En los últimos años, Brujas, la histórica ciudad medieval de Bélgica, experimentó un aumento considerable en el número de turistas. Según The Telegraph, en 2023 más de 7 millones de personas visitaron la ciudad, cuyo número de residentes es inferior a 120.000. Este flujo masivo de visitantes generó preocupación tanto entre los habitantes como entre las autoridades locales, quienes implementaron una serie de medidas para evitar que el turismo afectara negativamente la calidad de vida en la ciudad.
Uno de los principales problemas que enfrenta Brujas es la gran afluencia de excursionistas. Según The Telegraph, el 85% de los visitantes son turistas de un solo día, muchos de ellos provenientes de cruceros que desembarcan en el puerto cercano de Zeebrugge. Estos turistas suelen concentrarse en las áreas más famosas, como la plaza Markt y el campanario Belfort, lo que genera una saturación considerable. Ante esto, en 2019 las autoridades limitaron a dos el número de cruceros que pueden atracar en el puerto cada día, en lugar de los cinco permitidos anteriormente.
Desde 1996, Brujas adoptó una política para prohibir la construcción de nuevos hoteles en su centro histórico, la cual fue reforzada en 2020 para incluir restricciones a los alquileres vacacionales, tal como informó The Guardian. Esta medida tiene como objetivo mantener el carácter residencial del centro histórico y evitar el desplazamiento de los habitantes locales debido a la demanda turística.
Además de estas restricciones, Daily Express destaca que Brujas optó por retirar la publicidad turística de puntos estratégicos como el aeropuerto de Bruselas para reducir el número de visitantes. Esta decisión refleja el deseo de las autoridades de atraer turistas que realmente valoren la ciudad y no simplemente contribuyan a su saturación.
El alcalde Dirk De fauw explicó a The Telegraph, que el objetivo de estas políticas es preservar el bienestar de los residentes sin comprometer el atractivo turístico de la ciudad. La mayoría de los ciudadanos de Brujas están de acuerdo con las medidas adoptadas, con un nivel de apoyo que oscila entre el 75% y el 90%. Aunque algunos comerciantes expresaron su preocupación por la disminución en el número de turistas, muchos reconocen la importancia de encontrar un equilibrio entre turismo y vida local.
Desde un punto de vista económico, muchos negocios dependen de los ingresos que generan los turistas. The Telegraph menciona el caso de Paul Jonckheere, un comerciante que se mostró preocupado por los efectos que estas políticas pueden tener en su tienda de recuerdos. Sin embargo, Euro News resalta que el comercio local se está adaptando a las nuevas circunstancias, y las autoridades siguen buscando maneras de regular el turismo sin perjudicar la economía.
Brujas demostró que es posible gestionar el turismo masivo sin recurrir a medidas drásticas. The Guardian informa que las restricciones a los hoteles y alquileres vacacionales, junto con la reducción en la promoción turística, fueron eficaces para controlar la afluencia de turistas. En lugar de aplicar tasas o límites de acceso, se ha encontrado un equilibrio que permite atraer turistas mientras se protege la calidad de vida de los residentes.
De cara al futuro, las autoridades están trabajando en un nuevo plan estratégico para el periodo 2025-2030. Este plan pretende consolidar los logros alcanzados y continuar desarrollando políticas que promuevan un turismo más sostenible. Entre las ideas está la regulación de áreas fuera del centro histórico, fomentando estancias más largas y un turismo más consciente. El objetivo final es no generar problemas sociales o económicos debido al exceso de turismo que hay en la ciudad cada año, pero hasta el momento lo estan solucionando de manera magistral.