Neil Scallan, un británico apasionado por los juegos de mesa, llevó su amor por Monopoly a niveles extraordinarios, hasta convertirse en el coleccionista oficial más grande del mundo según Guinness World Records.
Scallan comenzó su viaje de coleccionista en 2016, cuando Guinness World Records verificó oficialmente su primera hazaña: 1.677 sets de Monopoly. Desde entonces, superó su propio récord en tres ocasiones consecutivas: 1.999 en 2017, 2.249 en 2018 y el actual conteo de 4.379 en 2024.
El vínculo de Neil con Monopoly comenzó con el set estándar del juego, un ícono de las noches familiares en todo el mundo. Sin embargo, su colección despegó cuando empezó a adquirir ediciones especiales durante sus viajes. Cada set que sumaba a su colección representaba un nuevo Monopoly y un recuerdo tangible de los lugares que había visitado. Para Neil, estas ediciones personalizadas eran “un doble beneficio”, combinando el gusto por el coleccionismo y la “memorabilia” de sus experiencias alrededor del mundo.
El Monopoly más deseado: la edición Cronulla Sharks
A pesar de su vasta colección, Neil continúa su búsqueda de lo que él llama el “Santo Grial” de Monopoly: la edición especial del equipo australiano de rugby Cronulla Sharks. Aunque estuvo cerca de adquirirlo durante una visita a la sede de Winning Moves en Sídney, el único ejemplar disponible pertenecía a un empleado que se negó a cederlo. Esta búsqueda incesante por una edición particular es una prueba del espíritu competitivo que comparte con el propio juego de Monopoly.
Entre las piezas más raras que sí ha conseguido, destaca una edición del Park Hyatt Sydney, que solo se puede comprar alojándose en el hotel, con un costo de más de 1.000 libras esterlinas por noche (más de USD 1250). La historia detrás de este logro implica ingenio, ya que Neil logró que un huésped se lo comprara y lo enviara a su dirección.
Diversidad y exclusividad: los tesoros de su colección
La colección de Scallan incluye tanto ediciones internacionales, como también sets temáticos que celebran franquicias populares como Star Wars, Dragon Ball Z, Game of Thrones, y videojuegos como Fortnite. Además, guarda ediciones colaborativas con marcas globales como McDonald’s. Neil ha mantenido la mayoría de sus sets en perfecto estado, sin abrir, priorizando su valor como objetos de colección.
La magnitud de su colección generó desafíos logísticos importantes. En una época, Neil tuvo que dormir rodeado de juegos debido a la falta de espacio en su hogar. Ahora, una parte de su colección está en préstamo a un museo en Bélgica, mientras que otra descansa en habitaciones designadas exclusivamente para almacenar Monopoly.
Las reacciones de su círculo social son diversas. Aunque algunos admiran su logro y su dedicación, otros critican los gastos asociados. Incluso su pareja bromea diciendo que está “loco”. Sin embargo, Neil defiende su afición, argumentando que se trata de una pasión que le dio alegría durante más de 25 años.
Monopoly: un fenómeno cultural global
Creado en la primera mitad del siglo XX, el Monopoly se transformó en un símbolo de competencia económica. El juego enfrenta a los jugadores en una lucha por acumular propiedades y llevar a la bancarrota a sus oponentes. Con cada tirada de dados, los jugadores navegan por casillas que representan bienes raíces, servicios y espacios especiales como “Suerte” o “Caja de comunidad”.
La adaptación del juego a diferentes culturas y contextos resultó en cientos de versiones que reflejan realidades locales, fenómenos mediáticos y temas históricos, lo que explica en parte su atractivo para coleccionistas como Scallan.
Para Neil Scallan, coleccionar Monopoly es una aventura llena de logros y desafíos, pero sin lugar para el arrepentimiento. “He disfrutado cada momento”, afirmó con entusiasmo a Guinnes World Records, mientras continúa buscando nuevas piezas para expandir su imperio de cartón y plástico. En su caso, el viaje no es solo un medio para un fin; es, en sí mismo, el juego más valioso que Monopoly ha podido ofrecerle.