Qué son las “salas de ira” y por qué son furor en Kenia?

En un contexto marcado por crecientes desafíos sociales y económicos, los rage rooms (salas de ira) emergen como una solución innovadora en Kenia para canalizar el estrés acumulado. Estos espacios, donde los participantes pueden destruir objetos en un entorno seguro, están ganando popularidad como una alternativa tanto a la agresividad en el entorno cotidiano como a la búsqueda de apoyo terapéutico, que aún enfrenta estigmatización en el país.

El concepto de rage rooms se originó en países como Japón y Estados Unidos, pero según informó la agencia de noticias AP, su adaptación a Kenia fue liderada por Wambui Karathi, una psicóloga de 23 años. Inspirada por películas y consciente de la percepción negativa sobre la terapia en su sociedad, Karathi fundó The Healing Room en septiembre de 2024.

Este espacio ofrece tanto sesiones de rage room como servicios terapéuticos para tratar las causas profundas de los problemas emocionales de sus usuarios. Según reveló a AP la propia psicóloga, “el rage room no sustituye la terapia, pero puede ser un complemento útil”.

Los participantes ingresan a un entorno diseñado para garantizar su seguridad, equipado con ropa protectora y máscaras. Allí pueden romper objetos como botellas de vidrio y electrodomésticos, utilizando herramientas como bates o martillos. Según el testimonio de Daniel Gatimu, un cliente frecuente, esta actividad le permite liberar emociones intensas provocadas por la situación económica, problemas gubernamentales y presiones académicas. “Es mejor estar aquí que salir a ser grosero con las personas”, afirmó a la agencia internacional de noticias.

Por su parte, Kinya Gitonga, otra clienta del establecimiento, describe su experiencia como “maravillosa”, asegurando que después de cada sesión su corazón “ya no está pesado”​. Estas sesiones buscan ofrecer una descarga emocional inmediata, especialmente para aquellos que sienten que no tienen otras formas de expresar su frustración.

La creciente demanda por alternativas como los rage rooms se da en un contexto alarmante: según el informe de Global Mind Project, el 23% de los kenianos enfrenta problemas de salud mental, lo que equivale a aproximadamente 10,9 millones de personas. A pesar de esta cifra, el 75% de la población no tiene acceso a servicios adecuados de salud mental​.

Además, datos del Ministerio de Salud de Kenia revelan que cada día cuatro personas se quitan la vida, un indicador de la magnitud de la crisis. Una de las principales barreras para buscar ayuda es el estigma asociado a la terapia, percibida como un recurso para personas con “trastornos graves” más que como una herramienta para manejar problemas cotidianos como el estrés y la ansiedad. “La terapia fue presentada como algo para quienes están ‘locos’, lo que generó mucha discriminación”, explicó Karathi​.

Aunque los rage rooms no solucionan los problemas subyacentes, los expertos coinciden en que ofrecen beneficios inmediatos para la salud emocional. Según un estudio publicado por el Journal of Psychology and Behavioral Studies, actividades físicas como romper objetos pueden reducir temporalmente los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Esto coincide con los testimonios de los usuarios de The Healing Room, quienes reportan sentirse más ligeros y en control tras las sesiones​.

Sin embargo, los especialistas advierten que estas experiencias no reemplazan el tratamiento psicológico tradicional. Karathi enfatiza que “con terapia puedes tratar la causa raíz de lo que te ocurre”​.

El impacto de estas sesiones se refleja en las emociones individuales y en los mensajes escritos en las paredes del rage room. “Aquí se salvaron vidas” y “Todo va a salir bien. ¡Mantente calmado!” son algunas de las frases que los usuarios han dejado como testimonio de su experiencia​.

Estos mensajes representan tanto una catarsis emocional como también una forma de construir una narrativa positiva en torno al manejo del estrés y la salud mental.