En el imaginario colectivo de la Navidad, San Nicolás está asociado con la generosidad y la recompensa a los niños buenos. Sin embargo, no todos los mitos navideños siguen esta narrativa amable. Krampus, una criatura mitológica con características aterradoras, ofrece una versión opuesta y actúa como un temido agente del castigo.
Con su figura de cabra demoníaca, cuernos retorcidos, colmillos afilados y una lengua larga, Krampus se presenta como el terror de aquellos que se comportan mal durante la temporada navideña. Su imagen, cargada de oscuridad y maldad, lo vincula a un mundo de pesadilla.
En las leyendas, golpea a los niños traviesos con su vara de abedul, además de que los captura y los arrastra al inframundo, tras encerrarlos en su saco, según reseña National Geographic en un artículo. Este ser mítico proviene de una mezcla de tradiciones paganas y mitologías antiguas, cuyos ecos resuenan hasta hoy en las festividades de algunas regiones europeas.
“La tradición del Krampus ciertamente tiene varios orígenes, que se ubican en diferentes contextos históricos y geográficos”, explicó Gertraud Seiser, investigadora del Departamento de Antropología Social y Cultural de la Universidad de Viena, en comunicación con el medio Live Science.
El origen parece remontarse a tiempos antiguos, cuando los pueblos germánicos comenzaron a tejer historias que combinaban elementos de las creencias nórdicas con las costumbres locales.
Se cree que Krampus tiene sus raíces en la mitología nórdica, como hijo de Hel, diosa del inframundo, lo que le confiere una conexión directa con las sombras y los horrores que acechaban en los relatos de aquella época.
En cuanto a su nombre, se dice que proviene de la palabra alemana krampen, que significa “garra”, lo que refleja su naturaleza predatoria y brutal. Esta criatura mítica comparte también ciertas similitudes con figuras legendarias como los sátiros o los faunos de la mitología griega, seres con cuerpo de cabra, conocidos por su vinculación con los aspectos oscuros de la naturaleza humana.
A lo largo de la historia, la tradición se consolidó especialmente en las regiones montañosas de Austria y Alemania, donde las historias sobre este ser monstruoso se integraron a las celebraciones de San Nicolás (6 de diciembre, comúnmente celebrado en Europa central y norte).
El papel y las características de Krampus se moldearon de acuerdo con el contexto histórico y las circunstancias sociales. Se dice que su aparición se consolidó especialmente después de la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), un conflicto devastador que dejó grandes heridas en las comunidades germanas, lo que permitió que el mito se afianzara como un recordatorio de los horrores de la guerra y la necesidad de mantener la disciplina, según Live Science.
Además, fue durante la época de la Ilustración (siglos XVII y XVIII) cuando Krampus comenzó a ser utilizado como una especie de herramienta educativa para enseñar a los niños la importancia de comportarse correctamente y, en el caso de no hacerlo, enfrentarse a las consecuencias impuestas por esta figura oscura.
Sin embargo, la celebridad se vio afectada por las prohibiciones que surgieron con el tiempo, particularmente por parte de la Iglesia Católica, que consideraba las festividades que rodeaban a Krampus como un obstáculo para su predicación.
Asimismo, durante la Segunda Guerra Mundial, el personaje fue desacreditado por los fascistas debido a sus asociaciones con los movimientos socialdemócratas de la época, según National Geographic.
Krampus: las tradiciones y la cultura popular
Su aparición en la Krampusnacht (Noche de Krampus) el 5 de diciembre, justo antes del día de San Nicolás (Nikolaustag), marca el inicio de una tradición cargada de misterio y tensión.
Durante la Krampusnacht, se organizan desfiles y celebraciones, donde los participantes se visten con disfraces que recrean la figura demoníaca: máscaras grotescas, cueros de cabra y cadenas resonando con cada paso.
Estos eventos, conocidos como “Krampuslauf” (la carrera de Krampus), tienen su auge en Austria, Alemania, Hungría, Eslovenia y la República Checa, donde se mezcla el folklore con la festividad. Las carreras de Krampus se convirtieron en una forma de revivir y mantener viva la tradición, en un evento que desafía las costumbres navideñas tradicionales al incorporar la parte más oscura de la festividad.
En estas carreras, los participantes, a menudo borrachos, no solo se visten como demonios, sino que también persiguen y asustan al público, que disfruta de la experiencia entre la diversión y el miedo.
En los últimos años, la figura de Krampus fue redescubierta y adoptada de maneras sorprendentes, especialmente en la cultura popular. El fenómeno fue más allá de las fronteras de Europa para expandirse por todo el mundo. En los Estados Unidos, por ejemplo, cobró nueva vida a través de películas de terror como Krampus (2015) y episodios especiales en series de televisión, que exploran el lado oscuro de las fiestas navideñas.
Además, la celebración de eventos como las Krampusnachts en ciudades como Washington, D.C. y Nueva Orleans permitió que este monstruo ancestral se convierta en una figura popular en las festividades modernas, afirmó National Geographic.
Sin embargo, no todos los avances son positivos para la figura de Krampus. La creciente comercialización de la tradición generó controversia, especialmente en Austria, donde la figura se vio cada vez más envuelta en un sinfín de productos comerciales, como chocolates, figuritas y cuernos coleccionables.
Aunque algunos disfrutan de esta reinterpretación moderna del mito, hay quienes sienten que la esencia de Krampus está siendo diluida por el afán de mercadeo, y así pierde su carácter temible y genuino.
“Los avances en la tecnología y las redes sociales pueden ser una de las razones del aumento de la popularidad de la tradición del Krampus”, contó Ilona Grabmaier, investigadora del Departamento de Antropología Social y Cultural de la Universidad de Viena, a Live Science.