Estambul, la ciudad en Turquía que abraza los continentes de Europa y Asia, guarda entre sus tesoros una joya histórica que resistió el paso del tiempo: la Torre de la Doncella o Kız Kulesi, como se le conoce en turco.
Situada en una diminuta isla de roca en el estrecho del Bósforo, esta estructura fue testigo de más de dos milenios de historia y se reinventó constantemente para permanecer como un símbolo vibrante de la ciudad.
Recientemente restaurada y abierta al público en marzo de 2024, esta torre cuenta con una rica historia, pero sobre todo con un futuro prometedor como destino turístico y cultural.
Un puente entre mundos
La ubicación de la Torre de la Doncella es tan simbólica como estratégica. Inicialmente, fue construida como un puesto de control aduanero en el año 410 a.C.
Luego, la torre sirvió como faro, hospital de cuarentena de brotes de cólera en 1830 y almacén de cianuro en 1980. Hasta fue una autoproclamada “república de la poesía” por un grupo de poetas que la habitó por 1992.
Su posición, entre Europa y Asia, refleja su rol histórico como un enlace entre culturas y civilizaciones de ambas partes del mundo.
Han Tümertekin, arquitecto involucrado en su restauración, le contó a la cadena de noticias estadounidense CNN: “Ha sido un ‘misterio en medio del Bósforo’... Era un lugar al que la ciudad miraba desde Europa y Asia, pero que no podía visitar”.
De mitos y leyendas
La Torre de la Doncella es famosa por las leyendas que la rodean. Una de las más conocidas cuenta la trágica historia de un rey que, al recibir una profecía de que su hija moriría por la mordedura de una serpiente, construyó la torre para protegerla.
Sin embargo, la serpiente logró infiltrarse en una cesta de fruta, cumpliendo el destino inevitable, según CNN. En ese sentido, el guía turístico Barış Partal explicó a leyenda: “No puedes escapar de tu suerte, ese es el mensaje”.
Otra historia romántica se vincula al mito griego de Leandro, quien nadaba cada noche hasta la torre para encontrarse con su amada, solo para morir en el intento una noche fatídica. Según la leyenda, su amante también se quitó la vida al enterarse de su muerte, explicó CNN.
“Son una pareja perfecta”, aseguró Tonguc al describir la conexión entre la Torre de la Doncella y la Torre de Gálata en Estambul. Según una última leyenda, estas estructuras, además de ser parte del emblemático paisaje urbano, mantienen una relación especial.
La restauración del siglo XXI
La última renovación, completada en marzo de 2024, se llevó a cabo con el objetivo de reforzar la estructura y recuperar detalles arquitectónicos perdidos durante trabajos anteriores.
La torre soportó terremotos, incendios e incluso fue reforzada con grandes rocas en la década de 1940.
Según Saffet Emre Tonguc, historiador y escritor de viajes, la restauración fue crucial. “Los monumentos históricos de Estambul se construyeron de una manera tan robusta para resistir el embate de terremotos, inundaciones e incendios a lo largo de milenios”, le contó a CNN.
“Están en muy buenas condiciones porque fueron construidos para servir durante siglos, no solo por un par de años”, cerró Tonguc.
Una experiencia turística única
En la actualidad, visitar la torre es mucho más que un simple recorrido histórico. El viaje comienza en el concurrido muelle de Karaköy, en el lado europeo, desde donde un barco turístico lleva a los visitantes hasta la isla.
Una vez allí, los turistas pueden subir las escaleras recién construidas, disfrutar de vistas panorámicas de Estambul desde la plataforma de observación y recorrer la base de la isla. Todo por un precio alrededor de 30 euros, según informó CNN.
Con más de 2.500 años de historia, la Torre de la Doncella sigue siendo un emblema de Estambul, un recordatorio de su riqueza cultural y estratégica. Aunque ahora es accesible para los turistas, su legado como un punto de conexión entre mundos y un guardián de historias sigue vivo.