Grímsey: la isla ártica de vientos fuertes, cientos de aves y solo 20 habitantes

La comunidad, resiliente ante condiciones adversas, vive conectada a la naturaleza y ofrece a los visitantes una experiencia única de paz y belleza salvaje

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Grímsey es la única población
Grímsey es la única población islandesa ubicada dentro del Círculo Ártico y es conocida por su aislamiento y belleza natural (Wikipedia)

Grímsey es una isla singular, ubicada a unos 40 kilómetros al norte de la costa de Islandia. Este pequeño trozo de tierra, con apenas 5 kilómetros cuadrados de extensión, es la población más septentrional del país y el único territorio islandés que se encuentra dentro del Círculo Ártico. Su nombre es casi sinónimo de aislamiento extremo y belleza salvaje. Mientras que en la mayoría de los lugares del mundo el contacto con el resto de la humanidad es algo cotidiano, en Grímsey, la distancia y la soledad parecen definirse por un ritmo completamente diferente.

Aquí, la vida se mueve al compás de las estaciones y la naturaleza, y la población, de unos 20 habitantes, es testigo de la grandiosidad de un ecosistema que, lejos de ser un desierto de soledad, es uno de los refugios más importantes para las aves marinas en Europa.

La isla se caracteriza por sus imponentes acantilados de basalto que abrazan la costa, una constante que la distingue del resto del paisaje islandés. Es un lugar donde el viento azota con fuerza, especialmente en los meses más fríos, pero también donde la vida avanza de manera un tanto diferente al resto del mundo. En un año cualquiera, más de un millón de aves marinas, entre ellas los simpáticos frailecillos, las gaviotas de patas negras y las alcas, hacen de Grímsey su hogar.

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Más de un millón de aves marinas, incluyendo frailecillos y alcas, anidan en los acantilados de basalto de Grímsey (Wikipedia)

A lo largo de la historia, la isla fue testigo de un lento, pero constante proceso de asentamiento, ligado principalmente a las actividades pesqueras que han sido la base de la economía local durante siglos. Aunque las condiciones extremas del océano Ártico, a veces tan embravecido como para alcanzar olas de hasta 15 metros, han limitado el acceso a la isla, el pueblo que habita Grímsey ha aprendido a adaptarse. Hoy en día, aunque muchos de los pescadores se aventuran hacia las aguas más al norte, la isla tiene una infraestructura moderna que incluye un pequeño puerto, dos casas de huéspedes, un pequeño supermercado, y hasta una iglesia que data de hace 800 años.

La isla cuenta con un
La isla cuenta con un puerto, casas de huéspedes, un supermercado y una iglesia de 800 años de antigüedad (Wikipedia)

En 2017, se inauguró un monumento llamado Orbis et Globus, que marca el punto exacto donde el Círculo Ártico cruza la isla. Este enorme globo de concreto de más de tres toneladas se mueve cada año para ajustarse a los cambios sutiles de la línea del círculo, un recordatorio de los pequeños, pero fascinantes detalles que hacen que Grímsey sea tan especial.

Sin embargo, la isla también enfrenta desafíos. Es un lugar apartado, sin hospital ni policía, y su conexión con el mundo exterior depende principalmente de un generador diesel que proporciona electricidad a la comunidad, ya que está desconectada de la red eléctrica nacional. Los residentes deben ser autónomos, aprender a adaptarse a situaciones imprevistas y estar siempre preparados para cualquier clase de emergencia. La isla recibe un médico una vez cada tres semanas y, en caso de necesidad, depende para los primeros auxilios y curaciones básicas del entrenamiento de sus habitantes y de los servicios de la Guardia Costera.

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Grímsey atrae turistas por su ubicación en el Círculo Ártico y alberga el monumento Orbis et Globus desde 2017 (Wikipedia)

Durante los meses de verano, Grímsey se convierte en un lugar de desconexión para los turistas que buscan sumergirse en su atmósfera única. Ya sea caminando entre las rocas y los acantilados, observando los frailecillos que anidan en las rocas, o simplemente disfrutando de la paz que emana del lugar, cada visita ofrece una experiencia enriquecedora. La tranquilidad es una de las grandes ofertas de la isla, lo que la convierte en un destino ideal para aquellos que desean escapar del ajetreo y estrés del mundo moderno, en un país que tampoco es tan conocido para el turismo y que tiene muchas actividades para realizar.

Durante el verano, Grímsey es
Durante el verano, Grímsey es un lugar ideal para desconectarse, con paisajes de acantilados y abundante vida marina (Wikipedia)
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