Roma, una de las ciudades más visitadas del mundo, se prepara para un evento que atraerá a millones de turistas: el Año Santo de la Esperanza, que comenzará el 24 de diciembre de 2024 y finalizará a principios de enero de 2026. Este evento, que ocurre solo una vez cada 25 años, promete traer a aproximadamente 35 millones de peregrinos a la capital italiana, lo que podría generar un importante impacto en el sector turístico. Sin embargo, entre la preparación de la ciudad para recibir a estos visitantes, un tema ha comenzado a ganar protagonismo: el precio de la comida en los restaurantes.
En un contexto de preocupación por la inflación y el creciente costo de vida, algunos sectores temen que la demanda de comida en los restaurantes se traduzca en precios abusivos. En particular, se ha planteado un control sobre uno de los platos más emblemáticos de la gastronomía italiana: la carbonara. Así nació el concepto del “Pacto Carbonara”, una iniciativa que busca regular el precio de este popular plato de pasta en la ciudad.
Este proyecto fue propuesto por Luigi Gabriele, presidente de la asociación de defensa del consumidor Consumerismo, con el objetivo de evitar que los precios de la pasta carbonara, un plato característico de Roma, se disparen durante la llegada de los peregrinos. La iniciativa, explica el Corriere Della Sera, fue bien recibida por las autoridades locales, que aprobaron una moción la semana pasada exigiendo que el Ayuntamiento de Roma elabore una lista de límites de precios voluntarios para los platos más populares, como la carbonara y la amatriciana (otra receta tradicional de pasta con tomate y panceta).
Gabriele fue claro en cuanto a su propuesta: el precio de un plato de carbonara no debería superar los USD 14-16. Según sus palabras, “quien venda una carbonara sobrepreciada y de mal sabor está cometiendo un crimen contra el estómago y la economía”. La idea es garantizar que los turistas y residentes no se vean sorprendidos por facturas excesivas al final de su comida.
Un sector en crisis
El impacto de la inflación en los hogares italianos ha sido palpable en los últimos meses. Según un informe publicado por el sindicato nacional de consumidores, los hogares en Roma han visto un aumento en sus costos de vida de USD 400 en promedio en el último año. Esta situación ha obligado a muchas familias a reducir sus gastos en comer fuera, lo que ha afectado negativamente las ganancias de los restaurantes. En agosto de 2024, los establecimientos gastronómicos experimentaron una caída del 12% en sus ingresos en comparación con el mismo mes del año anterior, según la asociación empresarial Fiepet Confesercenti.
La preocupación por el impacto de la inflación en los costos de alimentos y bebidas también se ha extendido a otros productos esenciales. El aumento del precio de un café en Roma, por ejemplo, subió un 7% en el último año, lo que ha generado descontento entre los residentes. En este contexto, la propuesta del “Pacto Carbonara” se presenta como una medida para proteger tanto a los consumidores como la imagen de la ciudad como destino turístico.
Un pacto con implicaciones para los turistas
El “Pacto Carbonara” no solo busca regular los precios, sino también restaurar la confianza de los consumidores, especialmente los turistas que visitan Roma en busca de una experiencia auténtica. En un artículo de The Times, Gabriele mencionó que la reputación de Roma como un destino gastronómico ha sido dañada por ciertos restaurantes que cobran precios desorbitados por platos que no cumplen con las expectativas de los clientes.
A pesar del apoyo recibido, no todos los restaurantes en Roma están de acuerdo con la propuesta. Algunos establecimientos de alta gama, que suelen servir carbonara a precios de hasta USD 22, han expresado su oposición al límite de precios. Sin embargo, los defensores del pacto aseguran que este tipo de medidas pueden beneficiar a los restaurantes que decidan adherirse al acuerdo, al demostrar un compromiso con la calidad y el trato justo a los clientes.
De hecho, aquellos que decidan seguir los límites establecidos podrán exhibir un sticker especial en sus locales, que servirá como garantía de precios transparentes y justos. Este símbolo se convertiría en un distintivo de confianza y calidad, lo que podría atraer a más clientes y mejorar la reputación del restaurante.
El Ayuntamiento de Roma ha mostrado su apoyo a la medida. Monica Luccarelli, la concejala de Economía de la ciudad, expresó que la implementación del Pacto Carbonara “protegería la economía y la imagen de la ciudad”. Para garantizar su éxito, Luccarelli ha mantenido conversaciones con representantes del sector empresarial y está prevista una reunión con restauradores y consumidores para discutir los precios sugeridos.
A medida que se acercan los preparativos para el Año Santo de la Esperanza, Roma también está invirtiendo €35 millones en infraestructura, incluyendo la renovación de 45 km de calles para dar la bienvenida a los peregrinos. Con una afluencia de turistas y creyentes sin precedentes, la capital italiana se prepara para hacer frente a los retos que traerá el evento, al mismo tiempo que busca preservar su imagen como un destino turístico accesible y justo para todos.