Kiribati es una nación insular única en el mundo. Formada por un conjunto de 33 islas y arrecifes de coral repartidos por más de 3.000.000 de kilómetros cuadrados en el océano Pacífico central, Kiribati se extiende a lo largo de la línea ecuatorial, que abarca una inmensa extensión marítima que la convierte en una de las naciones más dispersas geográficamente del planeta. La singularidad de Kiribati radica en su geografía y en la resiliencia de su gente, que enfrenta desafíos económicos, sociales y ambientales monumentales, con la amenaza del cambio climático en el centro de sus preocupaciones.
Geografía y configuración territorial
Kiribati se divide en tres grupos principales de islas: las Islas Gilbert, las Islas Fénix y las Islas de la Línea. La mayoría de sus islas son atolones de coral, estructuras en forma de anillo que rodean lagunas, con la excepción de Banaba, una isla de piedra caliza elevada en las Islas Gilbert. Este archipiélago abarca alrededor de 811 kilómetros cuadrados de tierra firme, una extensión diminuta en comparación con su vasta área oceánica.
Kiritimati, también conocida como Isla de Navidad, es la mayor isla coralina del mundo, con 609 kilómetros cuadrados. Pese a su gran dispersión geográfica, solo 21 de las 33 islas de Kiribati están habitadas, y la mayor parte de la población se concentra en Tarawa, el atolón que alberga la capital, Bairiki.
Kiribati está situada en una zona climática tropical oceánica, caracterizada por temperaturas cálidas que oscilan entre los 25 y 32 grados Celsius durante todo el año. Sin embargo, las condiciones climáticas varían notablemente entre sus islas. Las islas del norte suelen recibir más lluvias, con hasta 4.000 mm anuales, mientras que las islas del sur pueden experimentar sequías severas con menos de 700 mm al año. La escasez de agua dulce y los suelos pobres en nutrientes limitan la vegetación, lo que afecta tanto la agricultura como la supervivencia de sus habitantes.
Historia y situación política
Kiribati fue parte del Protectorado Británico de las Islas Gilbert y Ellice hasta su independencia en 1979. El nombre “Kiribati” es una adaptación de “Gilberts” en el idioma local, el gilbertés. Tras su independencia, Kiribati se convirtió en una república dentro de la Commonwealth of Nations. Aunque cuenta con un sistema democrático, su historia política ha estado marcada por la influencia de potencias extranjeras y los desafíos propios de una nación insular en desarrollo.
El gobierno de Kiribati se centra en Tarawa, donde se encuentran las principales instituciones administrativas y políticas del país. La estabilidad política en Kiribati ha sido notable, aunque su economía y sociedad enfrentan retos persistentes, agravados por la creciente amenaza del cambio climático.
Demografía y sociedad
La población de Kiribati, compuesta mayoritariamente por micronesios de origen gilbertés, supera ligeramente los 121.000 habitantes. El idioma principal es el gilbertés, aunque el inglés también es ampliamente utilizado, especialmente en el ámbito gubernamental y educativo. En términos religiosos, más de la mitad de los habitantes son católicos, seguidos por una proporción de protestantes. A pesar de su reducido tamaño, Kiribati presenta una diversidad cultural rica, reflejada en sus tradiciones, danzas y ceremonias.
Sin embargo, la vida en Kiribati no está exenta de dificultades. La educación es gratuita y obligatoria para los niños de 6 a 14 años, pero la falta de recursos y la necesidad de cubrir gastos adicionales como uniformes y libros limitan la asistencia escolar, especialmente en las islas más remotas. Las oportunidades laborales son escasas, con una tasa de empleo formal baja, lo que lleva a muchos a depender de la agricultura de subsistencia y la pesca.
Líder actual
El presidente de Kiribati es Taneti Maamau, quien asumió el cargo en 2016. Bajo su liderazgo, Kiribati ha enfrentado varios desafios, incluidos problemas económicos, sociales y ambientales. Maamau ha buscado equilibrar las relaciones internacionales mientras promueve políticas que fortalezcan la resiliencia del país frente al cambio climático.
Su gestión ha sido clave en la compra de terrenos en Fiji, una medida destinada a asegurar un refugio para la población en caso de que las condiciones climáticas extremas hagan inhabitable Kiribati. Ahora se encuentran en una plena disputa de las elecciones del país, que Maamau corre riesgo de su reelección
Economía
La economía de Kiribati depende en gran medida de la agricultura, la pesca y los recursos naturales. El copra (carne de coco desecada) y los productos derivados del coco son las principales exportaciones del país, aunque la industria pesquera también desempeña un papel crucial, especialmente a través de la venta de licencias de pesca en su extensa zona económica exclusiva. Sin embargo, la economía es frágil y vulnerable a los cambios en los mercados internacionales, así como a los impactos del cambio climático, que amenazan la sostenibilidad de sus recursos naturales.
El país ha sido históricamente dependiente de la ayuda exterior, lo que refleja la debilidad de su economía interna. Además, la explotación de fosfato en la isla de Banaba, una vez una fuente importante de ingresos, terminó en 1980, dejando a Kiribati con menos opciones económicas. Hoy en día, la mayoría de la población depende de la agricultura de subsistencia y la pesca para su supervivencia, con pocos empleos disponibles fuera del sector público.
Impacto del cambio climático
Kiribati es uno de los países más vulnerables al cambio climático. Con la mayoría de sus islas apenas seis metros por encima del nivel del mar, el aumento del nivel del mar representa una amenaza existencial para el país. La erosión costera, la salinización de los recursos hídricos y la pérdida de tierras habitables son problemas crecientes que ya están afectando a la población. La compra de tierras en Fiji refleja la gravedad de esta amenaza y la necesidad de medidas extremas para asegurar un futuro para los ciudadanos de Kiribati.
Las medidas de adaptación incluyen la construcción de barreras contra las inundaciones y la mejora de la gestión de los recursos hídricos, pero estos esfuerzos pueden no ser suficientes a largo plazo. La comunidad internacional ha reconocido la difícil situación de Kiribati, pero las respuestas han sido lentas, dejando al país en una posición precaria.
Cultura y deportes
A pesar de los desafíos, Kiribati mantiene una rica vida cultural y ha ganado reconocimiento en el ámbito internacional, especialmente en el deporte. Uno de los momentos más notables en la historia reciente fue durante los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016, cuando el levantador de pesas David Katoatau capturó la atención mundial con su carisma y un mensaje urgente sobre el cambio climático.
En los Juegos Olímpicos de París 2024, Kiribati volvió a ser el centro de atención con la participación de la joven judoca Nera Tiebwa.
Con tan solo 15 años, Tiebwa se convirtió en la representante más joven de su país en la historia olímpica. Aunque su participación terminó rápidamente al ser derrotada en cinco segundos por la ucraniana Daria Bilodid, su presencia en los Juegos destacó la perseverancia de Kiribati en el escenario deportivo internacional.