Eugene Bullard, de boxeador en París a leyenda de la aviación en la Gran Guerra

Su vida desafió las barreras del racismo y las expectativas de su época, volando alto en Europa mientras enfrentaba rechazo en Estados Unidos

Guardar
Desde las trincheras de Verdún
Desde las trincheras de Verdún hasta los cielos de la historia, Eugene Bullard rompió las barreras de su tiempo como el primer piloto afroamericano de combate (U.S. Air Force photo)

En una cabaña humilde de Columbus, Estados Unidos, el 9 de octubre de 1895 nació Eugene Jacques Bullard. Era el séptimo hijo de una familia afroamericana marcada por la dura realidad del racismo en una tierra donde la segregación racial se vivía como una regla inquebrantable. Su padre, un hombre de ascendencia haitiana, solía narrarle historias sobre la Revolución Haitiana, llenas de valentía y libertad. Desde niño, Eugene escuchó esas palabras con un anhelo que le encendía el alma. Ese deseo de libertad guió toda su vida.

Según reseña All That’s Interesting, la infancia de Eugene estuvo marcada por los conflictos raciales propios del sur profundo. Experimentó la brutalidad de la discriminación de una sociedad que no tenía espacio para sueños como los suyos. La lucha por encontrar su lugar lo llevó a escapar de casa a los 11 años.

En París encontró la libertad
En París encontró la libertad que le negó su tierra natal, convirtiéndose en una figura icónica de la bohemia de los años veinte (U.S. Air Force photo)

Vagó por el país siguiendo las vías del tren, trabajó en oficios menores y, con el tiempo, encontró su camino hacia Europa como parte de la tripulación de un barco. Francia lo recibió con una calidez que jamás había sentido en su tierra natal.

Una vez en Europa, Eugene comenzó a ganarse la vida como boxeador, entrenando en los gimnasios de París mientras recorría las calles empedradas de Montmartre, donde los artistas pintaban el alma de la ciudad en cada trazo. Era 1913, y Eugene se encontró por primera vez en un lugar donde no lo definían por el color de su piel, sino por su talento y determinación. El boxeo le ofreció una oportunidad de ascender socialmente, y aunque su técnica no era refinada, su valentía en el ring le granjeó el respeto de muchos.

El estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914 cambió todo. Eugene, agradecido con el país que lo había acogido, se alistó en la Legión Extranjera Francesa. Su entrenamiento fue arduo, su adaptación, difícil, pero encontró en sus compañeros una hermandad que lo marcó profundamente. Pronto fue asignado al temido regimiento conocido como las Hirondelles de la Mort (Golondrinas de la Muerte).

En las trincheras, Eugene demostró un valor que lo llevó a ganarse el apodo de “Golondrina Negra de la Muerte”. Pero no todo era positivo para él. Tras un buen comienzo, fue herido en Verdún en 1916, un enfrentamiento que definió el curso de la guerra y casi acaba con su vida.

Con un lema pintado en
Con un lema pintado en su avión que decía 'Toda la sangre que fluye es roja', Bullard desafió la segregación con valor y dignidad (U.S. Air Force photo)

Mientras se recuperaba de sus heridas, Eugene hizo una apuesta con un compañero: demostrar que podía convertirse en piloto en la recién creada Armée de l’Air. Contra todas las probabilidades, cumplió su palabra. Según National Air and Space Museum, en mayo de 1917, se graduó como piloto, convirtiéndose en el primer afroamericano en la historia en surcar los cielos como combatiente.

Sirvió con la Escuadrilla Lafayette, una unidad que acogía a voluntarios estadounidenses, aunque él pilotaba bajo bandera francesa. Su avión llevaba pintada una inscripción: “Tout le Sang qui coule est rouge”, que significaba: “Toda la sangre que se vierte es roja”. En el aire, Eugene realizó más de 20 misiones y tuvo dos derribos no confirmados. Sin embargo, cuando los Estados Unidos entraron en la guerra, rechazaron a Eugene como piloto, citando su color de piel como el verdadero impedimento.

Tras ser licenciado en 1919, eligió quedarse en Francia. París, en los locos años veinte, lo recibió como un héroe de guerra. Abrió un club nocturno, Le Grand Duc, y un bar llamado L’Escadrille, ambos frecuentados por celebridades como Josephine Baker y Ernest Hemingway. Eugene se convirtió en una figura importante de la escena nocturna parisina, conocido por su sonrisa magnética y su habilidad para convertir cada noche en un espectáculo inolvidable.

Aunque vivió sus últimos años
Aunque vivió sus últimos años en el anonimato en Harlem, Francia lo honró como un héroe de guerra y defensor de la libertad (U.S. Air Force photo)

En 1923, se casó con una francesa, Marcelle Straumann, con quien tuvo dos hijas. Sin embargo, la relación no resistió el paso del tiempo y terminó en divorcio en 1935. La sombra de la guerra volvió a caer sobre Europa en 1939. Cuando las tropas nazis invadieron Francia, Eugene no dudó en unirse al esfuerzo de resistencia. Volvió a empuñar las armas, esta vez como artillero en la 51ª División de Infantería Francesa.

Cuando Francia cayó en 1940, Eugene huyó a España y, más tarde, regresó a Estados Unidos. Allí encontró un país que no estaba dispuesto a reconocerlo como el héroe que había sido en Europa. Se instaló en Harlem, Nueva York, donde trabajó como portero, guardia de seguridad y estibador.

Su vida se redujo a la lucha diaria por la supervivencia. En 1949, fue brutalmente golpeado por la policía y una turba racista mientras asistía a un concierto de Paul Robeson, un evento que subrayó la dolorosa disparidad entre su vida en Francia y la segregación que aún imperaba en su tierra natal.

Condecorado por el presidente Charles
Condecorado por el presidente Charles de Gaulle, Bullard se convirtió en un símbolo de los valores franceses de liberté, égalité y fraternité (U.S. Air Force photo)

Aunque nunca volvió a residir en Francia, su conexión con el país permaneció intacta. En 1954, fue invitado a París para encender la llama del Soldado Desconocido bajo el Arco del Triunfo. En 1959, el presidente Charles de Gaulle lo condecoró como Chevalier de la Légion d’Honneur, el más alto honor que Francia otorga a sus ciudadanos.

Eugene Bullard falleció en Nueva York el 12 de octubre de 1961, víctima de cáncer de estómago. Fue enterrado con honores militares en el cementerio de Flushing, Queens, en una sección reservada para veteranos franceses. Su lápida lleva grabada una sencilla frase que resume su extraordinaria vida: “Combatiente por la libertad”.

Guardar