El turismo en Europa ha dado pasos importantes hacia la recuperación tras la pandemia, pero el Reino Unido sigue rezagado en comparación con los niveles previos a 2020. Un informe del Centro de Investigación Económica y Empresarial (CEBR) revela que el país acogió 38 millones de turistas en 2023, aún por debajo del pico de 40,9 millones de 2019. Las proyecciones para 2024 muestran solo una leve mejoría, alcanzando 38,7 millones de visitantes. Además, los ingresos por turismo cayeron un 8%, lo que equivale a una pérdida de 2.800 millones de libras (3.400 millones de dólares), ajustado por inflación.
El descenso en el número de turistas y en los ingresos revela un retraso significativo del Reino Unido en comparación con otros destinos europeos que han logrado recuperar o incluso superar sus cifras anteriores. Este fenómeno no responde únicamente a la “cautela general sobre los viajes internacionales” pospandemia, sino también a factores económicos y de percepción que están impactando en la competitividad del país como destino turístico.
Competitividad turística y el elevado costo de viajar al Reino Unido
Según el informe del CEBR, el Reino Unido ha perdido terreno frente a otros lugares europeos como destino turístico. La disminución de visitantes y la caída en su gasto hacen que el país esté quedando rezagado. El Foro Económico Mundial lo ubica en el puesto 113 de 119 países en cuanto a competitividad de precios en viajes y turismo.
El costo de vida en el Reino Unido ha aumentado drásticamente desde 2019, lo que repercute directamente en el costo de viajar al país. Para 2024, los precios generales se esperan un 23,5% más altos que antes de la pandemia. Asimismo, los alojamientos han aumentado un 35,8%, los precios en restaurantes un 28,7% y los vuelos un 47,6%, afectando considerablemente el gasto de los turistas. Esto hace que Reino Unido sea percibido como un destino caro, especialmente en comparación con otros países europeos que han mantenido una oferta más competitiva.
Barreras para el Turismo
La imagen del Reino Unido como destino turístico se ha visto afectada por varios factores que disuaden a los posibles visitantes. Problemas como la contaminación de las playas por aguas residuales, el aumento en la delincuencia con arma blanca y el caos en el sistema ferroviario generan titulares que contrastan con la imagen de un país seguro y hospitalario.
El índice de “Welcome” del Reino Unido, que mide la calidad de la bienvenida percibida por los turistas, cayó al puesto 19 de 60 naciones, convirtiéndose en su peor clasificación histórica, un reflejo de la falta de una experiencia positiva para los visitantes. Aspectos como la interacción con la población local, el servicio en restaurantes y hoteles, y la facilidad para moverse por el país han recibido críticas, lo que afecta las motivaciones de los turistas.
Además, las restricciones de entrada y los procesos de visado añaden obstáculos adicionales para los turistas. Desde la implementación del Brexit, los viajeros de la Unión Europea, que solían ingresar al país con su tarjeta de identidad, ahora requieren un pasaporte, un documento que muchos ciudadanos de la UE no poseen. Asimismo, el Reino Unido planea implementar el sistema de Autorización Electrónica de Viajes (ETA) a finales de este año, lo que representará un costo adicional de 10 libras (12 dólares) por persona y complicará aún más los viajes de los visitantes europeos y de otros países.
Los costos de los visados también han aumentado, con una visa de turista de dos años costando 432 libras (525 dólares), mucho más que el costo de una visa Schengen para Europa, lo que hace que viajar al Reino Unido sea un proceso más costoso y burocrático.
En el contexto europeo, según las estadísticas de la Organización Mundial del Turismo (OMT), el Reino Unido sigue estando un 5,6% por debajo de las cifras de 2019 en cuanto a visitantes internacionales. Mientras tanto, países como Francia, España, Grecia y Croacia muestran un crecimiento mucho más acelerado, impulsado por precios competitivos, una percepción de hospitalidad más positiva y facilidades para los turistas en cuanto a requisitos de entrada.
El Reino Unido no solo enfrenta estos retos económicos y logísticos, sino también una percepción de falta de valor en comparación con otros destinos europeos. La eliminación de la opción de compras libres de impuestos para turistas internacionales, que antes era un atractivo importante, ha hecho que muchos viajeros elijan pasar menos tiempo y gastar menos dinero en el país.