A partir de octubre de 2025, la televisión británica dejará de transmitir anuncios de comida chatarra antes de las 21 horas. Esta medida, impulsada por el gobierno del Reino Unido, busca reducir la exposición de los niños a la publicidad de productos con alto contenido en grasas, sal y azúcar, como parte de un esfuerzo para combatir la creciente crisis de obesidad infantil en el país. La decisión responde a la necesidad de proteger a los más jóvenes de la constante influencia de este tipo de anuncios, que en muchos casos promueven alimentos malos para la salud.
La prohibición no es un cambio repentino, ya que la idea de limitar la publicidad de alimentos no saludables ha sido discutida durante varios años. De hecho, en 2021, durante el gobierno del primer ministro Boris Johnson, se planteó por primera vez esta restricción. Sin embargo, la implementación de la norma fue retrasada para que la industria alimentaria y publicitaria tuviera tiempo de ajustarse. Con la entrada en vigor de esta nueva normativa en 2025, el gobierno busca dar un paso clave hacia la reducción de los altos índices de obesidad infantil, que siguen siendo un desafío importante para la salud pública en el Reino Unido.
Además de la prohibición de anuncios de comida chatarra en televisión antes de las 21, el gobierno británico ha decidido aplicar una prohibición total de los anuncios pagados en internet que promuevan alimentos con alto contenido en grasas, sal y azúcar. Esta medida, que complementa las restricciones en televisión, pretende cerrar una de las principales vías a través de las cuales los niños están expuestos a la publicidad de productos poco saludables.
La publicidad online ha ganado una relevancia crucial, especialmente en plataformas populares entre los jóvenes. Redes sociales, sitios web y aplicaciones móviles se han convertido en espacios donde la industria alimentaria puede dirigir su marketing a un público más amplio y joven. La prohibición de estos anuncios pagados en internet pretende limitar este tipo de influencia en los menores, una población particularmente vulnerable al contenido que promueve hábitos alimenticios no saludables. Esta normativa no solo afecta a los anuncios tradicionales, sino también a cualquier forma de publicidad pagada en plataformas digitales.
La obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública más graves en el Reino Unido, y los datos reflejan la magnitud del desafío. Según cifras oficiales, uno de cada cinco niños en edad de asistir a la escuela primaria tiene sobrepeso, y este número aumenta a más de un tercio al llegar a la secundaria. Estas estadísticas han generado una preocupación creciente, ya que los niños con sobrepeso o que padecen obesidad enfrentan un mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, problemas cardíacos y otras complicaciones de salud en el futuro.
La exposición constante a anuncios de comida chatarra se ha señalado como un factor clave que contribuye a la mala alimentación entre los menores. Por ello, las autoridades británicas consideran que reducir el acceso a este tipo de publicidad, tanto en televisión como en internet, es una medida esencial para frenar la tendencia. Con la implementación de estas restricciones, el gobierno busca cambiar el entorno publicitario al que están expuestos los niños y, en última instancia, contribuir a la adopción de hábitos alimenticios más saludables desde una edad temprana.
A pesar de que el plan original fue promovido bajo un gobierno conservador, la actual administración laborista ha decidido mantenerlo, reforzando su compromiso con la salud pública. Andrew Gwynne, viceministro de Salud Pública y Prevención, afirmó que las nuevas directrices ofrecen la claridad que las empresas solicitaban para prepararse adecuadamente antes de la fecha límite del 1 de octubre de 2025. Esta continuidad en las políticas de ambos gobiernos refleja el consenso en torno a la necesidad de tomar medidas para combatir la obesidad, un problema que sigue siendo una carga significativa para el Servicio Nacional de Salud (NHS) del Reino Unido.
El gobierno británico ha lanzado una consulta pública para definir cómo se aplicarán las nuevas normativas a las plataformas de televisión en línea que transmiten en vivo a través de internet, conocidas como IPTV. Estas plataformas, que han ganado popularidad en los últimos años, incluyen servicios de transmisión que permiten ver contenido televisivo en tiempo real, como si se tratara de un canal de televisión tradicional. Dado que estas plataformas se han convertido en una alternativa a la televisión convencional, el gobierno considera que deben estar sujetas a las mismas reglas de publicidad.
La propuesta actual es que las plataformas IPTV sigan las mismas restricciones que los servicios de televisión tradicionales, lo que significa que los anuncios de comida chatarra solo podrán emitirse después de las 21:00. Esta medida busca cerrar cualquier posible brecha regulatoria que permita a la industria alimentaria continuar publicitando productos no saludables a menores de edad a través de nuevos formatos digitales. Durante las próximas cuatro semanas se realizará una consulta específica para determinar los detalles técnicos y garantizar que las restricciones se apliquen de manera efectiva en todos los formatos de transmisión.
La prohibición de los anuncios de comida chatarra forma parte de una estrategia más amplia del gobierno del Reino Unido para reducir la carga sobre el NHS. La obesidad infantil no solo representa un problema inmediato en términos de salud, sino que también tiene un impacto a largo plazo en el sistema sanitario.
El NHS, que ya enfrenta graves problemas financieros y una creciente demanda de servicios, se beneficiaría de una reducción en los casos de enfermedades prevenibles. Según Gwynne, el objetivo es mejorar la salud pública y evitar que las futuras generaciones enfrenten los mismos problemas relacionados con la obesidad que han afectado a la población actual.
Además de las restricciones en la publicidad de comida chatarra, el gobierno ha considerado otras medidas para mejorar la salud de la población, como la posible prohibición de fumar en espacios exteriores, incluidas las terrazas de bares y restaurantes. Todas estas acciones forman parte de una estrategia más amplia para mejorar el bienestar general de los ciudadanos y reducir los costos asociados con las enfermedades prevenibles en el sistema sanitario.
El Reino Unido no es el único país en Europa que ha tomado medidas para regular la publicidad de alimentos poco saludables. En Noruega, por ejemplo, se ha propuesto una normativa similar que busca restringir la publicidad de productos con alto contenido en grasas, sal y azúcar dirigida a menores de 18 años. Desde 2013, los fabricantes y proveedores de alimentos en Noruega han adoptado voluntariamente la restricción de publicidad dirigida a niños menores de 13 años, pero el nuevo plan busca hacer obligatoria esta prohibición, con la inclusión de “umbrales nutricionales” que determinen qué productos son considerados menos saludables.
La autorregulación ha sido una práctica común en varios países de la Unión Europea, donde la industria alimentaria ha impuesto sus propias limitaciones para no publicitar alimentos no saludables a menores de 13 años. Sin embargo, en muchos casos, se ha demostrado que esta autorregulación tiene limitaciones. Según Emma Calvert, de la Organización Europea de Consumidores (BEUC), las empresas han aprovechado los vacíos en las regulaciones para seguir publicitando productos poco saludables a los niños. Este fenómeno ha llevado a varios países, como el Reino Unido y Noruega, a adoptar medidas más estrictas que incluyan regulaciones obligatorias.