En un rincón remoto de Alaska, rodeado por las imponentes montañas Chugach, se encuentra Whittier, una localidad que redefine el concepto de comunidad. Este pueblo, con apenas 263 habitantes en 2023, ha sido bautizado como “la ciudad bajo un mismo techo” debido a su singular disposición habitacional. Aquí, casi toda la población vive en un único edificio, el Begich Towers, un rascacielos que alberga todo lo necesario para la vida cotidiana, desde un supermercado hasta una iglesia y una lavandería.
La historia de Whittier comenzó durante la Segunda Guerra Mundial, cuando el Ejército de los Estados Unidos lo eligió por su ubicación estratégica y su clima nublado, ideal para proteger la zona de ataques aéreos. “Whittier fue fundada por el Ejército de los EEUU debido a que estaba cubierta por una espesa capa de nubes, lo que dificultaba el descubrimiento de la ciudad portuaria”, informa el sitio oficial del municipio.
Con el tiempo, se construyeron instalaciones como el Edificio Buckner, apodado “una ciudad dentro de un edificio”, que albergaba desde un hospital hasta una bolera. Sin embargo, con la retirada militar en 1960, Whittier quedó en manos de civiles que lograron incorporarla como ciudad en 1969.
Con el retiro de las fuerzas armadas, la población de Whittier se redujo drásticamente. El Edificio Buckner fue abandonado en los años 70 y cayó en desuso debido al vandalismo y la falta de mantenimiento, mientras que el Begich Towers se convirtió en el principal espacio habitable para los civiles que permanecieron en la localidad. Esto consolidó el modelo de vivir bajo un mismo techo, facilitando la convivencia y el acceso a servicios básicos.
Además, las inclemencias del clima también han sido un factor determinante. Whittier registra temperaturas promedio de entre 0 °C y -2 °C, con intensas nevadas durante gran parte del año. El diseño del Begich Towers permite a los residentes realizar actividades diarias, como compras, trámites y hasta asistir a la iglesia, sin salir al exterior. Este enfoque minimiza la exposición a las condiciones climáticas adversas y refuerza la idea de una comunidad autosuficiente.
Begich Towers: el corazón de Whittier
El protagonismo del Begich Towers como núcleo residencial comenzó tras el abandono del Edificio Buckner. Este complejo, de 14 pisos y con casi 200 apartamentos, no solo es el hogar de sus habitantes, sino también su centro de actividades. El creador de contenido Ben Delventhal, en un video para TikTok, destaca: “En Whittier, la población vive bajo un mismo techo. No solo eso, ni siquiera tienen que irse”.
De hecho, el edificio cuenta con pasajes internos que conectan a los residentes con una escuela y servicios esenciales, evitando las inclemencias del tiempo en el exterior.
Además, Ben no es el único creador de contenido que ha tenido paso por la pequeña ciudad; Luisito comunica y Oscar Alejandro, Clavero, entre otros, han podido conocer y documentar en sus redes sociales su experiencia allí.
A pesar de su tamaño diminuto, Whittier se ha convertido en un destino clave para turistas que buscan explorar la naturaleza salvaje de Alaska. La ciudad, descrita como “la puerta de entrada más visitada a la fascinante naturaleza salvaje de Prince William Sound”, según el sitio web oficial, atrae a más de 700.000 visitantes durante el verano. Rodeada de montañas y aguas cristalinas, ofrece un espectáculo único que combina historia y belleza natural. Además, en verano, el sol brilla casi 22 horas al día, añadiendo un toque mágico al paisaje.
Whittier no solo es conocido por su entorno impresionante, sino también por su relevancia histórica y su peculiar infraestructura. La ciudad rebosa de importancia histórica y natural, desde el antiguo Edificio Buckner hasta su puerto de aguas profundas. Su conexión con Anchorage a través del ferrocarril y el túnel Anton Anderson Memorial también lo convierte en un lugar estratégico para los amantes de la aventura.
Este estilo de vida también tiene desafíos. El túnel que conecta Whittier con el resto del mundo cierra cada noche a las 22:30, dejando a los habitantes incomunicados hasta la mañana siguiente.