El lago Kivu, conocido por su belleza natural y tranquilidad superficial, esconde una amenaza potencialmente letal bajo sus aguas. Este cuerpo de agua, compartido entre Ruanda y la República Democrática del Congo (RDC), contiene enormes cantidades de dióxido de carbono y metano. Su configuración geológica única lo convierte en un candidato para una erupción límnica, fenómeno que podría liberar vastas nubes de gases tóxicos y asfixiar a millones de personas.
National Geographic informa que el fondo del lago Kivu contiene aproximadamente 300 km³ de dióxido de carbono disuelto y 58 km³ de metano. El ingeniero y fundador de Hydragas Energy, Philip Morkel, declaró a esta plataforma: “Cuando el lago alcance el 100% de saturación (y actualmente está en algún punto por encima del 60%) entrará en erupción espontáneamente”. Comparó este fenómeno con una olla de agua hirviendo, tranquilamente amenazante hasta que empieza a burbujear.
Proyecto KivuWatt: entre la explotación y la seguridad
Para mitigar este riesgo y al mismo tiempo aprovechar los recursos del lago, el gobierno de Ruanda ha autorizado a la empresa británica ContourGlobal implementar el proyecto KivuWatt. Básicamente, se extrae el agua de cierta profundidad por debajo del límite de gradiente de densidad, donde se encuentra el agua rica en gas, y en la superficie, se separa el agua del CO2 y el metano. Luego, el agua desgasificada se devuelve al lago. Esta iniciativa actualmente aporta 26 megavatios de energía a la red eléctrica de Ruanda.
Sin embargo, algunos investigadores advierten que este proceso podría desencadenar la misma erupción límnica que se pretende evitar. Surge un debate sobre los métodos más seguros para la extracción del gas. Sergei Katsev, limnólogo de la Universidad de Minnesota Duluth, mostró sus reservas señalando que “es un compromiso entre seguridad y explotación comercial a largo plazo”.
Un debate entre científicos
La revista Nature añade más al debate científico. Informaron que el lago Kivu podría liberar el equivalente a entre 2 y 6 gigatoneladas de carbono en un solo día, aumentando el riesgo de una crisis humanitaria sin precedentes. En una reciente erupción volcánica del Monte Nyiragongo en 2021, se evitó por poco una liberación masiva de gases del lago. Dario Tedesco, un vulcanólogo que trabaja en Ruanda, expresó su preocupación respecto a la seguridad en la región, mencionando que “la combinación de gases subterráneos y actividad volcánica crea un potencial significativo para múltiples desencadenantes”.
El peligro de la metanización
El proceso de extracción de metano no está exento de controversia. Mientras que algunos expertos creen que la extracción a pequeña escala es manejable, otros, como Finn Hirslund, advierten sobre “destruir el gradiente principal” del lago, lo que podría aumentar el riesgo de una erupción catastrófica. La metodología actual utilizada por KivuWatt ha provocado inquietudes sobre su impacto a largo plazo en la estructura del lago.
Martin Schmid, investigador del Instituto Suizo de Investigación sobre el Agua y el Medio Ambiente, explicó a National Geographic que “aunque sabemos que el proceso de desgasificación cambia la estratificación del lago, no creemos que esto sea realmente un problema, pero las predicciones nunca son del todo correctas”. Esta declaración subraya la incertidumbre científica en torno a los efectos del proyecto de KivuWatt.
Proyectos alternativos y futuro
A largo plazo, se necesita una evaluación cuidadosa y constante del lago Kivu. El Rwanda Environment Management Authority (REMA) supervisa la estabilidad del lago, realizando perfiles semanales. Según Nature, Francois Darchambeau, limnólogo en KivuWatt, mencionó que “tras cinco años de operación, la firma comenzó a ver un debilitamiento de la estabilidad del lago, aunque no mucho”.
El futuro del lago Kivu aún está lleno de incógnitas. Proyectos alternativos como los iniciados en el lago Nyos y el lago Monoun en Camerún, que experimentaron erupciones similares, ofrecen algunos caminos potenciales. La empresa Limnological Engineering ha iniciado un proyecto piloto para desgasificar parte del lago Kivu, pero dada la escala mucho mayor del lago, el desafío es significativamente más grande.
Vigilancia y cooperación internacional
La monumental tarea de manejar este inusual lago submarino requiere no solo vigilancia constante sino cooperación internacional. Un enfoque equilibrado que combine seguridad y explotación responsable es crucial para prevenir una catástrofe. Martin Schmid resume la situación de forma adecuada cuando dice que “antes de pasar a mayores cantidades de extracción, tiene que haber un acuerdo sobre qué método utilizar”.
Nature subraya un llamado a la acción urgente: “Quizás la única manera de resolver el debate sobre cómo estas operaciones podrían afectar al lago es monitorear si y cómo están cambiando las capas de densidad”. Este monitoreo permitirá a los especialistas ajustar sus estrategias y métodos de manera adecuada para garantizar la seguridad de millones de personas.