En una pequeña localidad del Reino Unido, la familia Mowbray estaba lista para disfrutar de sus primeras vacaciones internacionales en casi una década. El sol y las playas de la República Dominicana aguardaban su llegada, en lo que prometía ser un momento de descanso y alivio para una familia de militares, una de cuyos miembros sufre las secuelas del trastorno de estrés postraumático (TEPT) tras su servicio. Sin embargo, lo que parecía ser un viaje soñado se transformó en una pesadilla burocrática.
El motivo no fue un problema para acceder a sus fondos, ni un conflicto con las reservas. El obstáculo que se interpuso entre ellos y sus ansiadas vacaciones fue un nombre: Loki Skywalker Mowbray, el del hijo menor de la familia.
El nombre que sus padres eligieron con tanto cariño en honor a uno de los personajes más icónicos de la saga de Star Wars se convirtió en un impedimento inesperado cuando el Home Office del Reino Unido rechazó la solicitud de pasaporte del niño. Según las autoridades, el segundo nombre de Loki, Skywalker, estaba protegido por los derechos de autor de Disney.
Esta situación, que parecería sacada de una novela de ciencia ficción, dejó atónita a la familia. ¿Cómo es posible que un nombre inspirado en una película se convierta en un obstáculo legal?
Un homenaje que sale caro
La historia de Loki Skywalker Mowbray comienza el 4 de mayo de 2017, una fecha que para los fanáticos de Star Wars tiene un significado especial. El “May the 4th”, que se pronuncia de manera muy similar a May the Force be with you (que la fuerza esté contigo), es conocido como el Día de Star Wars, una jornada en la que se celebra la cultura de esta saga galáctica que ha marcado a varias generaciones desde su estreno en 1977. Para Christian Mowbray, un soldado de 48 años del Cuerpo de Ingenieros Reales británico, y su esposa Becky, exmilitar y madre de tres hijos, no había mejor manera de rendir tributo a esta icónica franquicia que incorporarla al nombre de su hijo recién nacido.
Así nació Loki Skywalker, un nombre que, durante los primeros siete años de vida del niño no generó más que sonrisas y algún que otro comentario entre parientes y amigos. No fue hasta que la familia decidió solicitar un pasaporte para su primer viaje internacional desde el nacimiento de Loki que el verdadero problema salió a la luz. La oficina de inmigración les informó que el nombre Skywalker, propiedad de Disney, no podía ser incluido en un documento oficial sin la debida autorización de la compañía.
—No teníamos idea de que esto podría ser un problema —admitió Christian Mowbray, aún sorprendido por la situación—. Entendemos que el nombre está protegido por derechos de autor, pero jamás pensamos que eso afectaría la emisión del pasaporte de nuestro hijo.
El dilema legal: un nombre con derechos de autor
El Home Office, responsable de los pasaportes y otros trámites relacionados con la seguridad y la inmigración en el Reino Unido, fue tajante en su decisión. El correo electrónico que recibió la familia explicaba que el nombre Skywalker no podía aparecer en el pasaporte de Loki a menos que obtuvieran un permiso formal de Disney. El nombre, que ha sido inmortalizado por los personajes de Luke Skywalker y Anakin Skywalker en la saga de Star Wars, está sujeto a las leyes de propiedad intelectual.
Este tipo de disputas no es nuevo. Otras familias en el Reino Unido han enfrentado situaciones similares con nombres inspirados en personajes de la cultura popular. En el suroeste de Inglaterra, una niña llamada Khaleesi, en homenaje a la famosa serie Juego de Tronos, también tuvo problemas para obtener su pasaporte debido a que su nombre está protegido por los derechos de autor de Warner Brothers.
Para los Mowbray, este viaje era muy esperado: un descanso del trabajo y de las dificultades emocionales que Becky había enfrentado tras años de servicio militar, y una oportunidad.
—Este viaje era importante para nosotros —confesó Christian—. Era una oportunidad de sanar, de desconectar y de disfrutar un tiempo juntos después de años de sacrificios.
A lo largo de varios días de estrés y llamadas a las oficinas del gobierno, la familia insistió. Finalmente, el Home Office decidió emitir el pasaporte de Loki sin necesidad de cambiar su nombre ni de obtener permiso de Disney. Aunque no quedó claro por qué las autoridades decidieron revertir su decisión inicial, los Mowbray pudieron respirar aliviados.
Con el pasaporte en mano y las maletas listas, la familia Mowbray se preparó para su tan esperada aventura en la República Dominicana. La experiencia dejó una reflexión sobre los límites de la propiedad intelectual y el impacto que estas normativas pueden tener en la vida cotidiana de las personas.
—Creo que es importante que las autoridades reconozcan que los nombres están evolucionando y que no siempre hay una intención comercial detrás de ellos —dijo Christian—. No se trata de un truco publicitario. Este es el nombre que elegimos para nuestro hijo, y es parte de su identidad desde el día en que nació.
La historia de los Mowbray es solo un ejemplo de un fenómeno más amplio. Mientras la cultura popular se imbrica en distintos planos de la sociedad, es probable que haya más casos como el de Loki Skywalker Mowbray o Khaleesi.
Para la familia Mowbray, la verdadera victoria fue mantener el nombre de su hijo y, finalmente, poder disfrutar de sus vacaciones.