El viaje único de David Kunst, el hombre que cruzó 13 países a pie en 4 años

La travesía lo convirtió en el primer hombre en completar una circunnavegación del planeta a pie, dejando huellas imborrables en cada continente

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David y John Kunst, con su burro "Willie Make It", iniciaron en 1970 una aventura para convertirse en los primeros en caminar alrededor del mundo, dejando atrás la seguridad de sus vidas cotidianas (Waseca County Historical Society)
David y John Kunst, con su burro "Willie Make It", iniciaron en 1970 una aventura para convertirse en los primeros en caminar alrededor del mundo, dejando atrás la seguridad de sus vidas cotidianas (Waseca County Historical Society)

En 1970, la vida de David Kunst cambió para siempre en una sala de cine de Waseca, Minnesota. Bajo el humo de los proyectores y las imágenes parpadeantes de la pantalla, David, cansado de la rutina a sus 30 años, compartió con su amigo Rick Ebensteiner su deseo de conducir un Jeep por Sudamérica. La respuesta de Rick fue lo que encendió la chispa que cambiaría el rumbo de la vida de David: “Tienes que hacer algo que nadie haya hecho antes”. Así nació la idea de caminar alrededor del mundo.

David y su hermano menor, John, vieron en esta aventura la oportunidad de romper con la monotonía y demostrar el control del hombre sobre su propio destino. John, recién graduado de la universidad, se unió sin titubear al plan de David. La travesía no era solo una hazaña física; era un grito de rebeldía contra una vida común y un “mundo de concreto y botones”.

Con el objetivo claro, surgió la necesidad de apoyo logístico y financiero. Con su carisma y convicción, David y John consiguieron el patrocinio de Hal Greenwood, un banquero local, y cartas de recomendación de figuras prominentes como el exvicepresidente Hubert Humphrey y el senador Walter Mondale. Dichas misivas abrieron puertas a embajadas y proporcionaron apoyo en ciudades y pueblos que visitarían. Además, decidieron darle un propósito altruista a la caminata, recaudando fondos para UNICEF, aunque la suma recaudada fue simbólica.

Durante su paso por Europa, los Kunst tuvieron la oportunidad de conocer a la princesa Grace Kelly de Mónaco, quien se llevó como recuerdo una herradura del burro "Willie" (Waseca County Historical Society)
Durante su paso por Europa, los Kunst tuvieron la oportunidad de conocer a la princesa Grace Kelly de Mónaco, quien se llevó como recuerdo una herradura del burro "Willie" (Waseca County Historical Society)

Un día, alguien sugirió que llevaran un burro para transportar su equipo, haciendo más creíble su compromiso de no hacer autostop. Así nació “Willie Make It”, el primer burro de una serie de cuatro que los acompañaría en su travesía mundial. El 20 de junio de 1970, David y John salieron de Waseca bajo la lluvia ligera, mientras sonaba la canción “King of the Road” de Roger Miller. La partida fue emotiva, y el alcalde, Carl Swanson, describió el momento como “algo que nunca se ha intentado antes en la historia del hombre”.

El viaje comenzó con una mezcla de escepticismo y admiración por parte de los vecinos. Muchos cuestionaban cómo David podía dejar atrás a su esposa, Jan, y a sus tres hijos. Otros, inspirados por su valentía, les deseaban suerte. Uno de esos admiradores fue Polly Letofsky, quien más tarde se convertiría en la primera mujer en caminar alrededor del mundo, inspirada por la historia de los Kunst.

De Minnesota a Nueva York y Europa

La primera etapa de la caminata, de Minnesota a Nueva York, fue un recordatorio de la magnitud del reto. Encontraron alojamiento donde podían: en parques, graneros abandonados o en casas de desconocidos. En un momento dado, fueron arrestados en Ohio, sospechosos de vagabundear. Pero fue solo una noche en la cárcel, parte de la aventura que estaban decididos a vivir. Cuando llegaron a Nueva York, el 8 de octubre de 1970, cansados pero firmes, posaron para las cámaras con “Willie”, su burro, recorriendo la 42nd Street. Fue como si la metrópoli y su caminata rural convergieran, simbolizando el cruce de dos mundos.

En los caminos rurales de Asia, la caminata se volvió más compleja: enfrentando el calor sofocante, los caminos desiertos y las miradas recelosas en países como Turquía e Irán (David Kunst via Facebook)
En los caminos rurales de Asia, la caminata se volvió más compleja: enfrentando el calor sofocante, los caminos desiertos y las miradas recelosas en países como Turquía e Irán (David Kunst via Facebook)

El viaje continuó en Europa, donde comenzaron su caminata en Cabo da Roca, Portugal, el punto más occidental de Europa continental. La gente los recibía con curiosidad y sorpresa. En España y la Riviera Francesa, se encontraron con calor humano, pero también con personajes inesperados. Uno de los momentos más memorables fue el encuentro con la princesa Grace Kelly de Mónaco, quien, con su elegancia hollywoodense, bromeó sobre si el burro “Willie” pateaba. David le entregó una herradura pulida como recuerdo.

En Italia, conocieron a uno de los ídolos personales de David, el explorador noruego Thor Heyerdahl, famoso por su travesía en balsa a través del Pacífico. Para David, fue como encontrarse con un alma gemela, un espíritu aventurero que había desafiado al mundo moderno. Heyerdahl elogió la valentía de los hermanos, diciendo que eran “jóvenes capaces de cumplir con una tarea tan ardua”. Durante su paso por Venecia, el burro de los Kunst se convirtió en el primer burro en caminar por la ciudad en más de un siglo, una escena surrealista que desconcertó a los locales.

De Europa del Este a Asia: peligro en el camino

El viaje hacia Europa del Este y Asia se tornó más difícil. Al cruzar por Yugoslavia y Bulgaria, entonces bajo control comunista, los hermanos enfrentaron la desconfianza de las autoridades y la incomodidad de los lugareños, quienes los miraban con recelo. Las cartas de recomendación de Humphrey y Mondale resultaron útiles, pero no lo suficiente para abrir las fronteras de la Unión Soviética. Los Kunst solicitaron permiso para cruzar el país, pero ni siquiera la intervención diplomática logró romper la barrera de la Guerra Fría.

Atravesando Pensilvania: David y John Kunst caminaron por las carreteras rurales del estado, enfrentando el frío y durmiendo bajo los techos de graneros y casas de desconocidos que les ofrecían refugio en su travesía hacia Nueva York (David Kunst via Facebook)
Atravesando Pensilvania: David y John Kunst caminaron por las carreteras rurales del estado, enfrentando el frío y durmiendo bajo los techos de graneros y casas de desconocidos que les ofrecían refugio en su travesía hacia Nueva York (David Kunst via Facebook)

En Turquía, la caminata se volvió más áspera. Los hermanos eran seguidos por niños que lanzaban piedras y, a menudo, caminaban rodeados de curiosos. Esperaron a que pasara el invierno en un apartamento en Ankara, proporcionado por la embajada de los Estados Unidos. En Irán, la situación fue más tensa; la embajada les advirtió sobre los peligros de acampar en aldeas apartadas. David y John rechazaron la oferta de un comerciante de camellos que quería cambiar su animal por su burro “Willie”.

Finalmente, en agosto de 1972, llegaron a Afganistán, el punto medio de su travesía. La bienvenida fue oficial y cálida, con policías escoltándolos. Sin embargo, la atmósfera del país era de una belleza hostil. Cruzaron terrenos secos y desérticos, donde el calor alcanzaba temperaturas extremas y el aislamiento era palpable. Pero la verdadera prueba estaba por llegar.

La noche del 21 de octubre de 1972, mientras acampaban cerca de la frontera con Pakistán, un grupo de bandidos los atacó, probablemente creyendo que los hermanos llevaban el dinero recaudado para UNICEF. La luna iluminaba sus turbantes mientras se acercaban sigilosamente. David disparó al aire para asustarlos, pero fue en vano. Un disparo atravesó su pecho y cayó al suelo fingiendo estar muerto. “Esto es estúpido, idiotas, por favor”, gritó John antes de ser alcanzado por los disparos. Los atacantes huyeron, y David, herido y solo, descubrió el cuerpo sin vida de su hermano. A la mañana siguiente, fue rescatado por soldados que lo llevaron a un hospital en Kabul.

Un granjero yugoslavo les regaló a los hermanos Kunst un perro llamado Drifter (Waseca County Historical Society)
Un granjero yugoslavo les regaló a los hermanos Kunst un perro llamado Drifter (Waseca County Historical Society)

El regreso al viaje: David y Pete retomaron la marcha

La muerte de John fue devastadora para David, pero no un punto final. Una vez recuperado, decidió retomar la caminata. Cumpliendo la promesa de reemplazar a su hermano si algo le ocurría, Pete Kunst se unió a David, y juntos volvieron a Afganistán en marzo de 1973, al mismo lugar donde la tragedia había ocurrido. Desde allí, caminaron hacia Pakistán, esta vez escoltados por militares. Intentaron obtener permiso para cruzar China, pero la rígida política del país durante la Guerra Fría lo impidió. En su lugar, viajaron a India, donde Pete enfermó gravemente de los riñones y David tuvo que hacerse cargo de todo el viaje. La travesía por India fue agotadora, con la multitud constante y la falta de privacidad haciéndose sentir cada día.

Debido a los problemas políticos, no pudieron cruzar por Birmania, así que decidieron recorrer Australia. Aterrizaron en Perth a finales de 1973, con la intención de caminar de costa a costa. Pero fue en Australia donde la vida de David cambió para siempre.

Al inicio de la travesía, Hal Greenwood, el banquero local, y el alcalde Carl Swanson de Waseca apoyaron y celebraron a los hermanos Kunst (Waseca County Historical Society)
Al inicio de la travesía, Hal Greenwood, el banquero local, y el alcalde Carl Swanson de Waseca apoyaron y celebraron a los hermanos Kunst (Waseca County Historical Society)

El amor en la ruta: Australia y Jenni Samuel

La caminata a través de Australia fue uno de los capítulos más solitarios de la travesía. Cruzar el Outback fue como adentrarse en un territorio lunar: vasto, seco y desolador. Pero fue allí donde David conoció a Jenni Samuel, una joven profesora australiana, en una fiesta en Perth. El encuentro fue casual, pero importante. Atraída por la historia de David y la caminata, Jenni se convirtió en su apoyo emocional y, eventualmente, en su pareja. Aunque David seguía casado con Jan en Minnesota, la relación con Jenni floreció durante su tiempo juntos en el desierto australiano.

Cuando Pete regresó a Estados Unidos en marzo de 1974, David quedó solo en el Outback. Su burro “Will Willie Make It” murió a la orilla de la carretera, y David quedó varado con su carro de suministros. Fue entonces cuando le pidió a Jenni que lo ayudara a llevar el carro hasta Sídney. “Caminaré a tu lado, y así podremos hablar”, le propuso David, y así fue. La caminata se convirtió en una travesía compartida, y David encontró en Jenni una nueva razón para seguir adelante.

Al atravesar Turquía, David y John Kunst enfrentaron la dureza del invierno y la incomprensión de los lugareños, con multitudes de niños que los seguían lanzando piedras y noches heladas que los obligaron a buscar refugio en un apartamento proporcionado por la embajada estadounidense en Ankara (Waseca County Historical Society)
Al atravesar Turquía, David y John Kunst enfrentaron la dureza del invierno y la incomprensión de los lugareños, con multitudes de niños que los seguían lanzando piedras y noches heladas que los obligaron a buscar refugio en un apartamento proporcionado por la embajada estadounidense en Ankara (Waseca County Historical Society)

El regreso a América y la controversia

En julio de 1974, David voló de Sídney a Los Ángeles para terminar su viaje. Pero el tramo final a través de América no fue fácil. Los desiertos de California y la soledad hicieron mella en David, quien ya no contaba con el apoyo de un compañero ni de un burro. Al cruzar Nebraska, una entrevista con un periodista provocó controversia: “Estaba cansado de Waseca, de mi trabajo... y de mi esposa”, dijo. Sus palabras generaron reacciones negativas en su pueblo natal, y algunos consideraron que se había vuelto ingrato o arrogante. A pesar de esto, David continuó caminando hacia Waseca, decidido a completar su hazaña.

Finalmente, el 5 de octubre de 1974, David llegó a Waseca, donde una multitud lo recibió con entusiasmo. Pete, Rick Ebensteiner y otros amigos cercanos estaban allí para celebrar su regreso. “Dos hermanos Kunst comenzaron este viaje, y dijimos que dos hermanos Kunst lo terminarían”, proclamó David, visiblemente conmovido. Sin embargo, no todos estuvieron presentes: Hal Greenwood, el banquero patrocinador, y el alcalde Swanson, quien había dado su discurso de partida, decidieron no asistir. La separación de David y Jan, ahora irreversible, dejó claro que la travesía había tenido un costo personal importante.

En su camino por India, David y Pete Kunst caminaron por carreteras abarrotadas, soportando el calor sofocante y la constante presencia de multitudes. La travesía los llevó a través de aldeas pobres y paisajes polvorientos, enfrentando enfermedades y desafíos diarios en una de las etapas más difíciles de su viaje (David Kunst via Facebook)
En su camino por India, David y Pete Kunst caminaron por carreteras abarrotadas, soportando el calor sofocante y la constante presencia de multitudes. La travesía los llevó a través de aldeas pobres y paisajes polvorientos, enfrentando enfermedades y desafíos diarios en una de las etapas más difíciles de su viaje (David Kunst via Facebook)

Un legado de aventura y descubrimiento

David Kunst se convirtió en el primer hombre registrado en caminar alrededor del mundo, logrando un lugar en el Libro Guinness de los Récords. Tras su regreso, se mudó a California con Jenni, donde llevó una vida más tranquila como cuidador de edificios y repartidor de periódicos. Su relación con Jenni se consolidó y juntos viajaron por todos los estados de los Estados Unidos y recorrieron Europa. La aventura, para David, no fue un medio para alcanzar la fama o el éxito material, sino una forma de vivir plenamente, libre de ataduras y convencionalismos.

David publicó su libro “The Man Who Walked Around the World” en 1979, y aunque se retiró de la vida pública, su legado como aventurero y soñador sigue vivo. Como escribió John en su diario, la caminata fue una “oportunidad para elevarnos por encima de las trivialidades normales de la vida y hacer algo único”. Y David Kunst lo logró, paso a paso, dejando una huella imborrable en cada rincón del mundo.

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