Una rara escultura “de otro mundo” de la artista surrealista Leonora Carrington será subastada

La obra única de la pintora, famosa por sus visiones místicas, será una de las atracciones principales de una importante casa de subastas, para coleccionistas de todo el mundo en los próximos días

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La Grande Dame (La mujer gato)  de Leonora Carrington en exposición en Sotheby's en la ciudad de Nueva York Crédito: SOTHEBY’S NY
La Grande Dame (La mujer gato) de Leonora Carrington en exposición en Sotheby's en la ciudad de Nueva York Crédito: SOTHEBY’S NY

La Grande Dame de Leonora Carrington es una obra que cautiva tanto por su tamaño imponente como por los elementos oníricos que la conforman. Con más de dos metros de altura, la escultura destaca en el espacio por su forma enigmática y su acabado en madera tallada y policromada.

Creada en 1951, Carrington concibió esta obra como un cuerpo híbrido, un ser que, aunque parece estar inspirado en la figura humana, emana una presencia “de otro mundo”. La escultura evoca una figura femenina cuyos rasgos alargados y la cabeza en forma de pala le otorgan una expresión impenetrable, casi ancestral. Según Richard Whiddington de Artnet, el personaje de “La Grande Dame” se equilibra en una postura que es, al mismo tiempo, enigmática y desconcertante.

Lo más cautivador de la obra, sin embargo, son los detalles pintados que Carrington añadió a la madera, donde aparecen criaturas híbridas y paisajes que parecen surgir de un sueño. Esta riqueza de elementos le confiere a la escultura un carácter mitológico, que despierta el asombro y da una sensación de inmersión en un universo fantástico y profundamente simbólico.

Con esta pieza, Carrington plasma una de las principales características de su arte: la creación de mundos donde la lógica se disuelve para dar paso a una naturaleza mágica, protagonizada por seres imposibles y escenarios que invitan a imaginar.

La escultura La Grande Dame (La mujer gato), además de ser una de las obras más significativas de Leonora Carrington, representa una oportunidad única para coleccionistas y museos. Sotheby’s ha programado su subasta para el próximo 18 de noviembre en un evento que promete captar la atención del mundo del arte. Con un valor estimado de entre 5 y 7 millones de dólares, se espera que la obra genere una fuerte competencia entre compradores institucionales y privados, quienes buscarán asegurarse una pieza rara y de gran valor cultural.

Este evento es especialmente notable porque es la primera vez en tres décadas que la escultura se ofrecerá en subasta pública, lo cual aumenta el interés por una obra que se ha mantenido resguardada en una “distinguida colección privada estadounidense”, según indica la casa de subastas.

En el contexto del centenario del surrealismo, la venta de La Grande Dame se convierte en un momento destacado, celebrando no solo el legado de Carrington sino también la revalorización de los aportes al movimiento surrealista por parte de mujeres artistasque, en su mayoría, han sido relegadas a un segundo plano en las narrativas tradicionales del arte.

La pieza mide más de dos metros de altura Crédito: SOTHEBY’S NY
La pieza mide más de dos metros de altura Crédito: SOTHEBY’S NY

La procedencia y autenticidad de La Grande Dame, la monumental escultura creada en 1951, han sido cuidadosamente verificadas, por Harold Gabriel Weisz Carrington, el hijo mayor de la artista y actual presidente de la Fundación Leonora Carrington. Esta verificación resulta crucial en un mercado donde la proliferación de falsificaciones y atribuciones erróneas ha generado preocupación, especialmente para las obras de artistas de gran demanda como Carrington. En este caso, la confirmación del hijo de la artista otorga tranquilidad a los posibles compradores y un respaldo adicional al valor cultural y monetario de la pieza.

Además, La Grande Dame forma parte de la extensa y prestigiosa colección de Edward James, el famoso mecenas británico del surrealismo, quien apoyó a artistas de la talla de Salvador Dalí y René Magritte. Esta conexión añade un atractivo histórico a la obra, ya que Edward James fue una figura clave en la promoción del surrealismo y colaborador cercano de Carrington. Después de pasar décadas en una colección privada estadounidense, la escultura se presenta ahora en el mercado como una de las piezas más emblemáticas de la artista.

La escultura La Grande Dame tiene una historia tan fascinante como su creadora, Leonora Carrington. Esta pieza fue originalmente parte de la colección de Edward James, uno de los mecenas más importantes del surrealismo y un ferviente admirador del trabajo de Carrington. James, un aristócrata británico, dedicó buena parte de su vida y recursos al apoyo de artistas surrealistas, colaborando también con figuras como Salvador Dalí y René Magritte. Su respaldo fue decisivo para la carrera de Carrington, brindándole tanto apoyo financiero como visibilidad en un movimiento dominado por figuras masculinas.

Tras la muerte de Edward James, la escultura pasó a manos de una colección privada estadounidense, donde permaneció por varias décadas fuera del alcance del público y las subastas. Ahora, por primera vez en treinta años, Sotheby’s ofrecerá la obra en subasta, un evento que permitirá no solo una nueva apreciación de esta pieza en el mercado, sino también la posibilidad de que regrese al ámbito público o institucional.

La venta de La Grande Dame representa una oportunidad de devolver a la obra de Carrington la visibilidad y el reconocimiento que merecen dentro del surrealismo, y se espera que el interés de museos y coleccionistas particulares garantice su lugar en una nueva colección de renombre.

La escultura está realizada en madera tallada y policromada Crédito: SOTHEBY’S NY
La escultura está realizada en madera tallada y policromada Crédito: SOTHEBY’S NY

La obra de Leonora Carrington ha ganado reconocimiento mundial no solo por su calidad técnica y su rica simbología, sino también por la manera en que fusiona elementos de diversas culturas y mitologías. Carrington, una artista británica que desarrolló la mayor parte de su carrera en México, logró crear un estilo único que bebía tanto de la iconografía egipcia y celta como de las tradiciones precolombinas. Esta fusión cultural le permitió a Carrington explorar temas como la magia, el misticismo y el inconsciente de una forma novedosa que distinguió su trabajo en el ámbito del surrealismo.

Según Julian Dawes, vicepresidente senior de Sotheby’s y director de arte impresionista y moderno para las Américas, Carrington era capaz de “crear algo totalmente fantástico y original” al combinar estos símbolos y narrativas de diferentes partes del mundo. Su visión artística sigue siendo relevante en todo el mundo, un hecho que, además de aumentar el valor de sus piezas en el mercado del arte, subraya la influencia de su legado en nuevas generaciones de artistas. Obras como La Grande Dame son un testimonio de esta capacidad única de Carrington para trascender fronteras culturales, y en su simbolismo híbrido se encuentran reflejados tanto sus orígenes europeos como la inspiración que halló en México, donde vivió hasta su muerte en 2011.

En los últimos años, el interés por las obras de Leonora Carrington y de otras mujeres surrealistas ha crecido significativamente, en parte debido al giro en el mercado del arte hacia la revalorización de las contribuciones femeninas al surrealismo. Durante mucho tiempo, las mujeres artistas en este movimiento fueron relegadas a un segundo plano en favor de sus colegas masculinos, a pesar de que su trabajo aportó perspectivas originales y valiosas. Hoy, las piezas de Carrington y de otras surrealistas están ganando una demanda notable, y se encuentran entre las más buscadas por coleccionistas e instituciones.

Este mismo año, otra obra de Carrington, la pintura Les Distractions de Dagobert (1945), se vendió por la cifra récord de 28,5 millones de dólares, lo que ilustra claramente el alto valor que alcanzan ahora sus creaciones. Según expertos, este fenómeno responde a una mayor apreciación del rol que Carrington y sus contemporáneas desempeñaron en la evolución del arte surrealista, abriendo caminos en un movimiento artístico que celebraba lo irracional y lo inconsciente. Este cambio en la valoración del mercado también refleja un interés renovado por el surrealismo, un movimiento que, tras cien años de su nacimiento, sigue despertando un amplio interés cultural y académico.

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