En las profundidades del Jardín Arqueológico Davidson en Jerusalén, un hallazgo excepcional ha capturado la atención de arqueólogos e historiadores por igual. Un pequeño sello de piedra negra, de unos 2.700 años de antigüedad, ha sido desenterrado, revelando detalles que podrían cambiar nuestra comprensión de la lectura y escritura en la antigüedad.
Detalles del amuleto de piedra
El sello, minuciosamente elaborado en piedra negra, lleva inscrito en paleohebreo la frase “Le Yeho’ezer ben Hosh’ayahu”, que se traduce como “Para Yeho’ezer hijo de Hosh’ayahu”. Esta inscripción, que podría hacer referencia a dos personajes prominentes que vivieron entre los siglos X y VI a.C., está grabada en sentido inverso, permitiendo que el sello se utilizara para imprimir palabras en cera.
Junto a esta inscripción, el amuleto presenta una figura alada, cuya representación y diseño sugieren una influencia asiria, destacando la interacción cultural de la región durante ese período.
Además, el amuleto muestra un pequeño agujero en su estructura, lo que indica que probablemente fue llevado como un colgante, tal vez por un funcionario de alto rango del Reino de Judá. “El sello, hecho de piedra negra, es uno de los más bellos jamás descubiertos en las excavaciones en la antigua Jerusalén”, afirmaron el doctor Yuval Baruch y Navot Rom, directores de excavación de la Autoridad de Antigüedades de Israel (IAA) a Fox News.
Este sello de piedra, además de su función como herramienta administrativa, servía como amuleto protector. Sin embargo, su diseño también sugiere que fue considerado un talismán capaz de otorgar protección y buena fortuna a su portador.
Según los arqueólogos, el funcionario Hosh’ayahu pudo haber sido el propietario original, quien lo utilizaba tanto para fines oficiales como para su protección personal. Tras su muerte, su hijo Yeho’ezer habría heredado el sello, añadiendo su propio nombre junto al de su padre, en un intento por apropiarse de las “cualidades beneficiosas” que el talismán encarnaba.
Implicaciones sobre la alfabetización
El descubrimiento de este sello de piedra también ofrece una visión reveladora sobre el nivel de alfabetización en el antiguo Reino de Judá. La inscripción en paleohebreo, aunque sencilla, sugiere que la capacidad de leer y escribir podría haber estado más extendida de lo que se pensaba previamente.
Tradicionalmente, se ha asumido que la alfabetización en ese período estaba restringida a las élites, como sacerdotes y funcionarios de alto rango. Sin embargo, la existencia de este sello plantea la posibilidad de que la escritura fuese una habilidad accesible a un espectro más amplio de la población, al menos en lo que respecta a las necesidades comerciales y administrativas.
Yuval Baruch, director de la Autoridad de Antigüedades de Israel (IAA), teorizó que, contrariamente a la creencia común, la alfabetización en esa época no era un privilegio exclusivo. La inscripción del nombre del propietario en el sello, aunque realizada con menos precisión que la figura alada, sugiere que personas fuera del círculo más exclusivo de la sociedad podían tener conocimiento básico de escritura, lo que era esencial para sus funciones cotidianas y comerciales.
Relevancia bíblica
Este amuleto, además de tener una importancia arqueológica notable, también posee una profunda relevancia bíblica. Los nombres grabados en el sello, “Yeho’ezer” e “Hosh’ayahu”, parecen resonar con nombres mencionados en textos bíblicos. Por ejemplo, “Yeho’ezer” es una variante de “Yo’ezer”, uno de los valientes guerreros del rey David, según el libro de Crónicas (I Crónicas 12:7). Además, el nombre “Hosh’ayahu” podría estar relacionado con “Hoshaya”, una figura mencionada en el libro de Jeremías (Jeremías 43:2), lo que sugiere un posible vínculo entre los personajes del sello y las narrativas bíblicas.
La presencia de estos nombres en un objeto cotidiano como un sello subraya cómo las figuras mencionadas en las escrituras no solo existían en textos religiosos, sino también en la vida diaria, interactuando con la cultura material de su tiempo. “Este hallazgo singular se suma a la lista de innumerables descubrimientos arqueológicos en la Ciudad de David, el sitio histórico de la Jerusalén bíblica, afirmando la herencia bíblica de Jerusalén”, afirmó Ze’ev Orenstein, director de Asuntos Internacionales de la Fundación Ciudad de David.
Contexto histórico y arqueológico
El descubrimiento de este sello de piedra en el Parque Nacional de la Ciudad de David, un sitio arqueológico de enorme importancia en Jerusalén, se enmarca dentro de un contexto histórico y arqueológico más amplio que sigue revelando los secretos de la antigua capital de Judá.
Este hallazgo específico es significativo no solo por su belleza y rareza, sino porque aporta evidencia tangible del impacto cultural asirio en Jerusalén. Durante los siglos IX-VII a.C., Judá estaba bajo la hegemonía del poderoso Imperio Asirio, cuya influencia se refleja en muchos aspectos de la vida cotidiana, desde la arquitectura y el arte hasta los objetos personales, como este sello. La presencia de elementos asirios en un objeto utilizado por un alto funcionario de Judá sugiere una interrelación cultural que fue más profunda y extendida de lo que se reconocía previamente.