La urgente necesidad de encontrar soluciones sostenibles para combatir la contaminación y el cambio climático está impulsando a países de todo el mundo a invertir en energías renovables. En este contexto, Australia ha aprobado un ambicioso plan para construir el parque solar más grande del mundo, un proyecto que promete ser un hito en la transición hacia una producción energética más limpia y eficiente. Esta iniciativa no solo pretende reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, sino también posicionar al país como un líder global en el sector de las energías renovables, demostrando su compromiso con un futuro más sostenible.
El ambicioso plan para construir una enorme granja solar en el remoto norte de Australia ha dado un paso significativo hacia su realización tras obtener aprobaciones ambientales por parte del gobierno australiano. El proyecto, valorado en 30 mil millones de dólares australianos (equivalentes a 19 mil millones de dólares estadounidenses), busca transmitir energía a Singapur a través de un cable submarino.
Sun Cable, una compañía australiana, está detrás de esta iniciativa que incluye la construcción de una granja solar de 12,400 hectáreas y la transmisión de electricidad hasta la ciudad de Darwin a través de una línea de transmisión aérea de 800 kilómetros (497 millas). Posteriormente, la energía será transportada a clientes industriales en Singapur mediante un cable submarino de 4,300 kilómetros (2,672 millas).
De acuerdo con la ministra de Medio Ambiente australiana, Tanya Plibersek, el proyecto Australia-Asia PowerLink tiene como objetivo entregar hasta seis gigavatios de electricidad verde al año y ayudará a posicionar a Australia como “una súper potencia de energía renovable” y a impulsar su economía. “Este proyecto masivo es una pieza de infraestructura definitoria para nuestra generación”, afirmó Plibersek en un comunicado escrito el miércoles. “Será el precinto solar más grande del mundo y proclama a Australia como líder mundial en energía verde”, reportó TIME.
El proyecto fue inicialmente apoyado por el magnate minero Andrew Forrest y el cofundador de Atlassian, Mike Cannon-Brookes. Las propuestas se destacaron durante una visita de estado del entonces primer ministro de Singapur, Lee Hsien Loong, y el primer ministro de Australia, Anthony Albanese, como parte de un acuerdo de ‘Economía Verde’ en 2022. Sin embargo, en enero de 2023, el proyecto colapsó cuando Sun Cable entró en administración voluntaria debido a una disputa de financiamiento entre Forrest y Cannon-Brookes. Para mayo de ese mismo año, un consorcio liderado por las Grok Ventures de Cannon-Brookes adquirió la compañía, finalizando la adquisición en septiembre de 2023.
En cuanto a los siguientes pasos, el director general de Sun Cable en Australia, Cameron Garnsworthy, expresó satisfacción por haber superado un gran obstáculo regulatorio y que ahora la empresa concentrará sus esfuerzos en la próxima etapa de planificación. “Estamos satisfechos de haber superado un gran obstáculo regulatorio”, dijo Garnsworthy y añadió que ahora se centrarán en avanzar hacia una Decisión de Inversión Final programada para 2027. La empresa también informó que el suministro de electricidad comenzará a principios de la década de 2030.
El tema energético ha sido una cuestión politizada en Australia durante casi dos décadas. El país depende en gran medida del carbón y el gas, así como de las regalías por la exportación de estos combustibles para sustentar su economía. Esta dependencia de los combustibles fósiles ha convertido históricamente a Australia en uno de los emisores de gases de efecto invernadero per cápita más altos del mundo. En junio, el principal partido de oposición de Australia anunció planes para construir las primeras plantas nucleares del país para 2035, lo que asegura que los partidos principales estarán divididos sobre cómo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en las elecciones previstas para el próximo año.
Desde 2007, los partidos no han pasado unas elecciones con las mismas políticas de reducción de carbono. Plibersek no dejó pasar la oportunidad para recalcar las diferencias: “Los australianos tienen una elección entre una transición hacia la energía renovable que ya está en marcha, creando empleos y reduciendo los precios; o pagar por una fantasía nuclear costosa que puede que nunca se haga realidad”, declaró la ministra.