Cuando Dara Khosrowshahi tenía apenas nueve años, una revolución cambió el curso de su vida. Nació en 1969 en Teherán, Irán, en una familia que parecía destinada a mantener una posición privilegiada por generaciones. Según reseña Business Insiders, la fortuna de los Khosrowshahi estaba cimentada en un conglomerado empresarial de farmacéuticos, químicos, alimentos y distribución, fundado décadas antes por sus abuelos y tíos. Su hogar, en el exclusivo barrio de Farmanieh, era una especie de paraíso para un niño: piscinas dobles, canchas de tenis y un campo de fútbol eran parte de la rutina diaria.
Pero el panorama cambió radicalmente en 1979, cuando la Revolución Islámica transformó el país. Los negocios de su familia fueron nacionalizados, sus bienes confiscados y su seguridad comprometida. Un día, mientras jugaba en casa, miembros de la Guardia Revolucionaria dispararon al atravesar la calle para asaltar la vivienda de un vecino vinculado al antiguo régimen. Las balas atravesaron las ventanas del salón familiar, dejando a todos tirados en el suelo.
Según revela Fast Company, ese incidente fue el punto de inflexión para su madre, quien decidió que la familia debía huir. “Nos vamos y no miramos atrás”, fue su decisión inquebrantable.
La familia Khosrowshahi dejó Irán con lo que pudo llevar en las maletas. Su padre, en un acto de fe, regresó más tarde para resolver asuntos familiares, pero quedó atrapado en el país por seis años debido a las restricciones del régimen. Según el New York Times, mientras tanto, Dara, su madre y sus hermanos se refugiaron en Tarrytown, un pequeño pueblo cerca de Nueva York, donde vivieron con un tío que les ofreció su casa como apoyo temporal. Pasaron de un estilo de vida opulento a compartir espacio con otros familiares en un modesto departamento de tres habitaciones.
La transición al exilio no fue fácil para los adultos. Su madre, acostumbrada a un entorno de abundancia y seguridad, se enfrentó a un mundo completamente nuevo. Pero para Dara y sus primos, la vida en Estados Unidos ofrecía ventajas.
Él asistió a la Hackley School, una prestigiosa preparatoria privada, donde comenzó a destacarse como un estudiante brillante. El deporte, especialmente el fútbol, lo ayudó a integrarse. Como arquero y luego defensor, entendió pronto el valor de la responsabilidad colectiva, una lección que más tarde aplicaría a su vida profesional.
Según Business Insiders, al graduarse, Dara ingresó a la Universidad de Brown para estudiar ingeniería eléctrica. Su tiempo allí le proporcionó una red de contactos que lo prepararía para el mundo empresarial. Tras obtener su título, comenzó su carrera en Allen & Co., una firma financiera que le ofreció un asiento en la mesa donde los negocios multimillonarios se discutían y cerraban.
En 2001, Barry Diller, el legendario magnate de los medios, lo invitó a unirse USA Networks, pero Khosrowshahi tomó una decisión que cambiaría su vida. Aunque su primera incursión en la transmisión de contenidos en línea fracasó, Diller vio en él un potencial extraordinario. Juntos, adquirieron Expedia de Microsoft por USD 1.300 millones en 2001, apenas dos meses antes de los ataques del 11 de septiembre. La industria de viajes quedó paralizada, pero Khosrowshahi y Diller decidieron seguir adelante con la adquisición. “La gente seguirá viajando. No puedes detener el mundo para siempre”, le dijo Diller, según Business Insiders. Esta visión optimista sería un sello distintivo del estilo de liderazgo de Dara.
En 2005, Dara asumió como CEO de Expedia. Durante los doce años siguientes, lideró una transformación que elevó a la compañía a la cima del mercado global de viajes en línea. Los ingresos se quintuplicaron, pasando de USD 2.100 millones a USD 8.700 millones. Sus logros no pasaron inadvertidos: en 2015, fue el ejecutivo mejor pagado del índice S&P, con una compensación que alcanzó los USD 94 millones en un solo año.
Pero el destino tenía planes más grandes para Khosrowshahi. En 2017, Uber la entonces estrella problemática de Silicon Valley, lo eligió como su nuevo CEO tras una serie de escándalos que habían hundido la reputación de la compañía. Los retos eran monumentales: la cultura corporativa estaba plagada de acusaciones de acoso, discriminación y prácticas comerciales agresivas. La empresa necesitaba un cambio drástico, y Dara era el hombre para llevarlo a cabo.
Desde el principio, Khosrowshahi adoptó un criterio pragmático. Según el New York Times, inició lo que él llamaba la “gira de disculpas”, visitando a reguladores y líderes empresariales en todo el mundo para reconstruir puentes y limpiar la imagen de Uber. Cambió el estilo de la empresa por una cultura más ética y colaborativa, reemplazando el mantra de “más grande, más rápido” de su predecesor por una visión más sostenible.
Una de sus mayores pruebas llegó en 2019, cuando Uber salió a bolsa con un valor inicial de USD 75.500 millones. Aunque el proceso enfrentó altibajos, Khosrowshahi mantuvo el rumbo, defendiendo la idea de que Uber no era solo una compañía de transporte, sino una plataforma multimodal capaz de transformar la movilidad urbana. Bajo su liderazgo, UberEats se convirtió en un motor de crecimiento clave, expandiéndose a nuevas áreas como la entrega de comestibles y medicamentos.
Sin embargo, no todo ha sido un camino ascendente. El New York Times afirma que, en 2018, un vehículo autónomo de Uber atropelló y mató a una peatona, lo que obligó a la compañía a suspender temporalmente sus pruebas. Luego, durante la pandemia, Khosrowshahi enfrentó la difícil decisión de despedir al 25% de su fuerza laboral. A pesar de estos desafíos, siguió comprometido con la misión de reinventar Uber, incluso asumiendo un papel activo como repartidor de UberEats durante dos días en San Francisco para entender mejor la experiencia de sus conductores.
En su vida personal, Khosrowshahi es conocido por su carácter afable y tranquilo. Vive con su esposa, Sydney Shapiro, y sus cuatro hijos en una casa en Whidbey Island, cerca de Seattle.
Apasionado por los videojuegos y la tecnología, combina sus intereses personales con su trabajo, siempre buscando formas de innovar y mejorar la experiencia del usuario.