En un avistamiento extraordinario, un pingüino emperador recorrió 3.434 kilómetros desde la Antártida hasta la costa occidental de Australia, un trayecto sin precedentes para esta especie. El viaje, según científicos, marca el desplazamiento más largo registrado por un pingüino emperador hacia el norte. Su llegada, que asombró tanto a investigadores como al público, ocurrió en Ocean Beach, una playa cerca de la pequeña ciudad de Dinamarca, Australia Occidental, y se considera el avistamiento más al norte de un pingüino emperador.
El pingüino fue avistado inicialmente por un grupo de surfistas locales, entre ellos Aaron Fowler, quien describió su sorpresa ante el hallazgo: “Era enorme, mucho más grande que un ave marina, y nos preguntamos: ‘¿Qué es eso que sale del agua?’”, contó Fowler al medio local, Australian Broadcasting Corporation (ABC). Según relató el surfista: “El pingüino se paró en las olas y caminó directamente hacia nosotros; un pingüino emperador, probablemente medía alrededor de un metro de alto, y no era tímido en absoluto”. La escena fue tan inesperada que incluso algunos niños presentes reaccionaron con asombro al ver al pingüino acercarse a los bañistas.
Durante el encuentro, el animal incluso probó deslizarse sobre la arena, en un aparente intento de replicar su comportamiento en la nieve antártica. Aunque este es el viaje más largo registrado hacia el norte, existen precedentes de pingüinos emperador que han llegado hasta el sur de Nueva Zelanda; sin embargo, nunca se había observado un desplazamiento tan extenso en esta especie.
El pingüino emperador, un juvenil de menos de un año de edad, probablemente inició su viaje desde una de las colonias conocidas en el este de la Antártida, según los científicos. Debido a su juventud, los expertos creen que su desplazamiento hasta Ocean Beach, en el oeste de Australia, podría estar vinculado a la búsqueda de alimento, ya que estos pingüinos suelen seguir corrientes oceánicas en sus primeros años. La Dra. Belinda Cannell, de la Universidad de Australia Occidental, explicó que, aunque el pingüino será rehabilitado, devolverlo a la Antártida no es viable, ya que el estrés de un viaje tan largo afectaría negativamente a su recuperación.
¿Qué motivó el viaje?
La presencia de este pingüino tan lejos de su hogar antártico planteó diversas teorías entre los expertos. Cannell, especialista en pingüinos, sugirió que el animal podría haber seguido una corriente oceánica en su búsqueda de alimento, ya que es común que estas aves juveniles se desplacen en función de la corriente. “Tal vez esas corrientes simplemente tienden a estar un poco más al norte, en dirección a Australia, de lo que normalmente lo harían”, afirmó la doctora Cannell a ABC News.
Cuando fue rescatado el pingüino emperador se encontraba en un estado de desnutrición debido al largo viaje desde la Antártida, y actualmente está bajo el cuidado de expertos en vida silvestre en Australia Occidental. El Departamento de Biodiversidad, Conservación y Atracciones (DBCA) de Australia Occidental explicó que el animal recibe atención especializada: “Un pingüino emperador desnutrido que aterrizó en Ocean Beach, Dinamarca, el viernes 1 de noviembre, permanece bajo el cuidado de un cuidador de vida silvestre local capacitado y registrado”, detalló un portavoz del DBCA a 9 news. Este cuidador está en contacto continuo con la doctora quien asesora al equipo en su recuperación. Se espera que, tras algunas semanas de rehabilitación, el pingüino pueda ser liberado en su hábitat.
Aunque el viaje de este animal en particular no parece estar directamente relacionado con el cambio climático, la situación de su especie en la Antártida es cada vez más incierta debido al calentamiento global. Según la doctora, el calentamiento de los océanos y el derretimiento del hielo marino están aumentando los riesgos para los pingüinos emperador. La Fundación Mundial para la Naturaleza (WWF) estima que “tres cuartas partes de las colonias reproductoras son vulnerables a los cambios en el hielo marino”. Cannell afirmó en The Times que, aunque este viaje probablemente se debió más bien a la influencia de las corrientes oceánicas, “realmente están hechos para el frío, y tenerlos en áreas fuera de la Antártida significa que sufren estrés térmico muy rápidamente”.