De la basura a la subasta: la increíble historia de una obra maestra de Durero

Un joven llevó a valuar algunos objetos que de niño solía sacar de los vertederos. Uno de ellos resultó ser “El caballero, la muerte y el diablo”, del famoso artista alemán. Qué valor obtuvo por su venta

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Un niño de 11 años rescató la obra Caballero, muerte y diablo de Alberto Durero, 1513
Un niño de 11 años rescató la obra Caballero, muerte y diablo de Alberto Durero, 1513

Mat Winter tenía 11 años y exploraba el basurero local de su pueblo en el sur de Inglaterra en busca de objetos interesantes. Al verlo, una mujer le ofreció una pila de productos desechados de su casa. Mat no lo sabía pero, al aceptar, estaba cambiando su vida.

Entre los elementos que la mujer le acercó en su automóvil, una imagen vieja llamó la atención del niño. Parecía una estampa desgastada y olvidada, pero era una obra maestra del Renacimiento: el grabado El caballero, la muerte y el diablo del famoso artista alemán Alberto Durero. Le pareció bonito y lo guardó en su armario durante más de una década.

Ahora acaba de descubrir el real valor de esta pieza de casi 500 años.

Durero, uno de los mayores exponentes del arte renacentista alemán, realizó el grabado en 1513. Es una de sus obras más conocidas, parte de la serie de los Meisterstiche o “grabados maestros”, junto con otras dos obras notables

La ilustración muestra a un caballero montado en un caballo robusto, flanqueado por dos figuras simbólicas: la muerte, representada por una figura esquelética que sostiene un reloj de arena, y el diablo, con una forma de cabra que sigue al caballero. Esta imagen cargada de simbolismo es considerada un ejemplo sobresaliente de la habilidad técnica y la maestría en los grabados en cobre que caracterizan el trabajo de Durero. Además de ser un destacado pintor, Durero se ganó un lugar en la historia del arte por la precisión y el detallismo de sus grabados e influyó en artistas de la talla de Rafael y Tiziano.

Identificación del grabado de Durero

Mat desconocía la historia pero, a los 24 años, pensó en la posibilidad de que esa obra tan hermosa tuviera algún valor de mercado y recurrió a Jim Spencer, un reconocido experto en antigüedades y director de Rare Book Auctions. Al abrir el paquete y observar el grabado a contraluz, Spencer quedó impresionado por la calidad de la estampa y la antigüedad del papel verjurado. Desde el primer momento supo que estaba frente a un grabado auténtico y sospechó que era un Durero, un hallazgo extremadamente raro fuera de los museos.

Jim Spencer, director de subastas de libros raros, sostiene la impresión
Jim Spencer, director de subastas de libros raros, sostiene la impresión

A pesar de su intuición, Spencer necesitaba la confirmación de expertos en grabados antiguos. Llevó la obra directamente al Museo Británico en Londres, donde los especialistas compararon la estampa con otras tres impresiones originales de Durero que se conservan en la colección permanente. La clave para validar la autenticidad del grabado fue la identificación de un pequeño rasguño que atraviesa la cabeza del caballo en la imagen. Este rasguño, causado por un desperfecto en la placa de cobre original que Durero utilizó para realizar el grabado, fue posteriormente corregido. La presencia de ese rasguño en la impresión encontrada por Winter confirmó que, efectivamente, era una obra genuina del artista.

Valor estimado y subasta

El descubrimiento emocionó a los expertos del museo, a la vez que dio a Mat y a Spencer la certeza del valor histórico y artístico de la pieza. Según el director de Rare Book Auctions, nunca antes había tenido la oportunidad de catalogar una obra de Durero tan importante, lo que añadió un toque de exclusividad a la subasta.

Una vez confirmada la autenticidad de la obra, las expectativas en torno a su valor comenzaron a crecer. Aunque la estampa había estado pegada a un soporte probablemente desde el año 1900, lo que puede afectar su precio final, la claridad y los contrastes del grabado lo hacen una pieza excepcional. Los expertos estimaron que El caballero, la muerte y el diablo, podría alcanzar más de USD 26.000 en la subasta, aunque en condiciones óptimas podría llegar a diez veces eso.

Finalmente, la obra se vendió por £26,500, alrededor de 35.178 dólares. El comprador, un coleccionista privado de Alemania no dudó en adquirir la la pieza. “Supongo que se podría decir que este grabado del Renacimiento alemán se va a casa”, dijo Jim Spencer, director de la casa de subastas en Lichfield, Staffordshire.

Según Spencer, esta es la obra más importante que ha catalogado y puesto a la venta, y representaba una oportunidad única para adquirir una pieza que pocas veces sale al mercado.

Alberto Durero pintó este autorretrato en 1498
Alberto Durero pintó este autorretrato en 1498

Alberto Durero, nacido en 1471 en Núremberg, es considerado uno de los artistas más influyentes del Renacimiento alemán y, por su maestría técnica, una figura destacada en la historia del arte europeo. Aunque su obra abarcó diversas disciplinas, fueron sus grabados en cobre los que lo catapultaron a la fama, destacando por su increíble nivel de detalle y precisión.

Durero fue contemporáneo de gigantes del Renacimiento como Leonardo da Vinci, y compartió con ellos una obsesión por el estudio de la anatomía, la proporción y la perspectiva. Sin embargo, a diferencia de sus contemporáneos, Durero fue pionero en el uso de los grabados como una forma de arte accesible, permitiendo que sus obras llegaran a un público más amplio a través de la reproducción. Esta capacidad de difundir su arte por toda Europa hizo de Durero una figura clave en la expansión de los ideales y el estilo renacentista más allá de Italia.

El caballero, la muerte y el diablo es uno de sus grabados más célebres, no solo por su complejidad técnica, sino por el profundo simbolismo que encierra. En él, Durero mezcla influencias cristianas y humanistas para representar el tránsito de la vida y la inevitabilidad de la muerte, temas recurrentes en el pensamiento de su época. La habilidad de Durero para combinar técnica, simbolismo y emoción en sus grabados es lo que lo ha consagrado como “uno de los artistas más dotados técnicamente de todos los tiempos”, según lo describen expertos como Emma Yeomans, del London Times.

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