Con un enfoque renovado en la conservación del oso negro de Formosa, Taiwán implementó medidas innovadoras para proteger a esta especie en peligro de extinción. Estas iniciativas surgen tras el trágico fallecimiento de Ziman, un joven oso que recuperó la libertad tras una compleja rehabilitación.
La especie, con su distintiva marca blanca en forma de V en el pecho, es un símbolo de identidad y diversidad cultural en Taiwán, anteriormente conocida como Formosa.
“El oso negro de Formosa es una de las siete subespecies de oso negro asiático que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza considera vulnerable a la extinción”, informó la agencia Reuters.
Las lesiones y muertes de la especie
Ziman, el oso que fue rescatado y rehabilitado después de sufrir una amputación de una pata, fue liberado nuevamente en las montañas del centro de Taiwán una vez que se recuperó por completo.
“Por favor, cuídenlo y ayúdenlo a encontrar a sus padres sanos y salvos”, expresó Pihao Payen, líder de una comunidad atayal cercana, según Reuters. Es reflejo del compromiso conjunto de cazadores y conservacionistas taiwaneses en la protección de estos animales.
Desde 2014, la Asociación para la Conservación del Oso Negro de Taiwán registró la captura de 18 osos en trampas, de los cuales seis fueron encontrados muertos. Esta cifra alarmante reveló la necesidad urgente de revisar las prácticas de caza.
“De las herramientas de caza antiguas, como las trampas de metal, que pueden romper huesos o causar lesiones graves en las patas o los dedos de los pies cuando el oso lucha por liberarse”, declaró el cuidador de animales Liu Li-wen a Reuters, para hacer eco del sufrimiento que estas trampas causan.
Las nuevas trampas
Para mitigar el sufrimiento y reducir las muertes, la Agencia de Conservación Forestal y Natural comenzó a distribuir nuevas trampas diseñadas para atrapar únicamente presas más pequeñas y evitar heridas graves en los osos.
“Se han entregado más de 5.600 trampas de este tipo de forma gratuita a cazadores y agricultores”, explicó Pan Wen-ming, un cazador de la etnia Amis, en declaraciones a Reuters, demostrando cómo estas nuevas trampas no ajustan hasta el punto de amputar.
Chen Yen-long, jefe del refugio de osos del Centro de Investigación Wushikeng en Taichung, manifestó su preocupación sobre la actitud de algunos cazadores que, por temor a ser procesados por atrapar a un animal protegido, llegan a matar a los osos.
Sin embargo, con la distribución de trampas más seguras, se espera reducir tales incidentes. “Al menos todavía hay osos en estado salvaje que podemos salvar”, afirmó con esperanza Lai Chiao Ling, un cuidador de osos, a Reuters.
El pequeño Ziman era un cachorro de oso, desafortunadamente, fue encontrado muerto en las montañas solo unas semanas después de ser liberado. Aunque la causa de su muerte no pudo ser determinada, el incidente ha servido como un catalizador para redoblar los esfuerzos en la seguridad y bienestar de estos osos.
La supervivencia de los osos
Las tradiciones de caza y las nuevas tecnologías deben encontrar un equilibrio que asegure la preservación de la fauna taiwanesa mientras respeta las prácticas culturales de las comunidades indígenas.
El oso negro de Formosa, que vive en un 60% de las áreas boscosas de Taiwán, enfrenta numerosos desafíos de supervivencia. Las trampas tradicionales dejaron huellas imborrables en la vida de estos animales.
“Las trampas de acero rebotan en el suelo y tensan sus extremidades cuando son activadas por los animales”, relató Li-wen a Reuters, refiriéndose al dolor que experimentan los osos capturados en estas trampas obsoletas.
Como parte de una cultura de respeto por la vida silvestre, los esfuerzos actuales son un testimonio de cómo las comunidades locales se han adaptado y respondido a las necesidades de conservación. “Intenta minimizar (las lesiones de los osos) mientras permite que los ancianos y los cazadores de nuestras tribus sigan cazando presas”, explicó Wen-ming a Reuters.