La idea de tener un asiento intermedio vacío en un vuelo de larga distancia se ha convertido en un pequeño lujo. Esos momentos en que el personal de la aerolínea anuncia que “la facturación de pasajeros está completa” y el asiento del medio queda desocupado, se convierten en una oportunidad para disfrutar de un poco más de espacio personal. Contar con este espacio extra mejora considerablemente la experiencia de vuelo, ofreciendo beneficios inesperados, como más almacenamiento debajo del asiento, mayor espacio para las piernas o una bandeja adicional para bebidas.
La duda más común entre los pasajeros es si este espacio se puede considerar de uso exclusivo de la persona que llega primero o si debe compartirse de manera equitativa. Dean Foster, experto en etiqueta global y autor de “The Global Etiquette Guides”, afirmó a Travel + Leisure que muchos pasajeros caen en el error de pensar que “el que llega primero, lo usa”. Sin embargo, esta regla no está escrita en ninguna parte, y, como explicó la publicación especializada John, un asistente de vuelo de Delta Air Lines, no hay ninguna normativa que haga de la ocupación de este espacio una cuestión de “primer llegado, primer servido”.
Consideraciones de seguridad: el espacio también tiene reglas
Uno de los aspectos menos discutidos, pero cruciales, cuando se trata de un asiento vacío es la seguridad. La FAA (Administración Federal de Aviación) establece que ningún objeto pesado debe ocupar un asiento durante el despegue o aterrizaje.
El asistente de vuelo advierte que muchos pasajeros cometen el error de colocar objetos pesados, como mochilas, en el asiento vacío y asegurarlos con el cinturón de seguridad. Esto puede ser peligroso, ya que en caso de turbulencias, no alcanza para evitar que estos objetos se muevan y dañen a otras personas en la cabina. En lugar de ello, si se quiere colocar algo en ese asiento, debe ser algo liviano, como una campera o una almohada del avión. Pero, siempre hay que estar atento a la seguridad y no bloquear el espacio en caso de emergencias.
En cuanto al espacio debajo del asiento, el tripulante también menciona que si bien es adecuado usarlo para guardar objetos personales pequeños, como una mochila o un bolso de mano, no se debe sobrecargar el área con artículos que puedan interferir en la evacuación de emergencia o que puedan desplazarse fácilmente durante el vuelo. Este tipo de comportamientos son objeto de monitoreo por parte de las aerolíneas, ya que la seguridad es una prioridad indiscutible.
Espacio personal: ¿qué tanto se puede invadir?
Aunque el espacio adicional es tentador, Dean Foster señala que no siempre es apropiado extenderse en exceso. Aunque un asiento vacío podría dar la tentación de inclinarse, poner los pies sobre el respaldo de la silla o incluso acostarse un poco, es importante recordar que, aunque los asientos son estrechos, cada pasajero sigue teniendo derecho a su propio espacio personal. “Aunque el lugar del medio esté vacío, no es una invitación para invadir el espacio del otro de manera significativa”, explicó Foster a Travel + Leisure.
Las pequeñas comodidades, como usar el reposabrazos del medio o incluso apoyar la cabeza en el respaldo del asiento vacío, están bien, pero hay que mantener el respeto por el compañero de asiento, quien puede no sentirse cómodo con este tipo de gestos.
Los vuelos, especialmente los de larga distancia, pueden ser incómodos, y la tentación de estirarse en el asiento vacío es grande. Sin embargo, la clave está en la moderación y la empatía. Foster resalta que, aunque todos desean un poco más de espacio, un movimiento exagerado en la zona de los demás pasajeros puede generar incomodidad, especialmente si se percibe como una invasión del espacio privado.
La importancia de la comunicación: el acuerdo previo
Un aspecto fundamental en el manejo del asiento vacío es la comunicación. Según John, la mejor forma de evitar malentendidos es hacer preguntas claras y corteses antes de asumir que se puede usar el espacio. Foster también resalta la importancia de ser directo, pero respetuoso, al comunicar nuestras intenciones: “Preguntar si podemos usar el espacio extra es un gesto simple, pero a la vez demuestra consideración por la otra persona”. Esta estrategia puede aplicarse tanto a la bandeja del asiento intermedio como a otros elementos como el reposabrazos o incluso la pantalla adicional de entretenimiento en el respaldo del asiento vacío.
En vuelos internacionales, en los que los pasajeros pueden hablar diferentes idiomas, Foster sugiere que incluso un simple gesto o lenguaje corporal puede bastar para transmitir una intención. No es necesario entrar en una conversación profunda; a veces un simple gesto de la mano alcanza para indicar que se desea usar el espacio vacío para algo específico, como poner un bolso o un abrigo.