Nantes, de ciudad industrial en crisis a capital creativa y divertida de Francia

Esta ciudad encontró su identidad en la innovación urbanística, el arte y la sostenibilidad. La reconversión de astilleros en espacios culturales y festivales de arte al aire libre impulsan el renacimiento, equilibrando historia y modernidad

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Nantes, una ciudad que ha experimentado un notable proceso de transformación, combina su rico legado histórico con un enfoque moderno en arte y urbanismo (Wikipedia)
Nantes, una ciudad que ha experimentado un notable proceso de transformación, combina su rico legado histórico con un enfoque moderno en arte y urbanismo (Wikipedia)

Nantes, una ciudad situada en el oeste de Francia a orillas del río Loira, es conocida hoy por su vibrante escena cultural, su enfoque innovador hacia el urbanismo y su capacidad para sorprender con cada rincón lleno de arte. Sin embargo, este estatus como una de las ciudades más entretenidas y creativas del país no siempre fue parte de su identidad. Durante gran parte del siglo XX, Nantes se enfrentó a severos desafíos económicos y sociales que parecían condenarla a la decadencia. La manera en que superó estos problemas y se transformó en un epicentro cultural es una historia de resiliencia, creatividad y reinvención urbana.

Durante siglos, Nantes fue una ciudad portuaria clave, prosperando gracias a su ubicación estratégica en el estuario del Loira. Fue un puerto vibrante y uno de los principales centros de comercio de Francia, particularmente en los siglos XVII y XVIII, cuando el comercio marítimo, incluyendo el oscuro legado del tráfico de esclavos, trajo riqueza a la ciudad. Nantes también se destacó como un importante centro de construcción naval, donde grandes buques eran ensamblados para cruzar los océanos. Sin embargo, este auge tenía fecha de caducidad.

Con la llegada del siglo XX, la globalización y los cambios en la industria naval provocaron un declive irreversible en la actividad portuaria. En 1987, el puerto de Nantes cerró definitivamente sus operaciones, marcando el fin de una era y dejando a la ciudad con un enorme vacío económico. A esto se sumó el cierre de muchas de sus fábricas y astilleros, lo que llevó al desempleo y al estancamiento económico. Los antiguos almacenes y los espacios industriales quedaron abandonados, y la ciudad parecía haber perdido su razón de ser.

Imagen de archivo del buque Zhong Xin Pearl descargando soja en el puerto de Nantes Saint-Nazaire en Donges, Francia. 13 de octubre, 2015. REUTERS/Stephane Mahe/Archivo
Imagen de archivo del buque Zhong Xin Pearl descargando soja en el puerto de Nantes Saint-Nazaire en Donges, Francia. 13 de octubre, 2015. REUTERS/Stephane Mahe/Archivo

El impacto en la identidad de la ciudad fue tan profundo como el económico. Nantes, que alguna vez había sido un símbolo de prosperidad industrial, se encontraba ahora en una encrucijada, luchando por redefinirse en un nuevo contexto donde su pasado ya no era suficiente para sostener su futuro.

La catedral de Nantes es un ejemplo destacado de arquitectura gótica, representando siglos de historia religiosa y cultural en la región (Wikipedia)
La catedral de Nantes es un ejemplo destacado de arquitectura gótica, representando siglos de historia religiosa y cultural en la región (Wikipedia)

El renacimiento cultural: de la industria al arte y la creatividad

Lejos de rendirse a la decadencia, Nantes comenzó a buscar nuevas formas de revitalizar su economía y su tejido social. En lugar de centrarse exclusivamente en la industria, las autoridades locales decidieron apostar por la cultura y la creatividad como motores de cambio. Esta decisión transformaría a la ciudad en un espacio donde la historia y la modernidad coexisten de manera sorprendente.

Uno de los primeros pasos fue la transformación de los antiguos astilleros y fábricas en espacios culturales. El proyecto más emblemático de esta reconversión es Les Machines de l’Île, una iniciativa artística que convirtió los antiguos terrenos industriales en un parque de atracciones único en su clase, donde gigantescas máquinas de inspiración steampunk interactúan con el público.

El Gran Elefante, una máquina de 12 metros de altura que puede transportar a 50 personas en su lomo, se convirtió en un símbolo del nuevo Nantes: un lugar donde la tecnología y la imaginación se entrelazan para crear experiencias inolvidables. Este elefante mecánico revitalizó una zona antes abandonada y capturó la imaginación de los locales y visitantes, atrayendo turismo y dando un nuevo impulso económico a la ciudad.

El Gran Elefante, una gigantesca máquina de 12 metros de altura en Les Machines de l’Île, se ha convertido en un símbolo emblemático de la creatividad y el renacimiento cultural de Nantes (Reuters)
El Gran Elefante, una gigantesca máquina de 12 metros de altura en Les Machines de l’Île, se ha convertido en un símbolo emblemático de la creatividad y el renacimiento cultural de Nantes (Reuters)

Al mismo tiempo, Nantes se convirtió en un laboratorio de innovación urbanística. Se priorizó la creación de espacios públicos abiertos, peatonales y verdes, y se implementaron políticas que fomentaron la sostenibilidad. La eliminación del tráfico en gran parte del centro de la ciudad permitió abrir amplios espacios para el arte y el esparcimiento. Estatuas inusuales, como la de una niña escapando de su pedestal o un hombre caminando en el aire, comenzaron a aparecer en plazas y parques, desafiando la percepción tradicional del arte público.

La cultura también comenzó a llenar cada rincón de la ciudad con el lanzamiento de Le Voyage à Nantes, un festival de verano que convierte la ciudad en una galería de arte al aire libre. Instalaciones temporales y permanentes se integran en el paisaje urbano, desde una casa inclinada en el río hasta un paso de cebra de estilo británico. Este enfoque lúdico y creativo ha redefinido la relación entre los ciudadanos y su entorno, haciendo de Nantes una ciudad que sorprende en cada esquina.

Sin embargo, este renacimiento no habría sido completo sin que la ciudad enfrentara su propio legado histórico. Nantes fue uno de los principales puertos en el comercio de esclavos durante el siglo XVIII, enviando alrededor de 550,000 africanos a las Américas. Aunque la ciudad prosperó gracias a este tráfico, los horrores de este comercio fueron parte de una herencia difícil de confrontar. En 2012, la ciudad inauguró el Memorial de la Abolición de la Esclavitud, un extenso recorrido a lo largo del río que conmemora a las víctimas de la esclavitud y rinde homenaje a los abolicionistas. Este memorial es una parte crucial del proceso de renacimiento de Nantes, ya que refleja cómo la ciudad ha optado por mirar su pasado de frente, sin evadir las responsabilidades históricas.

El Château des Ducs de Bretagne, una imponente fortaleza medieval, también juega un papel en este proceso de reflexión. Dentro de sus muros, el museo de la ciudad dedica una parte de su espacio a documentar la historia del comercio de esclavos, utilizando objetos y documentos históricos que hacen tangible esta dolorosa historia.

El Château des Ducs de Bretagne, una imponente fortaleza que refleja el legado histórico de Nantes, alberga un museo que explora la rica historia de la ciudad y la región (Reuters)
El Château des Ducs de Bretagne, una imponente fortaleza que refleja el legado histórico de Nantes, alberga un museo que explora la rica historia de la ciudad y la región (Reuters)

Hoy, Nantes es reconocida por haberlo hecho de manera creativa, convirtiéndose en un modelo de reinvención urbana. La ciudad logró equilibrar su rica herencia histórica con un enfoque vanguardista hacia el arte, la cultura y la sostenibilidad. Este éxito ha hecho de Nantes una de las ciudades más divertidas y dinámicas de Francia, donde cada rincón invita a descubrir algo nuevo y sorprendente.

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