A principios de septiembre de 2024, las playas de Terranova en Canadá se convirtieron en escenario de un extraño fenómeno que desconcertó tanto a los locales como a los científicos. A lo largo de 46 kilómetros de costa, aparecieron misteriosas masas blancas, descritas como “blobs”, que no solo intrigan por su apariencia, sino también por la falta de una explicación clara sobre su origen. Este descubrimiento generó una amplia variedad de teorías y especulaciones, algunas científicas y otras más ingeniosas, pero hasta el momento, ninguna dio una respuesta concluyente.
Descripción de los <i>blobs </i>blancos
Los blobs son masas de apariencia viscosa en su superficie, pero firmes y esponjosas en su interior. Su tamaño varía considerablemente: algunas son tan pequeñas como una moneda, mientras que otras alcanzan el tamaño de un plato grande. Residentes locales que encontraron estas masas blancas en las playas compartieron imágenes en un grupo de Facebook llamado “Beachcombers of Newfoundland and Labrador”, dedicado a la recolección de objetos marinos, lo que llevó a un debate masivo sobre la posible naturaleza de estos objetos.
Un residente llamado Philip Grace comparó la textura de los blobs con la masa utilizada para hacer “toutons”, un plato tradicional frito de la región. Mientras tanto, otro residente, Dave McGrath, encontró “cientos” de estos objetos en una playa, describiéndolos como “pancakes” con pequeñas burbujas en la superficie. Sin embargo, la peculiaridad de su estructura es solo parte del enigma, ya que no se determinó si representan algún peligro para los humanos o el medio ambiente.
Reacciones de los locales y primeras teorías
Las teorías sobre el origen de los blobs van desde lo común hasta lo extraño. Entre las ideas sugeridas por los residentes y los usuarios del grupo de Facebook se encuentran la posibilidad de que sean cera de parafina de barcos, esponjas marinas o incluso ámbar gris, una secreción intestinal de los cachalotes utilizada en la perfumería. Algunos sugirieron que podría tratarse de residuos industriales, específicamente descargas de barcos que navegan hacia y desde la refinería de Come By Chance, ubicada a unos 80 kilómetros al norte del área donde se encontraron las masas.
Sin embargo, todas estas hipótesis fueron desmentidas o no resistieron el análisis científico preliminar. Las autoridades locales y expertos en vida marina admiten estar perplejos, ya que ninguna explicación parece encajar del todo con las características observadas.
Investigaciones científicas en curso
Las autoridades ambientales, incluido el departamento de Environment and Climate Change Canada, se involucraron en la investigación de estos misteriosos blobs, pero hasta ahora los resultados no dieron respuestas definitivas. Según algunos reportes preliminares, las pruebas descartaron que los blobs sean hidrocarburos derivados del petróleo, lubricantes petroquímicos o biocombustibles.
Uno de los enfoques actuales es que los blobs podrían tener un origen vegetal, lo cual aún está por confirmarse. Los investigadores advierten que las pruebas y los estudios completos podrían tardar varios meses antes de llegar a una conclusión definitiva. Steven Carr, un profesor de biología de la Universidad Memorial de Terranova, quien previamente identificó una masa similar en 2001 como parte de un cadáver de cachalote en descomposición, solicitó una muestra de los blobs actuales para analizarlos en mayor profundidad. Carr propone la teoría de que estas masas podrían haber sido preservadas por un proceso de “encurtido accidental” en las frías aguas del Atlántico Norte, lo que les permitió mantenerse intactas durante un tiempo prolongado. Este proceso, al que se refiere como “adventitious pickling”, no es común, pero podría explicar cómo una sustancia que normalmente se descompondría ha logrado sobrevivir en las duras condiciones del océano.
Hasta ahora, las investigaciones se han centrado en descartar lo que no es la sustancia: no se trata de materia animal, ni de residuos petroquímicos. Las pruebas que se están realizando actualmente incluyen análisis detallados de ADN y composiciones químicas para intentar identificar los elementos que forman estos blobs y determinar su origen exacto.