Durante generaciones, el precio del espresso en Italia ha sido uno de los placeres más accesibles, tanto para italianos como para turistas. El costo de un espresso ronda €1 , una tarifa que se ha mantenido estable, sin importar los vaivenes de la economía. Sin embargo, esta estabilidad está en peligro: en el último año, el precio del grano de café ha aumentado un 48%, y se teme que esta bebida nacional, símbolo de la vida cotidiana italiana, esté a punto de perder su precio icónico.
Aumento en el costo del grano de café
Los factores que han desencadenado esta subida en los precios del café son varios, pero los principales incluyen malas cosechas en los países productores y problemas en la cadena de suministro mundial. Brasil y Vietnam, los dos mayores productores de café a nivel mundial, enfrentaron cosechas pobres recientemente, afectadas tanto por el cambio climático como por desafíos locales en la agricultura.
Además, las interrupciones en las rutas de suministro entre Europa y Asia, originadas por tensiones políticas y ataques en zonas como el Mar Rojo, han generado escasez en la llegada de materias primas a Europa, lo que ha presionado aún más los precios.
Historia y cultura del espresso en Italia
En Italia, el espresso no es solo una bebida; es una parte fundamental de la vida y la cultura social del país. Desde hace décadas, los italianos han podido disfrutar de un café de alta calidad a precios bajos, convirtiendo el acto de tomar un espresso en un ritual diario al alcance de cualquiera. Esta tradición de café barato y de calidad es tan valorada que en algún momento el precio estuvo regulado por el propio Estado. Hoy en día, existen aproximadamente 132.000 cafeterías en el país, y se estima que los italianos consumen unos 6.000 millones de espressos al año.
A diferencia de otros países, donde el café puede llegar a ser un producto de lujo, en Italia es considerado un bien esencial. Los italianos se enorgullecen de ofrecer esta experiencia de calidad sin que su costo sea un impedimento, un ideal que para muchos ha llegado a ser una especie de “derecho humano”.
Esto convierte el bajo precio del café en un símbolo cultural, tan importante como la pizza o el vino, y explica por qué muchos italianos y turistas ven en el espresso italiano una tradición intocable.
Modelo de negocio de las cafeterías en Italia
El singular modelo de negocio de las cafeterías italianas ha sido clave para mantener el precio del espresso a solo €1 . A diferencia de lo que ocurre en otros países, en Italia los costos de operación de muchas cafeterías se mantienen bajos gracias a una estructura de apoyo mutuo con los proveedores de café y a una gestión predominantemente familiar.
En muchos casos, son los mismos proveedores de café quienes cubren gran parte de los gastos de apertura de las cafeterías, ya sea mediante acuerdos comerciales o financiación directa. Este respaldo financiero permite a los dueños reducir sus gastos iniciales y operar con márgenes más estrechos, lo que les da la posibilidad de ofrecer el café a un precio asequible para los clientes.
Además, muchas de estas cafeterías están administradas por familias, lo cual ayuda a reducir el gasto en personal. Los propietarios y sus familiares suelen encargarse directamente de la atención al cliente y de la gestión del local, un sistema que, además de fomentar una cercanía con la comunidad, minimiza los costos salariales. Al tratarse de una transacción rápida —tomar un espresso en Italia no lleva más de 45 segundos— el flujo constante de clientes permite mantener los ingresos a lo largo del día sin que sea necesario contratar personal adicional.
Dificultades económicas para mantener el precio del espresso
Según Andrea Pettinari, propietario de la cafetería Caffe dell’Arte, en Italia el café no se considera un producto de lujo, sino un derecho básico. Sin embargo, Pettinari advierte a Telegraph que la presión por mantener el espresso a un precio simbólico hace que sea “insostenible para todos los que participan en la cadena de suministro”. Esta situación afecta a los agricultores, cuyos costos de producción han aumentado, y a los propietarios de cafeterías, quienes se ven en la difícil decisión de subir los precios o ver sus márgenes de ganancia reducidos a casi cero.
En un contexto donde cada vez es más difícil absorber estos costos, muchos temen que el incremento del precio del café pueda tener un efecto en cadena, impactando tanto en la viabilidad de las cafeterías como en la relación de los italianos con una de sus tradiciones más queridas.
Resistencia social y cultural a los aumentos de precios
La posibilidad de que el espresso deje de costar €1 ha generado preocupación no solo entre los dueños de cafeterías, sino también entre los consumidores italianos, que ven en este cambio una amenaza a una tradición muy arraigada. Para muchos italianos, el espresso es una necesidad diaria, comparable a bienes básicos como el pan, y la idea de que su precio aumente resulta inaceptable. Esto convierte el café en una cuestión política y social, más allá de su valor económico.
Luciano Sbraga, vicepresidente de la Federación de Establecimientos Públicos Italianos, señaló al Corriere Della Sera que la percepción del espresso como un bien esencial complica cualquier intento de aumentar su precio, ya que los clientes consideran que el café debe ser accesible para todos. Los baristas y propietarios de cafeterías, que a menudo tienen un papel central en la vida comunitaria, enfrentan una fuerte presión para no modificar el precio. Este compromiso no es fácil de mantener, ya que implica absorber las pérdidas en una economía cada vez más desafiante.
La resistencia a subir el precio del espresso refleja la importancia del café en la cultura italiana y el valor simbólico que este pequeño ritual representa en la vida cotidiana. Mantener el espresso a €1 se ha convertido en una cuestión de honor y orgullo cultural, lo cual sugiere que cualquier cambio en su costo podría desencadenar un debate sobre el impacto de las presiones económicas globales en las tradiciones locales.