Padre e hijo descubrieron un tesoro de monedas de plata de los siglos XVI y XVII mientras detectaban metales en un bosque

Un emocionante descubrimiento arqueológico sucedió en Polonia, donde un dúo familiar encontró un valioso conjunto de monedas centenarias durante una expedición

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El padre y el hijo Sławomir y Szymon Milewski descubrieron las monedas mientras buscaban una calzada romana (Polish “Husaria” Treasure Hunters Association)
El padre y el hijo Sławomir y Szymon Milewski descubrieron las monedas mientras buscaban una calzada romana (Polish “Husaria” Treasure Hunters Association)

Mientras paseaban por un bosque polaco cerca del pueblo de Pomiechówek, un padre y su hijo encontraron un tesoro inesperado que los trasladó siglos atrás en la historia europea. Sławomir y Szymon Milewski no planeaban descubrir monedas antiguas; su objetivo inicial era ubicar los restos de una calzada romana. Equipados con detectores de metales, ambos formaban parte de una búsqueda organizada por la Asociación Histórica y de Investigación de Triglav y la Asociación Polaca de Cazadores de Tesoros “Husaria”.

Sin embargo, mientras seguían las señales de sus detectores, el proyecto tomó una vuelta impensada: un destello bajo la tierra reveló una colección de 17 monedas de plata cuya autenticidad y antigüedad pronto dejaron a todos los presentes atónitos.

El momento exacto del hallazgo fue descrito con entusiasmo por Mateusz Sygacz, miembro de la Asociación de Cazadores de Tesoros de Polonia, quien relató cómo el equipo se apresuró a rodear a los Milewski al oír sus gritos. Aunque su búsqueda original no tuvo éxito en localizar la antigua calzada, habían desenterrado algo de un valor incalculable para el estudio de la historia y la numismática en Europa.

El tesoro encontrado por Sławomir y Szymon Milewski tiene un valor estimado de más de 120.000 dólares y está compuesto por monedas raras que datan de los siglos XVI y XVII. Según relató Piotr Duda, arqueólogo de la Asociación Triglav a Science in Poland, entre las monedas halladas, se destacan dos tipos particularmente significativos: táleros y patagones, ambas de plata de gran tamaño que circularon ampliamente en Europa durante ese periodo.

Los táleros servían como moneda común en muchas regiones de Europa y son reconocidos como predecesores directos del dólar, pues el nombre de esta última moneda se deriva de la palabra “tálero”. Por otro lado, el patagón fue una moneda acuñada en los Países Bajos españoles —un conjunto de provincias que formaba parte del dominio español e incluía los territorios que hoy son Bélgica, Luxemburgo y los Países Bajos— y se utilizaba para facilitar el comercio en la región.

Una de las monedas más notables del conjunto es un tálero de 1630 que lleva la efigie de Segismundo III Vasa, el monarca que gobernaba Polonia y Suecia en esa época. Además, los expertos identificaron otro tálero de 1623, que resulta especialmente raro, ya que solo se acuñó durante dos años. Muchas de estas monedas datan del periodo de la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), un conflicto devastador que afectó profundamente a Europa.

Las 17 monedas datan de los siglos XVI y XVII (Polish “Husaria” Treasure Hunters Association)
Las 17 monedas datan de los siglos XVI y XVII (Polish “Husaria” Treasure Hunters Association)

Las monedas halladas en el bosque de Pomiechówek no solo son valiosas en términos económicos, sino que también tienen un profundo significado histórico al reflejar el convulso periodo de la Europa de los siglos XVI y XVII.

Entre los gobernantes retratados en las monedas figura Segismundo III Vasa, quien fue rey tanto de Polonia como de Suecia. Su imagen en un tálero de 1630 recuerda la intensa influencia polaca en la región, así como el contexto político y religioso de la época, ya que Segismundo III era conocido por sus esfuerzos de consolidación de poder en un periodo marcado por la tensión entre el catolicismo y el protestantismo.

La inclusión de monedas acuñadas en los Países Bajos españoles también señala la extensa presencia e influencia del imperio español en el norte de Europa durante ese periodo. Las monedas, por lo tanto, no solo son una colección de objetos antiguos, sino un testimonio de la complejidad geopolítica de Europa, donde los intereses económicos y religiosos entrelazaban las relaciones entre reinos y provocaban continuas alianzas y conflictos.

El origen del tesoro hallado por los Milewski continúa siendo un misterio que ha despertado diversas hipótesis entre los historiadores y arqueólogos. Según Sygacz, una posibilidad es que el escondite perteneciera a un soldado que perdió su paga mientras transitaba la zona.

Otra teoría sugiere que el tesoro fue enterrado intencionalmente por un comerciante que buscaba proteger sus bienes de posibles asaltantes. En el siglo XVI, era común que los viajeros ocultaran sus posesiones antes de detenerse en una posada, especialmente en áreas donde la seguridad no era garantizada. De hecho, cerca de Pomiechówek, aproximadamente a un kilómetro del lugar del descubrimiento, se sabe que existía una posada, lo que refuerza esta hipótesis. Otros hallazgos similares en la región apoyan la idea de que enterrar objetos de valor era una práctica extendida entre los viajeros de la época, en especial en zonas frecuentadas por comerciantes y soldados.

Una moneda de plata de 1604 (Polish “Husaria” Treasure Hunters Association)
Una moneda de plata de 1604 (Polish “Husaria” Treasure Hunters Association)

Estas teorías subrayan la incertidumbre que rodea la verdadera historia del tesoro, pero también ofrecen una fascinante ventana a las prácticas de vida cotidiana, los temores y las costumbres de los europeos que habitaron o transitaron por la región hace siglos.

Tras el hallazgo, Sławomir y Szymon Milewski decidieron entregar la colección de monedas a las autoridades locales, un paso que refleja la normativa vigente en Polonia respecto al descubrimiento de objetos de interés histórico. Este protocolo establece que cualquier hallazgo de relevancia arqueológica debe ser entregado a un conservador oficial de monumentos para su adecuada preservación y estudio.

Actualmente, las monedas están bajo custodia de las autoridades, y se espera que eventualmente encuentren su lugar en un museo local, donde puedan ser exhibidas para el público y estudiadas por expertos. La posibilidad de que el tesoro se convierta en parte de una colección pública permitiría no solo preservar estas piezas de valor histórico, sino también educar a los visitantes sobre los acontecimientos y las figuras europeas representadas en ellas. De ser expuestas, estas monedas contribuirían a fortalecer el entendimiento de la compleja historia de la región y sus conexiones con los conflictos y las alianzas de Europa en los siglos pasados.

El hecho de que las monedas se destinen a un museo garantiza que el hallazgo tenga un impacto cultural duradero y no quede solo como una curiosidad, sino como un recurso para futuras generaciones de historiadores y público en general.

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