Jeanne Baret, la mujer que desafió las reglas, se vistió de hombre y fue la primera en dar la vuelta al mundo

Navegó por el mundo llevando su pasión por la botánica a los lugares más inhóspitos

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Jeanne Baret nació el 27 de julio de 1740 en Borgoña, Francia  - (Imagen Ilustrativa Infobae)
Jeanne Baret nació el 27 de julio de 1740 en Borgoña, Francia - (Imagen Ilustrativa Infobae)

En la historia de la exploración y la ciencia, Jeanne Baret se destaca como la primera mujer en dar la vuelta al mundo, todo mientras enfrentaba las estrictas prohibiciones de su época y disfrazándose de hombre para hacerlo. Nació el 27 de julio de 1740 en un pequeño pueblo de la Borgoña francesa, su vida y logros permanecieron en gran parte olvidados hasta hace pocos años, cuando estudios y publicaciones recientes revelaron su importancia en la botánica y la historia de la exploración.

Una mujer desafiante en tiempos difíciles

La vida de Baret tuvo un gran quiebre cuando comenzó a trabajar como ama de llaves para el naturalista Philibert Commerson después de la muerte de su esposa en 1762. Jeanne aprendió sobre botánica junto a Commerson, quien le confió la tarea de preparar herbarios y organizar colecciones. Esta colaboración científica e íntima los llevó a París, donde el hombre fue nombrado botánico del rey Luis XV.

En 1765, Commerson fue seleccionado para participar en una expedición marítima liderada por el explorador Louis Antoine de Bougainville. Esta misión tenía como objetivo circunnavegar el globo y realizar un catálogo exhaustivo de especies vegetales. Sin embargo, las estrictas leyes francesas de la época prohibían la presencia de mujeres a bordo de los barcos de la corona. Esta restricción llevó a Baret a tomar la decisión de disfrazarse de hombre bajo el nombre de Jean Baré para poder acompañarlo.

En 2012, se nombró la planta Solanum baretiae en su honor - (Imagen Ilustrativa Infobae)
En 2012, se nombró la planta Solanum baretiae en su honor - (Imagen Ilustrativa Infobae)

El viaje y los logros botánicos

La expedición de Bougainville, compuesta por dos fragatas, La Boudeuse y l’Étoile, partió el 1 de febrero de 1767. La vida a bordo era dura, y mantener su disfraz requería de Jeanne un esfuerzo extraordinario. Durante la travesía, recorrieron lugares como Brasil, Tahití, Madagascar, y la Patagonia, donde Baret recolectó miles de especies de plantas nuevas para la ciencia. En varias ocasiones, fue la propia Jeanne quien hizo la mayor parte del trabajo de campo debido a la precaria salud de Commerson.

El disimulo no duró para siempre. Cuando llegaron a Tahití en 1768, la verdadera identidad de Jeanne fue descubierta por los lugareños, lo que obligó tanto a Commerson como a Baret a desembarcar en la Isla Mauricio. Allí, el dúo continuo con su trabajo y recolectaron plantas hasta la muerte de Commerson en 1773.

La vuelta a Francia y el reconocimiento tardío

Tras la muerte del hombre, Jeanne se casó con un militar francés, permitiéndole regresar a Francia en 1776. Al completar su regreso, Jeanne Baret se convirtió oficialmente en la primera mujer en dar la vuelta al mundo.

Se disfrazó de hombre y viajó bajo el nombre de Jean Baré
Se disfrazó de hombre y viajó bajo el nombre de Jean Baré

A su llegada, traía consigo más de treinta cajas con alrededor de 5.000 especies de plantas recolectadas, de las cuales se estima que 3.000 eran desconocidas para la ciencia europea. Estas colecciones fueron donadas al Muséum d’Histoire Naturelle de París, donde se conservaron y estudiaron durante años.

Un legado redescubierto

El reconocimiento de Jeanne Baret llegó tarde, después de su muerte. La mujer falleció el 5 de agosto de 1807, a los 67 años. Georges-Louis Leclerc, conocido como el Conde de Buffon, y otros botánicos como Joseph de Jussieu y Jean-Baptiste Lamarck examinaron sus colecciones, aunque su nombre pasó desapercibido durante muchos años. Fue Lamarck quien finalmente destacó la importancia de sus contribuciones a la botánica.

Sin embargo, el verdadero homenaje llegarían mucho después. En 2012, el biólogo Eric Tepe y su equipo bautizaron una especie de planta con el nombre de Solanum baretiae en honor a Jeanne Baret. Tepe explicó este reconocimiento como un acto de justicia hacia una científica que había sido pasada por alto: “En mi trabajo como investigador, descubrí varias especies nuevas de Solanum y creí que Baret merecía reconocimiento por su trabajo. Contacté a la autora Glynis Ridley para proponerle nombrar una de estas nuevas especies en honor a Baret, y enmendar así de alguna manera la amnesia histórica en relación con Baret”.

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