Antes de que el Titanic emprendiera su fatídico viaje en abril de 1912, su tripulación trabajaba intensamente para mantenerlo en marcha, arrojando carbón en sus calderas para alimentar el barco. Hoy, más de un siglo después de que el trasatlántico colisionara con un iceberg y se hundiera en el gélido Atlántico Norte, un fragmento de aquel carbón recuperado está listo para cambiar de manos. La casa de subastas británica Lay’s Auctioneers ofrece este relicario en su próxima subasta, que promete captar la atención de coleccionistas y apasionados por la historia marítima.
La subasta del Titanic y otros naufragios históricos
El próximo miércoles 6 de noviembre, la histórica subasta organizada por Lay’s Auctioneers pondrá a disposición del público no solo el carbón del Titanic, sino una impresionante colección de artefactos relacionados con aproximadamente 150 naufragios históricos. Muchos de estos objetos, que han permanecido como testigos de tragedias marítimas, proceden del Shipwreck Treasure Museum en Cornualles, Inglaterra, un recinto dedicado a preservar y exhibir reliquias submarinas desde hace casi medio siglo. Con la venta de la colección, el museo busca nuevos destinos para los objetos que custodiaba, permitiendo que coleccionistas privados también puedan poseer parte de esta historia.
Entre las piezas a subastar se encuentra una muestra del carbón recuperado del Titanic, que fue extraído en una expedición de 1994. Aunque su tamaño es reducido (el fragmento más grande mide poco más de una pulgada), su valor simbólico es considerable. La casa de subastas estima que este trozo de historia del Titanic podría venderse por entre 500 y 800 dólares, una cifra que refleja tanto su rareza como su condición de reliquia de uno de los naufragios más conocidos en la historia.
El origen y valor de la colección del Shipwreck Treasure Museum
El Shipwreck Treasure Museum es un espacio singular en el ámbito de la arqueología marítima. Fundado en 1976 por Richard Larn, un reconocido buceador y experto en naufragios, junto a su esposa Bridget Larn, el museo fue diseñado para albergar y mostrar al público una amplia colección de artefactos rescatados del fondo marino. La pareja de exploradores dirigió el museo durante 22 años, hasta que finalmente lo vendieron. Desde entonces, el empresario Tim Smit asumió la propiedad y continuó expandiendo la colección.
La subasta de los objetos del museo es una consecuencia de la reciente decisión de sus propietarios de poner a la venta toda la institución, la cual aún no ha encontrado comprador. Ante esta situación, y para evitar que la colección se disuelva sin oportunidad de ser preservada, se ha decidido sacar al mercado una parte significativa de los artefactos. Esta medida ofrece a los interesados la posibilidad de adquirir fragmentos de la historia que abarcan más de cien naufragios. Desde monedas antiguas y objetos cotidianos, hasta piezas de calderas y herramientas, cada uno de estos elementos conserva un valor histórico inestimable, tanto por su procedencia como por los relatos que evoca sobre los viajes y tragedias de los barcos hundidos.
Lay’s Auctioneers, encargada de la venta, enfatiza que la colección posee un valor que trasciende lo material, ya que muchos de estos objetos representan los restos de civilizaciones, tecnologías y modos de vida pasados, encapsulados en la concreción marina que los preserva. Para los especialistas, se trata de una de las colecciones de arqueología subacuática más importantes y completas del mundo, y para el público en general, es una puerta a los misterios del océano y sus naufragios más célebres.
Artefactos destacados en la subasta: más allá del Titanic
La colección del Shipwreck Treasure Museum incluye mucho más que el famoso carbón del Titanic. Entre los objetos que destacan en esta subasta se encuentra una pieza de historia inusual y valiosa: una cuerda alquitranada del Mary Rose, el emblemático buque de guerra de la flota de Enrique VIII. Construido entre 1510 y 1511, este barco se hundió en 1545 mientras intentaba defender la costa inglesa en la isla de Wight de una invasión francesa. Aunque el naufragio permaneció sumergido en el Canal de la Mancha durante siglos, fue rescatado en 1982, en una operación en la que Richard Larn tuvo un papel fundamental. En señal de gratitud, recibió un trozo de la cuerda del Mary Rose, un artefacto que rara vez llega al mercado debido a las estrictas normativas de conservación.
Otro de los objetos que refleja el trágico destino de célebres transatlánticos es una serie de relojes de bolsillo recuperados del Lusitania. Este barco británico fue alcanzado por un torpedo alemán en 1915, durante la Primera Guerra Mundial, y el ataque resultó en la muerte de aproximadamente 1.195 personas. Entre las víctimas había ciudadanos estadounidenses, cuya pérdida contribuyó a que Estados Unidos finalmente se involucrara en el conflicto. Estos relojes, congelados en el tiempo por el impacto del hundimiento, ofrecen una visión conmovedora de la catástrofe, simbolizando la vida cotidiana que quedó interrumpida.
Además de estos artefactos originales de naufragios, la subasta también incluirá objetos inspirados en ellos. Por ejemplo, se ofrece una réplica del famoso collar en forma de corazón azul que aparece en la película Titanic de 1997, junto con fotografías, pinturas y maquetas que buscan captar la esencia de las embarcaciones y sus historias. Esta variedad permite que tanto coleccionistas de artefactos históricos como aficionados a la cultura popular puedan encontrar piezas de interés.
La arqueología marítima y la rareza de la colección
La colección del Shipwreck Treasure Museum representa una de las muestras más completas y diversas de la arqueología marítima. Durante décadas, ha servido como recurso educativo y cultural, atrayendo a visitantes y expertos que buscan comprender mejor la vida, la tecnología y las tragedias de épocas pasadas a través de objetos sumergidos durante siglos. David Lay, el propietario de Lay’s Auctioneers, asegura que pocas colecciones en el mundo poseen el valor y la importancia histórica de esta. Según Lay, algunos de los artefactos subastados son descubrimientos excepcionales y muy raros, que pocas veces se ven en el mercado de objetos históricos.
La mayoría de los artículos a subastar han sido protegidos y conservados en un estado que permite que aún hoy puedan contar historias de su pasado. En muchos casos, las piezas están cubiertas de concreción marina, una capa de minerales que las protegió de la corrosión, lo cual permite una visión única y auténtica de los restos náufragos. Cada artefacto encapsula un fragmento de historia, y Lay comenta que, en cada objeto que sus expertos examinan, “una vez que empezamos a conocer los antecedentes históricos, quedamos fascinados”.
A pesar de la venta pública de varios de estos objetos, algunos han encontrado ya un nuevo “hogar institucional” en museos y colecciones especializadas que garantizan su conservación a largo plazo. No obstante, la posibilidad de que particulares puedan adquirir y preservar estos artefactos añade un nivel de exclusividad a esta subasta. La expectativa es que cada objeto, ya sea una moneda, una pieza de cuerda o un trozo de carbón, pueda seguir despertando interés y aportando conocimiento sobre la arqueología marítima y el legado de los mares.