En el corazón de Europa, Liubliana, capital de Eslovenia, se erige como un modelo de sostenibilidad y planificación urbana. Desde 2007, el centro de la ciudad ha sido transformado en una zona libre de autos, un cambio audaz que buscó mejorar la calidad de vida de sus 300.000 habitantes, reducir el impacto ambiental y fomentar un entorno urbano más accesible.
Este ambicioso proyecto, conocido como “Vision 2025″, logró resultados asombrosos que han inspirado a otras ciudades del mundo. Según Big Issue, esta iniciativa comenzó con la visión del alcalde Zoran Jankovic, quien enfrentó la resistencia inicial de los ciudadanos con una estrategia firme y comunicativa, demostrando que la determinación puede superar incluso los desafíos más complejos.
En sus primeras etapas, la idea de eliminar los automóviles del centro histórico generó protestas y oposición. Los residentes temían perder el acceso a sus hogares, y los comerciantes preveían pérdidas económicas al limitar el flujo vehicular en sus inmediaciones. De acuerdo con Vice, las preocupaciones eran comprensibles, ya que Slovenska Cesta, una de las principales avenidas del centro, era desde 1993 patrimonio cultural y un eje fundamental en la vida cotidiana de la ciudad.
Sin embargo, Jankovic, convencido de los beneficios a largo plazo, tomó medidas decisivas. Además de dialogar directamente con los ciudadanos, diseñó un programa de actividades para revitalizar las calles recién peatonalizadas, incluyendo festivales, conciertos y mercados al aire libre. Según Big Issue, la estrategia tenía un objetivo claro: mostrar que las calles podían ser espacios vivos y multifuncionales, en lugar de simples vías de tránsito.
La eliminación de los automóviles trajo consigo notables beneficios ambientales. Según Bicycle Network, las emisiones de carbono negro en la zona peatonalizada disminuyeron un 70%, mientras que los niveles de ruido se redujeron en seis decibelios. Estos resultados mejoraron la calidad de vida de los residente y posicionaron a Liubliana como un referente en sostenibilidad. En 2016, la ciudad fue reconocida como la capital verde de Europa por la Comisión Europea, un galardón que destacó su liderazgo en iniciativas ambientales. Además, la ciudad ha ganado en dos ocasiones el premio European Mobility Week, en 2003 y 2013, lo que subraya su compromiso continuo con la movilidad sostenible.
Para garantizar la accesibilidad en un entorno sin autos, Liubliana implementó una serie de soluciones innovadoras. Una de las más destacadas es el sistema “Kavalir”, pequeños vehículos eléctricos gratuitos que transportan a personas con movilidad reducida dentro del centro de la ciudad. Según Vice, se adaptan a las necesidades de los pasajeros, ofreciendo rutas personalizadas y demostrando cómo la tecnología puede complementar un diseño urbano centrado en el ser humano.
Además, la ciudad desarrolló una infraestructura orientada a los peatones y ciclistas, construyendo trece puentes que conectan zonas peatonales y ciclovías, y lanzando un sistema de bicicletas compartidas en 2011 que registra cientos de miles de viajes anuales. Estas iniciativas han fomentado un cambio en los hábitos de movilidad, reduciendo el porcentaje de viajes en automóvil del 58% en 2003 al 39% en la actualidad, según Big Issue.
El cambio también tuvo un impacto positivo en la economía local. Aunque al principio los comerciantes temían pérdidas, los resultados han sido opuestos. Según Vice, la peatonalización atrajo a más clientes a los negocios, ya que las calles libres de tráfico permitieron una mejor visibilidad de las tiendas y facilitaron el acceso peatonal. Los turistas también se han convertido en una parte importante de esta transformación, atraídos por eventos como el Festival Internacional de Verano, el mercado culinario y el Festival de Jazz de Liubliana.
Estos eventos, organizados en el corazón de una ciudad limpia y tranquila, han convertido a Liubliana en un destino popular tanto para visitantes internacionales como locales.
Según Bicycle Network, al comienzo de la iniciativa, solo el 40% de los residentes apoyaba la eliminación de los automóviles en el centro. Una década después, el 97% de la población está en contra de reintroducir vehículos en la zona peatonalizada. Este cambio de actitud refleja cómo la planificación urbana, cuando se combina con una comunicación efectiva y un enfoque centrado en las personas, puede superar incluso las resistencias más arraigadas.