció en Mesoamérica, alcanzando su apogeo durante el período Clásico (entre los años 200 y 900 d.C.), para luego caer abruptamente en lo que se denominó un “colapso”.

Esta narrativa alimentó la percepción errónea de que los mayas simplemente desaparecieron tras el declive de sus grandes ciudades. Sin embargo, investigaciones recientes demuestran que, lejos de extinguirse, la civilización Maya mostró una notable capacidad de resiliencia y adaptación, especialmente en las áreas rurales, donde la vida continuó sin interrupciones significativas.

Un “colapso” en revisión

Tradicionalmente, se consideraba que las ciudades principales del período Clásico, como Tikal o Calakmul, dejaron de funcionar debido a factores como el cambio climático, el agotamiento de los recursos, el aumento de la violencia y las tensiones políticas. Este relato, sumado al declive de otras urbes durante el Posclásico como Chichén Itzá, sugería que la civilización Maya había llegado a su fin. Sin embargo, este enfoque ha sido cuestionado.

Según Pedro Delgado Kú, arqueólogo de la Universidad Autónoma de Yucatán, la idea de que los mayas colapsaron por completo es debatida. Las investigaciones modernas muestran que, si bien los grandes centros urbanos enfrentaron declives, las comunidades rurales continuaron prosperando, preservando el conocimiento y la cultura de sus ancestros.

Más que ruinas, los mayas
Más que ruinas, los mayas dejaron un legado vivo en Yucatán - (REUTERS)

La continuidad de la vida rural

El estudio de los asentamientos rurales en la península de Yucatán fue clave para entender por qué la narrativa del “colapso” es imprecisa. Estas áreas, aunque menos glamurosas que las grandes ciudades con sus impresionantes pirámides, eran vitales para sostener los centros urbanos, proporcionando alimentos y recursos.

Incluso cuando las ciudades principales como Chichén Itzá enfrentaron sequías y conflictos políticos, la población rural permaneció relativamente estable. Según la arqueóloga Marilyn Masson, “el período Posclásico es una historia de éxito de resiliencia y recuperación en el norte para los mayas tardíos”.

El resurgimiento de Mayapan

Un ejemplo emblemático de la adaptabilidad Maya es Mayapan, una ciudad que surgió tras la caída de Chichén Itzá alrededor del año 1050 d.C. Tras una severa sequía, la región experimentó un período de recuperación en el que Mayapan se convirtió en un centro político y económico crucial.

Rodeada por una muralla de casi 9 kilómetros, esta urbe reflejaba tanto la continuidad como la transformación de la civilización Maya. En palabras de Delgado Kú, los elementos que se atribuyen al “colapso” Maya, como la pérdida de conocimiento institucional, renacieron en la sociedad posclásica.

Tecnología para entender el pasado

Los avances tecnológicos han sido fundamentales para desafiar la narrativa del colapso. Herramientas como el lidar han permitido a los investigadores mapear extensas áreas cubiertas por jungla densa, revelando redes de aldeas y asentamientos rurales que hasta ahora habían pasado desapercibidas.

En un reciente estudio, los arqueólogos utilizaron esta tecnología en 15 millas cuadradas alrededor de Mayapan, descubriendo un paisaje densamente habitado, donde las casas estaban lo suficientemente cerca como para que los vecinos se vieran entre sí, similar a las comunidades rurales de la campiña inglesa.

Además, las excavaciones tradicionales y los análisis de cerámica ayudaron a datar estos asentamientos, demostrando que muchas comunidades rurales habían existido de manera continua durante y después de los períodos de declive urbano.

Una narrativa en revisión, los
Una narrativa en revisión, los mayas y su historia resiliente - (REUTERS)

Persistencia cultural y legado actual

Más allá de la arqueología, la continuidad cultural de los mayas es evidente en las prácticas y tradiciones que aún se mantienen entre sus descendientes. Muchas comunidades en la península de Yucatán, incluyendo la localidad de Telchaquillo cerca de Mayapan, siguen hablando la lengua Maya y practicando rituales ancestrales. Esto resalta cómo, a pesar de las adversidades históricas, los mayas nunca desaparecieron. Como señala Delgado Kú, “muchos aspectos culturales permanecen intactos incluso hoy”.

Nuevas perspectivas históricas

Elizabeth Paris, arqueóloga de la Universidad de Calgary, destaca que es fundamental mirar más allá de las pirámides y monumentos para entender el verdadero alcance de la civilización Maya. En lugar de centrarse únicamente en las élites y las ciudades, los estudios recientes buscan comprender cómo las redes rurales sostuvieron a las sociedades durante tiempos de crisis.

Según Paris, aunque los reinos mayas enfrentaron transiciones, estas no representaron una devastación comunitaria completa. Por el contrario, los mayas demostraron una notable estabilidad a lo largo de los siglos.

La idea de que la civilización Maya “colapsó” subestima la capacidad de adaptación y supervivencia de esta cultura. Aunque los grandes centros urbanos sufrieron cambios dramáticos, las comunidades rurales preservaron tradiciones, conocimiento y estructuras sociales, asegurando la continuidad de la civilización.

La narrativa del colapso, entonces, no solo es imprecisa, sino que también invisibiliza el legado perdurable de los mayas, un pueblo que aún vive y prospera en el presente.

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