Esta antigua ciudad europea acaba de inaugurar un nuevo sistema de metro

La ciudad de Tesalónica, la segunda área metropolitana más grande de Grecia, acaba de celebrar la inauguración de su tan esperado sistema de metro. Este ambicioso proyecto, que comenzó hace más de dos décadas, se ha visto marcado por una serie de desafíos, desde interrupciones legales y disputas inmobiliarias hasta el descubrimiento de tesoros arqueológicos que retrasaron las obras. Finalmente, tras años de espera y tensiones, el metro comenzó a operar con trenes sin conductor, transformando radicalmente el transporte público de la ciudad y su entorno urbano.

La historia del metro de Tesalónica comenzó a gestarse en 1976, cuando se asignaron los primeros fondos para las excavaciones exploratorias. Sin embargo, fue en 1999 cuando el proyecto empezó a tomar forma. En ese año, una pancarta en la feria internacional de comercio de la ciudad anunciaba que “el metro pronto llegará cerca de ti”. Pero lo que en principio parecía ser una promesa en el aire se convirtió en una de las mayores obras de infraestructura del país, aunque también en un desafío monumental para los arquitectos, ingenieros, arqueólogos y autoridades locales.

El proyecto del metro de Tesalónica no solo implicaba la construcción de un sistema subterráneo de transporte, sino también la tarea de preservar el patrimonio arqueológico de la ciudad. Tesalónica, fundada en el siglo IV a.C., es una de las ciudades más antiguas de Europa, y sus tierras contienen vestigios de múltiples civilizaciones, incluidas la romana, bizantina y otomana. Como resultado, las obras de construcción del metro comenzaron a desenterrar más de 300.000 artefactos arqueológicos, desde monedas antiguas hasta edificios enteros. Esta riqueza histórica provocó retrasos continuos, ya que los arqueólogos insistieron en la necesidad de estudiar y preservar los hallazgos.

Uno de los mayores retos del proyecto fue el descubrimiento de una vía romana y varios sitios de enterramiento antiguos. Las excavaciones desvelaron una parte de la calle más transitada de la ciudad en el siglo VI, una vía llena de tiendas y actividad comercial, lo que resultó ser una joya para los arqueólogos. Sin embargo, los hallazgos también significaron que las estaciones y líneas del metro debían ser rediseñadas o excavadas más profundamente, lo que aumentó considerablemente los costos y prolongó los plazos de construcción.

A lo largo de los años, las obras se vieron interrumpidas por múltiples problemas: disputas sobre la ubicación de estaciones cercanas a sitios arqueológicos importantes, batallas legales que resultaron en la cancelación de contratos, y la necesidad de cambiar el diseño original para proteger el patrimonio descubierto. Estas complicaciones retrasaron el proyecto durante más de una década, y el costo final del metro superó los 3.000 millones de euros.

El sistema de metro de Tesalónica, que finalmente comenzó a operar en 2023, cuenta con una línea única de 13 estaciones que cubren una distancia de 10 kilómetros. Aunque en términos de extensión es relativamente pequeño, el proyecto se destaca por su tecnología avanzada, como los trenes sin conductor, lo que lo convierte en un sistema de transporte moderno y eficiente.

Los expertos calculan que el metro reducirá significativamente el tráfico en la ciudad, que ha estado plagada de congestionamientos debido a su alta densidad poblacional. Con una población de más de 300.000 habitantes en la ciudad y más de 1 millón si se incluyen los suburbios, el impacto de este sistema de transporte podría ser transformador. Se espera que el metro elimine hasta 57.000 automóviles de las calles cada día, lo que ayudará a aliviar el tráfico y a reducir las emisiones de gases contaminantes.

Además de los beneficios prácticos, el metro se ha convertido en una plataforma única para la exposición de los hallazgos arqueológicos. Los pasajeros pueden ver artefactos antiguos, como esculturas, cerámica y monedas, que se exhiben en las estaciones del metro, lo que agrega un valor cultural al sistema de transporte. En algunas estaciones, como la de Eleftherios Venizelos, los viajeros pueden observar restos de la vía romana de la ciudad, profundamente excavada, lo que ofrece una experiencia única de transporte y turismo.

La inauguración oficial del metro de Tesalónica se celebró con un evento significativo que contó con la participación de varias autoridades, entre ellas el primer ministro Kyriakos Mitsotakis, la presidenta Katerina Sakellaropoulou y el ministro de Transporte Christos Staikouras. El evento fue un hito para la ciudad, especialmente para los residentes que durante años habían esperado pacientemente la llegada de este medio de transporte moderno. Decenas de miles de personas se reunieron en las estaciones para ver los primeros trenes en funcionamiento, desafiando el clima ventoso y lluvioso de la jornada.

El inicio de las operaciones marcó el fin de una espera que se había alargado durante más de 20 años. El primer ministro recordó que las primeras asignaciones para el proyecto databan de 1976 y que las expectativas iniciales de inauguración en 2012 nunca se cumplieron debido a los problemas que se fueron acumulando a lo largo de los años. La inauguración, aunque tardía, fue recibida con entusiasmo, y los ciudadanos celebraron el comienzo de una nueva era para el transporte público en la ciudad.

Aunque el metro de Tesalónica ha comenzado su funcionamiento, los planes de expansión no se detienen. Se prevé que en 2025 se inaugure una segunda línea que conectará nuevas áreas de la ciudad, lo que aliviará aún más el tráfico y mejorará la conectividad. Además, se planean ramales adicionales hacia el este y el oeste de la ciudad.

Uno de los mayores desafíos de la expansión es la conexión con el Aeropuerto de Macedonia, que, aunque es una de las infraestructuras más importantes de Tesalónica, aún está a varios años de ser alcanzada por el metro debido a la complejidad técnica y logística del proyecto.

En resumen, el metro de Tesalónica, aunque comenzó tarde y con muchos obstáculos, ha llegado para cambiar la forma en que los ciudadanos se desplazan por la ciudad. Con su mezcla de tecnología moderna, conservación del patrimonio y un fuerte impacto en la vida cotidiana, este sistema de transporte se está consolidando como un ejemplo de cómo la infraestructura urbana puede coexistir con la preservación de la historia. Su futuro, lleno de ampliaciones y mejoras, promete transformar aún más la ciudad y facilitar la vida de sus habitantes.