En una reserva de vida silvestre, al sureste de Zimbabue, la joven estudiante Esther Bote, de 14 años, enfrenta un peligroso trayecto para acceder a su educación. Cómo también lo hacen el resto de sus compañeros.
Según información de AP, la agencia estadounidense, cada día, Esther se despierta y se alista antes de emprender un recorrido de unos cinco kilómetros para llegar a la escuela. Algunos llegan a caminar hasta 15 kilómetros. Esta caminata la obliga a atravesar bosques y senderos donde acechan animales salvajes y peligrosos.
Y en ese contexto, Esther y sus compañeros de estudio se tuvieron que obligar adaptarse a nuevas realidades. Según contó AP, los alumnos de la zona reciben lecciones básicas para coexistir con la vida silvestre. Aprenden a reconocer señales de peligro y a comportarse adecuadamente.
Pero a pesar de los esfuerzos de adaptación, la joven expresó su constante preocupación: “A veces vemos huellas de animales. Vemos sus huellas y podemos decir que los elefantes siguen ahí”. Un reciente incidente involucró el ataque de un cocodrilo que dejó a un niño gravemente herido, por suerte y por ahora, no hubo muertes.
Los problemas
Alphonce Chimangaisu, presidente del Comité de Desarrollo Escolar de la Escuela Secundaria Chiyambiro, reconoció que algunos padres evitan enviar a sus hijos a la escuela debido a estas amenazas. “Algunos padres han impedido que sus hijos vayan a la escuela porque no saben qué podría pasar”, citó AP.
La realidad enfrentada por estos escolares refleja desafíos más amplios provocados por el cambio climático. Obert Masaraure, presidente del Sindicato Amalgamado de Maestros Rurales de Zimbabue, indicó que los animales salvajes obligan a modificar los horarios escolares, para evitar peligros durante los desplazamientos: “Tenemos informes de alumnos que se han retirado completamente de la escuela por temor a sus vidas”, explicó Masaraure con AP.
La solución, la misma educación
Dingani Masuku, gerente de enlace comunitario de Save Valley Conservancy, enfatizó la necesidad de centrarse en la educación: “Los más afectados son los niños que van a la escuela, los que van a buscar agua, los que van a buscar leña”.
Destacó que la instrucción es clave para enseñarles a no ver a los animales como adversarios, sino como parte de su comunidad. Y al mismo tiempo a cómo estar a salvo en la convivencia con ellos.
El programa educativo se extiende también a la capacitación de guardabosques comunitarios. AP informó que una joven de 18 años, que recientemente se unió al nuevo cuerpo de guardabosques, enseña a niños sobre el comportamiento animal y cómo protegerse.
La agencia dijo que este nuevo instructor dijo a los niños cómo mantenerse a salvo: “No te acerques a un animal. Si es un león, está buscando comida y tú podrías ser la presa fácil”.
La Autoridad de Gestión de Parques Nacionales y Vida Silvestre de Zimbabue inició esfuerzos para implementar programas de capacitación sobre comportamiento animal en las escuelas. Tinashe Farawo, portavoz de la agencia, explicó la intención de expandir estos programas a nivel nacional en áreas afectadas.
“Hemos creado clubes medioambientales en muchas escuelas donde concientizamos y educamos”, dijo el vocero. Además, resaltó que los niños pueden ser agentes de cambio, llevando el mensaje de coexistencia a sus hogares.
La iniciativa educativa también busca subrayar los beneficios económicos de la conservación de vida silvestre, como el aporte al turismo local. Masuku, citado por la agencia, instó a los chicos: “No vean al animal como un adversario, sino que lo vean como algo beneficioso para la comunidad, algo que debe ser respetado”.
“Esto nos ayuda, ahora sabemos muchas cosas sobre los animales que antes no sabíamos”, contó Esther AP, pese a que la amenaza sigue latente.