El 4 de mayo, la vida de Althia Bryden, de 58 años y residente de Highbury, al norte de Londres, cambió de forma radical. Tras ser encontrada inconsciente en su cama, fue trasladada de urgencia al hospital, donde los médicos determinaron que había sufrido un derrame cerebral. Este evento le dejó secuelas físicas y la incapacidad para hablar, pero también desencadenó un raro trastorno conocido como el síndrome del acento extranjero.
Los especialistas identificaron que el derrame cerebral de Althia fue causado por una membrana carotídea, una estructura anómala en el cuello que puede interrumpir el flujo sanguíneo al cerebro. Esta condición poco común requería intervención quirúrgica, y en agosto, Althia se sometió a una operación para extirpar dicha membrana.
La cirugía representaba una esperanza de recuperación, especialmente porque la mujer había pasado meses sin poder hablar. “Pasé tres meses después de mi derrame cerebral pensando que nunca podría volver a hablar”, expresó a The Mirror. Durante ese tiempo, su capacidad para comunicarse, leer y escribir quedó completamente limitada, sumiéndola en una profunda sensación de aislamiento.
El inesperado regreso del habla
Al día siguiente de la cirugía, mientras se encontraba en cuidados intensivos, ocurrió algo inesperado. Una enfermera la despertó para un control de rutina y, según recuerda Althia: “De repente, comencé a hablar”. “La enfermera se apresuró a llamar a sus colegas a mi cama. Nadie podía creer que estuviera hablando después de tanto tiempo”, explicó a la BBC.
Sin embargo, la sorpresa no terminó ahí. Althia comenzó a hablar con un marcado acento italiano, a pesar de nunca haber visitado Italia ni aprendido el idioma. “Me preguntaron si tenía acento italiano antes de mi derrame cerebral y me dijeron que tenía un acento fuerte”, relató. Incluso su forma de comunicarse había cambiado, incorporando palabras y expresiones en italiano como “mamma mia”, “bambino” y “sí”, de manera espontánea.
Este fenómeno se vincula con el síndrome del acento extranjero, una condición extremadamente rara que suele aparecer tras daños cerebrales, como accidentes cerebrovasculares o lesiones traumáticas. El Servicio Nacional de Salud del Reino Unido (NHS) lo describe como una alteración del habla que hace que el afectado adopte un acento diferente al suyo, lo cual puede sonar extraño para los demás.
Impacto emocional y psicológico: “No sé quién soy”
A pesar de haber recuperado su capacidad para hablar, el cambio en su voz ha tenido un fuerte impacto en la identidad de Althia. “Siento que una gran parte de mí se ha ido: mi personalidad, mi identidad, mis raíces”, compartió con The Mirror. Incluso su risa, afirma, suena distinta. “No soy yo. Me siento como un payaso con una sonrisa al revés al que la gente ve actuar”, expresó.
Cada día, Althia despierta con la esperanza de recuperar su voz original, pero hasta ahora no ha habido cambios significativos. Según le han explicado los médicos y terapeutas, no es posible predecir si el acento italiano desaparecerá algún día. Esta incertidumbre ha incrementado su sensación de desconexión con quien era antes del derrame. “Todavía estoy buscando a la persona que era antes. ¿Dónde puedo encontrar el botón para apagar esto?”, reflexionó.
Además, Althia señala que explicar su condición a otras personas puede ser agotador. Cada vez que alguien le pregunta de dónde es, debe contar la historia detrás de su acento. Esta repetición constante alimenta su sensación de aislamiento, ya que aún no ha conocido a nadie más con esta enfermedad.
Un fenómeno médico poco conocido
El caso de Althia Bryden ha sorprendido incluso al personal médico que la trató. “Los médicos y enfermeras me consideraban una auténtica maravilla médica: ninguna enfermera, médico, terapeuta o cirujano había tenido que lidiar con el síndrome del acento extranjero en toda su carrera”, afirmó.
Esta falta de conocimiento sobre el trastorno también se refleja en la dificultad para encontrar apoyo. Aunque ha recibido ayuda de organizaciones como la Stroke Association, Althia no ha logrado establecer contacto con otras personas que padezcan el síndrome. “Quiero conocer a alguien que lo tenga y poder identificarme con esa persona y tener esa conexión”, compartió.
Reconstruyendo una nueva identidad
A pesar de los desafíos, Althia intenta mantener una actitud positiva y valorar los avances logrados. “Estoy muy agradecida de estar viva después de mi derrame cerebral y también estoy muy agradecida de poder comunicarme después de vivir sin hablar durante tres meses”, declaró a The Telegraph.
El apoyo de su familia, compuesta por su esposo Winston, sus dos hijos y sus nietos, ha sido fundamental para sobrellevar esta situación. También encuentra consuelo en los grupos de apoyo de la Stroke Association, donde ha conocido a otros sobrevivientes de accidentes cerebrovasculares. Aunque cada experiencia es única, las reuniones le han permitido compartir sus vivencias y sentirse menos sola.
Para Althia, aceptar esto como parte de su historia es un proceso en desarrollo. “Me hizo dar cuenta de que tener el síndrome del acento extranjero es parte de mi historia y no debería avergonzarme”, señaló.