El gobierno de Bangladesh decidió prohibir la importación de cigarrillos electrónicos y dispositivos relacionados como medida para proteger la salud pública y evitar el impacto negativo en las generaciones futuras. La decisión, anunciada mediante una notificación de la Orden de Política de Importación 2021-2024, entró en vigor de manera inmediata. Según el Ministerio de Comercio, estos productos fueron agregados a la lista de artículos prohibidos debido a los riesgos asociados con su consumo, en especial entre los jóvenes.
La medida se alinea con esfuerzos globales para controlar el uso de estos dispositivos, cuya popularidad ha crecido exponencialmente en los últimos años. Sin embargo, también plantea interrogantes sobre el impacto de los cigarrillos electrónicos en la salud mental y física, así como su uso generalizado entre los adolescentes.
Impactos del vapeo en la salud física y mental
Los cigarrillos electrónicos, aunque fueron inicialmente promocionados como una alternativa más segura al tabaco tradicional, están asociados con serios riesgos para la salud física y mental. Un estudio reciente del ensayo australiano OurFutures reveló que los adolescentes que padecen depresión severa tienen el doble de probabilidades de utilizar cigarrillos electrónicos, mientras que aquellos con niveles de estrés moderado o alto mostraron un aumento relevante en su consumo: 74% y 64%, respectivamente.
La doctora Lauren Gardner, del Centro Matilda de la Universidad de Sídney, expresó: “Estamos presenciando un aumento tanto del vapeo como de las enfermedades mentales entre los jóvenes. Se necesitan más investigaciones para comprender la compleja relación entre ambos”. Aunque los síntomas de ansiedad no se asociaron directamente a su uso, otros estudios indican que el vapeo podría agravar problemas psicológicos preexistentes.
En términos de salud física, la American Lung Association advierte que los líquidos utilizados en estos dispositivos contienen sustancias químicas dañinas, como formaldehído y acroleína, que pueden causar enfermedades pulmonares graves, incluyendo EVALI (lesión pulmonar asociada al uso de cigarrillos electrónicos). Además, el vapeo emite partículas ultrafinas y compuestos químicos que afectan también a quienes están expuestos pasivamente a estas emisiones.
El doctor Enrique De Rosa Alabaster alertó sobre el riesgo de lo que denominó “la fantasía de seguridad” del vapeo, señalando que “estos dispositivos pueden funcionar como una jarra loca, donde se mezclan sustancias desconocidas, lo que eleva significativamente los riesgos físicos y psicológicos para los usuarios”.
El problema del vapeo entre los jóvenes
Los cigarrillos electrónicos se han convertido en el producto de tabaco más consumido por los jóvenes desde 2014, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). En Estados Unidos, más del 50% de los usuarios tiene entre 18 y 24 años, lo que refleja un problema creciente en edades tempranas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el uso de cigarrillos electrónicos duplica la probabilidad de que adolescentes y niños pasen al consumo de tabaco tradicional más adelante en sus vidas.
La percepción errónea de que el vapeo es una alternativa segura fue uno de los factores que ha impulsado su popularidad entre los jóvenes. Guadalupe Ponciano Rodríguez, directora del Programa de Investigación y Prevención del Tabaquismo de la UNAM, explicó que “todas las drogas generan dependencia física y actúan en el nivel de recompensa del cerebro, lo que puede llevar al usuario a buscar otras sustancias adictivas”.
El marketing de estos dispositivos, dirigido principalmente a adolescentes y jóvenes adultos, es otra preocupación clave. Los sabores atractivos y los diseños modernos han contribuido a normalizar su uso, fomentando la idea de que son inofensivos o incluso beneficiosos. Sin embargo, los datos desmienten esta percepción.
Un informe del estudio OurFutures mostró que los estudiantes con bajo bienestar tenían un 105% más de probabilidades de usar cigarrillos electrónicos que aquellos con bienestar alto. Además, las complicaciones incluyen adicción, neuroinflamación, insomnio y la exposición a sustancias cancerígenas. Según la Federación Argentina de Cardiología, “nos enfrentamos a una nueva epidemia, la del vapeo, que afecta tanto al usuario directo como a quienes lo rodean”.