El ataque terrorista en Jaffa, cerca de Tel Aviv, dejó el último martes a siete personas muertas y múltiples heridos. En medio del caos del atentado apareció la figura de Lev Kreitman, un hombre que no solo había experimentado situaciones de riesgo anteriormente, sino que decidió intervenir de forma decisiva.
Conocido por su papel como director de Midburn, la versión israelí del popular festival Burning Man, que reúne a miles de personas en una celebración de arte, comunidad y creatividad en el desierto del Neguev, Kreitman se transformó en uno de los héreos anónimos del 7 de octubre de 2023, cuando miles de terroristas de Hamas se infiltraron en el sur de Israel y masacraron a 1.200 personas. Ese sábado negro se encontraba en el bosque de Re’im, en una pequeña fiesta cercana al festival de música Nova, cuando comenzó el sanguinario ataque.
Kreitman logró salir ileso del ataque pero en vez de volverse a su casa ayudó a evacuar y rescatar a personas que habían quedado seriamente heridas en el predio de Nova.
El rol de Lev Kreitman en el ataque en Jaffa
Anoche, a un año de la masacre de Hamas, pero esta vez en Jaffa, Kreitman volvió a enfrentarse a una situación límite.
El joven se encontraba en un local de comida cuando escuchó los primeros disparos. En cuestión de segundos, entendió que estaba presenciando un ataque terrorista. Su experiencia previa y su entrenamiento en las Fuerzas Armadas - como la mayoría de la población civil israelí- le permitieron identificar la gravedad de la situación y reaccionar con rapidez.
De inmediato, sacó su arma y se dirigió al exterior, donde se encontró con un policía israelí que también estaba armado. Ambos, conscientes del peligro, empezaron a buscar a los atacantes, guiados por el sonido de los disparos. La escena era caótica, con civiles muertos y heridos. Kreitman, manteniéndose alerta y tomando una posición estratégica, observó cómo los terroristas se dividían, dirigiéndose en diferentes direcciones.
En ese momento, envió un mensaje de voz a un grupo de amigos del Ejército para mantenerlos al tanto de la situación y de que se preparaba para actuar. La decisión fue rápida y clara: enfrentarse a uno de los terroristas que se acercaba a su posición. Con calma y precisión, Kreitman sorprendió al atacante desde un costado, disparándole. El terrorista, herido, intentó huir, pero terminó desplomándose en una esquina cercana. Kreitman, consciente de que todavía había peligro, se refugió en un edificio cercano, temiendo que el segundo atacante reapareciera.
Pasado un tiempo prudente, volvió al lugar del ataque para asistir a las víctimas. Se encontró con varios heridos, uno de los cuales aún tenía pulso. Sin embargo, la situación era crítica y el número de personas heridas y fallecidas hacía que los esfuerzos de rescate fueran extremadamente difíciles. Un médico de la organización Rescue Union llegó para brindar primeros auxilios, pero el desenlace de la situación para esa víctima en particular sigue siendo incierto para Kreitman, quien confesó haber pasado toda la noche pensando en si esa persona logró sobrevivir.
El ataque en Jaffa dejó un saldo trágico de siete personas fallecidas y varias más heridas, lo que aumentó la sensación de inseguridad en la población y el temor por nuevos atentados. Kreitman, que enfrentó directamente a uno de los terroristas, posiblemente evitó un número mayor de víctimas al neutralizar a uno de los atacantes. La intervención de otros civiles armados y la llegada de la policía fueron determinantes para frenar el avance de los atacantes. Finalmente, el segundo terrorista fue localizado y abatido por agentes policiales, lo que puso fin a la amenaza.